Él aparenta ser un chico bueno, que durante día y noche da su mejor esfuerzo por ser el mejor. Sin embargo, cada vez su soledad crece sin importar cuanto sonría.
Ella es una chica que de la noche a la mañana perdió todo, que se encuentra sola en un...
La habitación a penas era iluminada por una tenue luz roja gracias a la lámpara de la mesita de noche. Ambos jóvenes se encontraban en el sofá, sus cuerpos estaban muy cerca pero, las circunstancias no eran tan buenas.
La joven de ojos azules, los cuales se veían más oscuros gracias al contraste con la iluminación rojiza, acariciaba el rostro de su acompañante para calmar el ardor de sus heridas al entrar en contacto con el alcohol.
─Mis recuerdos son borrosos, pero no olvido lo que sucedió esa noche antes del accidente.
Decía la chica retomando una conversación que por mucho tiempo quiso ignorar, rompiendo con el cómodo silencio. El hombre asintió con la cabeza con lentitud.
─¿Qué es lo que sentiste cuando lo conociste?
La ojiazul frunció el ceño. ─¿A qué te refieres?
─Es decir, ¿viste la figura de un padre en él? ─reiteró el castaño, intentó conectar su mirada con la de su chica pero, ella bajaba su cabeza.
─Tal vez, vi en él un refugio donde me sentía segura, pero en el cual también podía ser yo misma aunque era contradictorio.
─¿Contradictorio?
─Sí ─ella suspiró─, me sentía bien a su lado, como si por fin hubiera encontrado lo que tanto deseaba.
─¿Pero...? ─el chico inclinó su cabeza, sabiendo que la joven tenía más para decir.
─Pero, aunque fuera especial cada momento, no dejaba de sentirme insegura, creía que me dañaría algún día.
─Y lo hizo. ─respondió el castaño con firmeza, sin embargo, la ojiazul negó.
─No solo fue él, también me lastimé a mí misma.
─¿Por qué lo dices?
─Por mis caprichos, por mis ilusiones de poder tener el amor que no recibí en mi casa.
─Tampoco es malo, no sabías lo que sucedería o lo que había detrás de esto.
Ella volvió a negar. ─Quizá no, pero estar a su lado no resolvería mis problemas, no me daría el amor que necesito.
El hombre tomó la muñeca de la joven y acercó su rostro al de ella. Poco a poco la distancia se fue acortando, sintiendo el suave roce de sus narices.
─¿Y qué tipo de amor necesitas, Jae-Eun?
La joven tartamudeo, se quedó en blanco sin tener idea qué responder. Aquel chico había jugado con ella tantas veces que inclusive, con únicamente verlo a los ojos, parecía que él lograba descifrar tus pensamientos y sensaciones.
¿Acaso Jae-Eun era tan transparente? Tal vez sí.
─Sunoo, yo ─intentó hablar la ojiazul y después de un respiro, contestó─, no lo sé. Creo que sigo buscándolo.
─Sigues buscando el amor. ─El chico repitió sus palabras, asintiendo lentamente con su cabeza.
Por unos segundos su vista se apartó, cayendo sobre los labios de la chica pero cuando ella sostuvo de una manera distinta el rostro del hombre, este conectó de nuevo sus ojos.
─¿Puedo ayudarte? Creo que estamos en el mismo vacío.
Jae-Eun soltó una risita nasal. ─¿También buscas el amor?
─No, no necesito el amor o algo parecido.
─Entonces, ¿por qué quieres ayudarme? ─la ojiazul frunció el ceño y se alejó un poco de Sunoo, pero este la retuvo cerca de él tomándola por su muñeca.
─Porque quiero estar contigo, te necesito a ti.
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