Marina
Cuentas una primera mentira piadosa con mucho temor por ser descubierto, piensas en los detalles, la moldeas para que sea creíble. Las personas te creerán sin dudarlo porque eres tú, la que siempre ha sido sincera, sumisa y transparente.
¿Lo tienes? Ahora cuentas la segunda; ya lo haces con más confianza, no piensas en los detalles con tanta atención porque ya sabes que te creerán digas lo que digas ¿Quién podría dudar de ti? Eres incapaz de mentir según ellos.
La tercera llega casi sin que te des cuenta, te estás haciendo un profesional en esto. Te sorprendes de ti mismo, ya no hay dudas de que te creerán digas lo que digas y que la única forma de mantener toda la fachada, es mintiendo una y otra vez, no hay escapatoria.
Porque cuando empiezas a mentir, no hay forma de parar.
Llegará un momento en que ni tú mismo serás capaz de diferenciar la verdad entre tantas falacias, estarás atrapado en tus propias palabras sin distinguir la certeza.
Y aún cuando las falsedades te hayan permitido inventar un mundo perfecto, ten cuidado: "la mentira puede adelantarse mil años, pero a la verdad solo le costará un segundo destruirlo todo".
En ese idílico mundo en el que viví por tanto tiempo, ahora se me hacía tan fácil tirar de una mentira tras otra, como si de un tonto juego de jenga se tratase; para ver como los edificios que me protegían caen unos con otros.
Me aferro a la idea de que mi hermano está vivo, deseo con todas mis fuerzas que esa sea una verdad, que me ayude a edificar de otro modo mi horrible realidad. A pesar de ello, me niego a creer que mi padre es el monstruo que Harold me quiere hacer creer, deseo que esa sea una mentira.
A pesar de odiar las distintas falacias que fui encontrando, sé que pondré todo de mi para que esa sea una más. Un malentendido que he de clarificar, el padre que conozco no es ese monstruo que manda a matar a su hijo.
No y no.
Alguien estaba mintiendo, puedo sentir esa pieza que no encaja casi como si me estuviera llamando para ser desvelada. Sólo Dios sabe que no voy a parar hasta desenmascarar al impostor.
— Digamos que te creo. — Le digo a Harold mientras me siento frente a él del otro lado de la encimera. Él caminó hasta allí a comer más de mi cena. — ¿Qué sigue ahora? — Harold me miró, mostrando esa sonrisa felina que acude a su rostro cuando se siente victorioso y me odié por empezar la oración diciendo que le creía. No hice más que agrandar su enorme ego, que para este punto ocupa toda la habitación.
— Nada, gatita. — Respondió tomando otro trozo de pizza en sus manos. — Ahora que sabes la verdad, puedes deducir tú solita las consecuencias de exponernos. Debes esperar y dejar esto en manos de los profesionales. — Lo miré con los ojos entrecerrados. No me gusta nada la idea de quedarme al margen de todo, tampoco me gusta que el muy imbécil se está acabando toda mi pizza. Debo hacer algo por ambas causas nobles.
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Marina: Lie or Die
Misterio / SuspensoEn el calmo y olvidado suburbio de Reynolds, no hay mucho con lo cual divertirse. ¡Es por eso que la vida de los demás resulta tan atractiva! Respecto a ello ¿No te has dado cuenta? ¡Marina Prescott sí que anda rara! Ya sabes, desde su misteriosa r...