~15~
– Guapa, cuéntame que tal la cita –. El tono de John es muy alegre. Casi puedo imaginármelo sonriendo al otro lado de la línea.
– Si te dijera que solo bien mentiría –. Inevitablemente las comisuras de mis labios se levantan con ligereza, al recordar lo que había pasado con Will unas horas antes. Las mariposas vuelven a mi estómago, y hace que se me revuelvan las tripas.
– Entonces… Hubo temita, ¿no?
– Hay, John, siempre con el mismo temita –, Comienzo a reírme inevitablemente, provocando la misma reacción en él.
– Vale, vale, ahora cuenta.
Tras esa sugerencia, comienzo contándole de principio a fin la cita con William. Mi tono entusiasta no desaparece en ninguna parte de la historia. Cuento cada detalle como si fuera el primero, alegrando a John por cada beso, cada palabra.
– Esa es mi reina, ya le tienes en el bote – Dice John entre risotadas, cuando termino de contarle toda la cita. – Bueno, yo por mi parte he hecho mi trabajo, y he invitado a tu Will para que venga a la fiesta, ha tardado un poco en reaccionar, pero cuando le he dicho que ibas no se lo ha pensado ni un solo momento.
– Eso se llama encerrona, no vale, ahora voy a tener que ir – Exagero mi tono de fastidio, y le pongo muecas al aire.
– Ya, ya, ibas a ir igualmente, aunque fuera solo por verlo –.
Nos quedamos un rato más hablando de cosas sin sentido. Como por ejemplo sobre la vecina de John, es una anciana de setenta años, viuda. Es muy amable, de hecho, yo he hablado con ella un par de veces. Mi mejor amigo me ha contado que hoy la ha visto paseando en bañador y chanclas por la calle, ¡en pleno Octubre! A la pobre mujer a veces se le va la cabeza. John la ha ayudado a meterse de nuevo en casa, y ha pasado la tarde con ella. Es algo que suele hacer a menudo, pues Marelyn se suele sentir sola, dentro de su gran chalet para una sola persona.
“Bien, ahora sí que sí, me voy a acostar” Me digo a mi misma, tras colgar. Una notificación vuelve a interrumpir mis intenciones, pero esta vez se trata de Will, y no es una llamada. Abro el mensaje, llena de curiosidad. El corazón acelera según voy pulsando las teclas para meterme en la conversación, las manos comienzan a temblarme muy ligeramente, a pesar de que estoy acostumbrada a recibir mensajes suyos.
Will: Con que necesitas a un compañero para pedirme salir, y yo que me había puesto a gritar delante de toda la clase por ti…
Una amplia sonrisa escapa de mis labios inconscientemente. Comienzo a negar con la cabeza aunque el no pueda verme.
Yo: Es para ir a una fiesta, no una cita ¿o no has tenido suficiente con la de hoy?
Will: Rubia, contigo nunca tendré bastante.
Enarco una ceja a la vez que me muerdo el interior de mi labio inferior, tratando de reprimir otra sonrisa. No es posible que este chico me haga sonreír tanto.
Yo: Entonces, ¿Vendrás?
Will: ¿Por quién me tomas? Claro que iré rubia, no me perdería ni un solo segundo para estar contigo.
Las mariposas resurgen en mi interior, haciéndose notar fuertemente. Es increíble como una estúpida frase me puede hacer reaccionar tanto, casi cómo si me estuviera tatuando esas mismas palabras en mi piel, solo que ese dolor que sientes cuando la aguja se clava en ti, se convirtiera en un hormigueo gustoso que te recorre una y otra vez.
Yo: Bueno, eso habrá que demostrarlo, pequeño chico misterioso.
Will: Hmm, ¿Chico misterioso? ¿Pequeño? Si te saco tres cabezas, enana.
ESTÁS LEYENDO
Contigo y sin ti
RomanceBritney Paige, ese es mi nombre, pero el comienzo de los peores y mejores días de mi vida tiene otro nombre; William Kaest. Y por suerte o por desgracia me tocó enamorarme de él.