𝟙: 𝘩𝘦𝘭𝘭𝘰, 𝘪𝘵'𝘴 𝘮𝘦, 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘯𝘪𝘨𝘩𝘵𝘮𝘢𝘳𝘦

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Mi alarma suena como si una bomba fuese a estallar en ese mismísimo instante.

¡BIP, BIP, BIP!

Suelto un perezoso gruñido al rodar en mi cama, a la vez que busco mi teléfono para desactivar el sonido y terminar de abrir los ojos. Me fijo en la hora y son las seis en punto de la mañana, como siempre, justo a tiempo para arreglarme y caminar hacia la universidad. ¿Qué día es hoy? ¿Cómo que van a quitar mi drama favorito de Netflix?

"Yoo Jeongyeon, deja de revisar Instagram, levanta el culo".

Suspiro frustrada, regañándome a mí misma y me desprendo del calor de las sábanas. Es diciembre, hace un frío de mierda y afuera sigue oscuro. Odio con todo mi ser meterme a clases de 7 a.m., pero Sana las ama. Y yo la amo porque puedo dormir en clase mientras ella toma apuntes frenéticamente.

Me deshago de los ganchos que puse en mi cabello antes de dormir y paso los dedos entre mis cortas hebras negras para peinarlo tras la ducha de anoche; en serio estoy agradecida por haberlo cortado el fin de semana, me quitaba bastante tiempo en las mañanas.

Acto seguido, me despojo del pijama rojo que suelo usar en esta época del año y paseo desnuda por mi habitación hasta sumergirme en las profundidades de mi walk in closet. Una ajustada falda negra de terciopelo, una blusa azul, abrigo negro y Docs negras de cuero completan el outfit. Voy hacia el baño para completar mi rutina de higiene diaria y salgo de mi pieza con mi bolso plateado de todos los días y los zapatos elegidos en mano.

Seamos honestos... ¿Quién tiene tiempo de hacer la cama a esta hora? Solo una posible asesina serial tendría una rutina de mañana que incluya hacer la cama.

Son las 6:36, estoy saliendo con varios minutos de sobra. Sentada en la entrada, me calzo las Docs y salgo del departamento familiar con mucho sigilo. Mis padres y hermanas están despiertos, pero me pesa bastante despedirme de ellos a esta hora porque siempre hay algo de lo que llevo puesto que no es apropiado para una futura abogada. Ruedo los ojos de solo pensar en el hipotético sermón y cierro despacio.

El camino hacia mi facultad no es muy largo, vivo a cinco amplias cuadras del campus que me toman algo de 15 minutos. Este corto periodo de tiempo me ayuda mucho a despejarme antes del largo día que me espera en las aulas. Es que... ah, ¡qué predecible! Yoo Jeongyeon, el primer puesto de la clase durante la secundaria, asistencia perfecta, participante en actividades extracurriculares, ganadora en concursos de debate... está estudiando Leyes. Nadie esperaba menos de mí, todos fingieron sus amplias sonrisas de felicitación cuando me gradué. Esa angustia por tener buenas calificaciones sigue persiguiéndome hasta hoy, porque tengo un gran rendimiento en la carrera... aunque durante los 20 años que llevo viva mi sueño siempre fue estudiar Música.

Bastante cliché. Sin embargo, con toda honestidad, la música fue mi pasión desde el nido, pero gracias a la presión de mis padres por "ser siempre la mejor" en la primaria, dejé de lado mis anhelos por años. Eso hasta que en primer año de secundaria conocí a Minatozaki Sana, mi mejor amiga. Ella era fanática hasta los huesos de Evanescense y pensaba que al mundo le faltaba una gran baterista femenina. Eso despertó aquella chispa artística en mí que creía ya muerta y enterrada. Nos pasábamos horas fantaseando con tocar en grandes escenarios, tener fans y ser estrellas de rock en el futuro. Incluso cantamos una canción de Bring Me The Horizon en un festival de la escuela y nos salió bastante aceptable.

Si bien quisimos ingresar a la escuela de Música, nuestros padres no lo permitieron y nos dieron ciertas opciones de carreras aceptables. Elegimos Derecho por complacerlos y, gracias a ello, nos permitieron tomar clases de canto y guitarra, en mi caso, y batería en el caso de mi amiga japonesa. A pesar del obvio chantaje, estábamos ilusionadas a más no poder.

Love Line for SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora