We 2: Be my Baby ✔

XXIII

Acomodé mejor mi codo y así alzarme, para poder mejor ver como mordía con fervor su rebanada de pizza. Luego de celebrar que "volvimos", llamamos a Delivery por una caja de pizza extra grande, ya que al brincarnos la After party, ninguno de los dos había comido nada.

— Efto fealmente eftá muy bueno –dijo con la boca llena de pizza.

— ¡Harry! –le reproché riendo.

— Perdón –susurró luego de tragar.

Negué con la cabeza sonriendo ante su mirada traviesa. No puedo creer que estemos juntos nuevamente.

— ¿Queres la última? –preguntó señalando la rebanada solitaria en medio de la caja.

— Creo que tuve suficiente –le dije.

— Nena, sólo comiste 3 –me dijo mientras tomaba la porción de pizza en sus manos.

— Y tu 12 con ésta –le recordé–. No soy de comer mucha pizza.

— Al menos te hice comer algo –sonrió antes de beber un poco de coca cola.

Introduje mis piernas en la camisa blanca que él me prestó hace media hora atrás. Le había comentado que no me gustaba el vestido y él me ofreció tomar algo de su ropa para estar más cómoda. Y realmente amaba esta camisa. Tiene su aroma.

— Voy a llevar esto a la basura. Vuelvo en un segundo –me informó. Asentí mirándole desaparecer por una de las puertas de la casa.

Me levanté del suelo, y alcancé mi bolso de mano en la mesita donde lo había dejado cuando vinimos. Saqué mi teléfono mirando que tenía 4 textos nuevos.

"Usen condón" –Zayn.
"Tratalo bien. Te ama" –Liam.
"Me cuentas los detalles luego. Incluidos los sucios *you know.. Setso salvaje*" –Zayn.
"¿Dónde te metiste?" –Scott.

Reí ante las ocurrencias de Zayn, pero decidí ignorarlo. Luego hablaría con él.

"Estoy en casa de Harry. Estoy bien. Lamento no avisar. Te veo mañana" –le envié a Scott.

"Estamos juntos. Realmente juntos" –le envié a Liam.

— ¿Entretenida? –preguntó Harry mientras entraba por una de las puertas sacudiéndose las manos.

Bajé mi teléfono mirando lo hermoso que se veía.

— Los chicos –me encogí de hombros.

— Son molestos a veces –acordó.

Se sentó a mi lado y pasó su brazo por mis hombros.

— Me alegra que estés aquí –susurró.

— Me gusta estar aquí –admití mirándole.

— Te amo tanto –confesó mirándome atentamente.

— Lo sé. Y yo lo hago también –le dije acercándome a él.

Mi teléfono cayó al suelo, y no me importó. No cuando estaba uniendo mis labios con los de él.