Las malas adaptaciones

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Este es un mal que aqueja a muchas obras ficticias que están basadas en otras. Es difícil pasar historias de un medio a otro; principalmente si ya gozan de gran fama y aceptación por parte de un público en específico en su formato inicial, porque las expectativas siempre serán más altas, y los fans del original esperan que no arruinen sus obras favoritas de la manera más innecesaria.

La gran falla de la que pecan estas producciones es basarse en lo comercial para adaptar determinada historia, sin tomar en cuenta el potencial que podría tener para funcionar en ese medio. Eso es algo que no se puede remediar; el dinero mueve al mundo y debemos hacernos a la idea de que la industria del entretenimiento funciona así. Más allá de ello, para que una obra ficticia funcione en otro medio, es necesario tomar en cuenta tres elementos indispensables: el cast o equipo de producción involucrado en su realización, el presupuesto que se le asigne (más aún si hay fantasía, ciencia ficción y muchos efectos especiales en escena) y, sobre todo, qué tanto se respeten las bases sobre las que se construyó originalmente la historia; si se trata de una obra muy cruda o que aborde temas muy polémicos y necesita algún grado de suavización para hacerla asequible a una audiencia más amplia. Ya sea una adaptación de libro a película, de manga a anime o live-action, de cómics a universo cinematográfico, entre otros, estos tres puntos son la clave del éxito. Se los demostraré mediante tres ejemplos de adaptaciones bien hechas, una que a mi parecer le falta algo y dos que sencillamente estuvieron mal.

Yo nunca me decidía a ver una película de Sherlock Holmes, aunque las anunciaran en la televisión. He leído las cuatro novelas y 56 relatos que componen el canon holmesiano; a estas alturas, sobra decir que soy una gran fanática de este personaje. Un día, por fin le di una oportunidad a la serie Sherlock (que al principio la tenía como película, por la duración de los capítulos); al saber que estaba ambientada en la época actual, con grandes cambios respecto a los libros, casi que me tapé la cara durante los primeros momentos como si aquello fuese una película de terror, pues temía que arruinaran la magia de los libros. Para mi alivio, lo hicieron muy bien, algo que creo que está fundamentado en el gran trabajo que hicieron escogiendo al reparto. Benedict Cumberbatch es un Sherlock perfecto y lleno de matices, que me convenció desde el minuto uno, a tal punto que me hizo decir: “Bueno, si no otra cosa, al menos este Sherlock tiene buena presencia”. Su química con Martin Freeman es buenísima y fundamental para que la trama fluya sin hacerse pesada, a pesar de la duración de sus capítulos. Sobre todo, me percaté de que las historias de Sherlock Holmes funcionan sin importar la época o el lugar, porque todo se basa en resolver crímenes que nadie más puede solucionar utilizando su particular genialidad. No obstante, cuando me topé con una versión cinematográfica del gran detective consultor que no era interpretado por Benedict Cumberbatch, me volvieron las dudas; pero, tras darle un chance, no sé cómo pude dudar de la calidad de este filme. No me atrevo a comparar la calidad interpretativa de Robert Downey Jr. con la de Benedict Cumberbatch, ni podría decir quién lo hizo mejor, porque la verdad es que ambos hicieron un excelente trabajo representando a Sherlock Holmes.

Otra de mis gratas sorpresas fue la adaptación cinematográfica del clásico Mujercitas. Este es uno de mis libros de cabecera y lo he leído miles de veces, así que me disculparán si sentía mis reticencias acerca de qué tan bien podría captar un filme el mensaje de amor familiar que transmite la novela. Si bien la película comprime algunas cosas y añade detalles del libro Las mujercitas se casan, no están mal integrados y las actuaciones son muy buenas.

Mención especial para Rurouni Kenshin, una historia tan buena y bien tratada, que ha conseguido triunfar en tres medios diferentes.

En contraste con lo anterior, el filme El Padrino, inspirado en el libro homónimo, a pesar de contar con actuaciones icónicas, actores legendarios, una dirección excelente, una buena trama y, de hecho, ser considerada como una de las mejores películas de la historia del cine, me resultó la mar de aburrida; todo lo contrario a la obra original. Lo he meditado, y llegué a la conclusión de que la narrativa del libro es su esencia y principal punto fuerte. Ese es un aspecto inimitable, que no se puede retratar en la gran pantalla. No es lo mismo ver a personajes haciendo cosas en pantalla, que entender sus puntos de vista, por más retorcidos que estos sean. Gran parte del atractivo de El Padrino residía en mostrarnos el mundo tanto interno como externo de estos hombres, que podían ser asesinos despiadados a la vez que amorosos padres de familia. El filme no logra transmitirte esas sensaciones, lo que me parece un paso en falso por parte de la adaptación.

Las series que marcaron mi infanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora