El recuerdo

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Al enterarse todos lo que había pasado, empezaron a buscar a Cristina por cielo y tierra, para que explicará con cada detalle el asesinato de su esposo, pero buscarla era perder el tiempo ya que luego de haber acabado con esa terrible pesadilla, Cristina tuvo que huir del pueblo para librarse de la cárcel, ella se fue a vivir a Pereira en una cabaña alejada de la multitud donde nadie supiera el paradero. Su mundo se fue poniendo a blanco y negro, sin ninguna razón de felicidad, aunque había terminado con la vida de ese hombre nada marchaba mejor, en el día fumaba hasta tres cajas de cigarrillos, bebía durante la noche hasta quedarse dormida y así olvidar lo sucedido. Sin embargo ese recuerdo la perseguía siempre y no permitía que fuera feliz ni que siguiera su vida en paz, era como si estuviera viviendo en un completo infierno que la presionaba. No tenía comunicación con sus hijos y estaba aislada de todos por huir de la ley. Cristiana lloraba sin parar al recordar su hogar, sus hijos que eran su razón de vivir y por la cual tomo ese decisión, la presencia y el mal de Rubén la perseguían fuertemente sin darle un suspiro de alivio a esa pobre mujer que solo ha pasado por momentos amargos y oscuros.

Cada noche Cristina se miraba al espejo repitiendo estas palabras:

-Déjame en paz Rubén, ¿No es suficiente el daño que me hiciste en vida?.
-Ni muerto dejas de molestarme, lárgate de mi vida, ya vivir está pesadilla, vete por favor.

Al sentir tanta ironía quebró un vaso en el espejo y se sentó a llorar por horas hasta quedarse dormida. Al amanecer sentía que la cabeza iba a explotar de lo tanto que lloro, además no comió nada el día anterior por estar pensando en el. Era lógico que no quería nada, si lo veía hasta en la sopa.

Cada vez Cristina se veía consumida física y mentalmente, no quería alimentarse adecuadamente por la angustia y la tristeza que tenía su alma. Por la soledad que la acompaña en ese lugar rodeado de bosque, donde solo se escuchaba el cantar de las aves y en la noche serena la mirada de los búhos.  Ella realmente no sabia como sobrevivir en este proceso tan difícil. Si tan solo pudiera ver hablar o ver a sus hijos por un minuto todo sería diferente, pero lamentablemente ellos pensaban que su madre había desaparecido del mapa y que quizá se había matado también.

La vida para ellos también cambio con ese golpe tan fuerte, por que apesar de todo, Rubén era su padre y les dolió saber que ya había muerto por culpa de su madre. Nunca imaginaron que ese acto  pasaría  y que los marcarían  para  siempre.

Sus hijos quedaron solos y con un gran vacío en su alma al no tener a sus padres cuidandolos. No explican como esto pudo pasar tan de repente, ellos no veían nada malo en sus padres, no vieron los momentos violentosos de Rubén hacía Cristina. Solo escuchaban lo que discutían pero no presenciaron los golpes.

Como aún eran tan inocentes veían todo muy natural, cuanto Cristiana tenía morados en su cuerpo, decía que se había caído y ellos le creían fácilmente.

Mar de lágrimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora