Capítulo IV: Incógnito

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Por Celestia, ¿dónde se había metido?

Fue cegado por el mora y tentado por el diablo. ¿En qué demonios pensaba? ¿Cuando vender su cuerpo fue una opción? El mora, el maldito mora lo había llevado allí. Había comenzado hasta odiarlo, pero cuánto lo necesitaba. Estaba por ejecutar el último plan que se le hubiera ocurrido. No, jamás en toda su existencia se le hubiera ocurrido tal hazaña. ¿Cómo fue que llegó hasta ese punto? Si no fuera por su lujurioso jefe...

¿Será que le dio demasiada pena? Sabía de su situación financiera y más aún tuvo el descaro de pedirle un aumento mayor cuando apenas había sido ascendido. Zhongli no se consideraba precisamente atractivo, menos con la fachada que luce cada día en las oficinas del trabajo. Todo desaliñado y aún así se había fijado en él. He de decir que al castaño le halagaba un poco haber robado la atención de su jefe. Pero de igual forma sentía que estaba por hacer algo malo.

Por los arcontes, era un adulto, podía dar riendas sueltas a su vida como quisiese, siempre y cuando pueda permitírselo. Estaba por tener sexo a cambio de dinero. Eso era. Al fin lo había aceptado. Sexo por dinero. Zhongli gritó internamente.

Estaba profundamente avergonzado pero determinado a conseguir ese mora. No quería que nadie se enterara, de lo contrario los rumores se esparcirían cual pólvora. Sería víctima de otros engendros que solo querían su cuerpo. Debía mantener su reputación, no quería que sus amistades, en especial Hu Tao, descubriera tales actividades nocturnas. Necesitaba estar de incógnito.

Esto iba a ser muy raro, ¿cómo se suponía que debía hacerlo? Tal vez si... las ideas tan brillantes del castaño no paraban de surgir. Iba a hacer la segunda estupidez más grande de su vida pero no iba a arriesgar lo poco bueno que tenía en su vida.

Se debía de encontrar con el pelirrojo en una hora y media en un hotel cercano. Tenía cierta fama y grandes aires de elegancia. Debía vestirse acorde al ambiente pero de incógnito a la vez. Ahí es donde su idea entraba en juego.

Sin más Zhongli abrió el placard y comenzó a elegir las prendas que usaría esa noche. Se estaba preparando para la velada, la noche más incómoda de su vida.

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Esta era sin duda la peor idea que tuvo en su vida, seguida por aceptar aquel contrato que lo llevó a la situación actual. ¿Aún podía retractarse, dar media vuelta y volver a su miseria de vida?

Se encontraba en la entrada del hotel Luxor, camino a la cama de su jefe. Por Celestia, que mal sonaba.

Camino con falsa seguridad y se adentró a la instalación. Las brillantes luces de la araña colgante en el centro del lobby lo cegaron. Había más gente que se la imaginaba yendo y viniendo con maletas y equipaje de mano a pesar de la hora. Los ventanales daban a la agitada ciudad mientras que las cortinas eran de un color hueso. Sillones amueblaban la sala con su tapizado claro, un color suave blanquecino. En otras palabras, un lugar de nivel, que emanaba elegancia mires por donde mires. Zhongli no encajaba en ese ambiente. Pero hoy era uno con él.

― ¿Necesita ayuda señorita? ―dijo la recepcionista, era joven con cabellos rubios y ojos claros. Parecía cansada. Al parecer su disfraz estaba funcionando.

Suelta su cabellera y un vestido negro simple habían hecho maravillas. La suave tela de su vestido remarcaban su figura en especial su cintura. El corte que este realizaba en aquella zona lo hacía demasiado estilizado. Los tacos bajos negros le hacían doler pero eran parte del atuendo. Sus ojos ámbar resaltaban con el maquillaje carmesí que se había aplicado y sus labios con un suave brillo le daban una mirada femenina. Nunca pensó estar en los zapatos de una dama. Y allí se encontraba todo producido como una actriz para su obra. Era muy complicado que lo reconocieran. Realmente estaba de incógnito.

Incógnito | Zhongli X Tartaglia/Childe (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora