Prólogo

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"En un bosque poco conocido, repleto de maravillas que el humano nunca entenderá, habitan las más increíbles criaturas, encargadas de proteger y hacer prosperar el bosque...las hadas.

Por generaciones diversos reinos han ido apareciendo y desapareciendo, a causa de guerras o tragedias.

En la actualidad, el mundo de las hadas está dividido en 10 poderosos reinados, cada uno con habilidades, historias y culturas interesantes.

Ninguno es mejor que otro, y mientras haya armonía entre ellos, el bosque estará a salvo.

Cada hada tiene una habilidad especial, correspondiente a su pueblo, y es la que usa para defenderse y proteger."

  La mujer frenó la lectura, notando como el contrario parecía más interesado en sea lo que miraba por la ventana.

– ¿Estás escuchando?– Preguntó con un tono molesto.

El joven reaccionó sorprendido, sin saber si mentir o no.

La dama suspiró posando las yemas de los dedos en su sien.

– Mi trabajo es instruirte antes de la Ceremonia de las Alas, así que ¿por qué no me haces el favor de escuchar y dejar de comportarte como un niño de 40 años?– Dijo casi suplicante.

El reprendido pareció entender, acomodándose en su silla y recobrando una pose que demostraba atención.

"La ceremonia de Las Alas es el evento más especial en la vida de cualquier hada. Se organiza cuando pasan la mayoría de edad, a los 180 años.

Caminarán en grupo hasta el Árbol Sabio, desde allí serán escoltados hasta la Sagrada Estatua, esta les otorgará su don y reformará sus alas, y con esto serán aceptados por su respectivo reino."

El libro se cerró con brusquedad.

–Sin embargo tu caso es diferente, al ser un heredero a rey debes esperar a que todos los demás cumplan 180. Y como el heredero del Reino Acuático los cumplió hoy, y era el único que faltaba, mañana mismo se hace la ceremonia.– Explico la anciana.–

– Ya era hora.– dijo irónico el joven, que hasta ese momento había preferido callarse.

– ¿No estás asustado?– Inquirió interesada.

–¿Por qué debería? Tendré mi magia y al fin dejaré estas alas, estoy tranquilo.

– Que bien por usted príncipe, pero debería estar preparado para cualquier situación.

–¿A qué se refiere con eso?– Dijo intrigado el peliblanco.

La mujer se rió entre dientes.

–Nada, Solo lo digo, nunca está de más ser prevenido.

Con esa respuesta la anciana se retiró del cuarto.

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Bienvenidos a mi nueva historia. Espero les guste y les atrape la idea tanto como me gustaría que lo haga.

Las Alas de la AmbiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora