Cap. 7

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Dante y Carina están en la enfermería. La enfermera no está, lo cual es extraño porque debe estar ahí todo el tiempo. Dante suelta el brazo de Carina y hace que se siente en un taburete.

- De verdad que no es... -pero el chico de ojos grises la interrumpe con la mano.

- Es necesario -está muy serio. Se sienta en una silla y se acerca a Carina.

- ¿Por qué estabas por ahí? -le pregunta mientras él saca algodón y alcohol de una caja de medicamentos.

- No me gusta la asignatura de lengua y quería fumar -se limita a decir.

- Fumar es malo para la salud -comenta la pelirroja y le saca una sonrisa a Dante.

- Por favor, ahórrate el sermón. Ya tengo bastante con mi abuela -Carina sonríe divertida mientras Dante moja el algodón en el alcohol.

- ¿Te riñe tu abuela?

- Por eso evito visitarla tras haberme fumado un cigarro.

Dante aprieta el algodón en las heridas del brazo de Carina. El escozor es inmediato y el primer impulso de la chica es apartarla, pero el chico la sostiene. Da un gemido de dolor.

- Si haces esos ruidos entrarán para ver qué pasa -bromea y Carina le pone mala cara.

- Nadie creerá que hago nada contigo -alza una ceja.

- Te veo muy segura -pone el algodón sobre otra herida y Carina aprieta los labios para no dejar salir otro alarido.

- Lo estoy.

- No te creo -sonríe divertido.

- ¿Por qué siempre me sonríes así? ¿Por qué te hago gracia?

- Porque no eres como las otras chicas -murmura- Vas a tu bola.

- Todo el mundo -se encoge de hombros.

- Qué va. Si supieras la de gente que hace cosas que no quiere por apariencias -comenta mirándola a los ojos- Como por ejemplo tu nueva mejor amiga.

- ¿Beatrice? -el chico asiente- La veo muy normal.

- Venga Carina, eres más inteligente que eso.

- No te entiendo -frunce el ceño.

- Ya lo entenderás...

Dante pasa el algodón por todas sus heridas. Carina está nerviosa por el contacto de sus dedos en su piel. El chico tiene los dedos calientes y la tocan con suavidad a pesar de aplicar presión en los cortes.

- Gracias -murmura Carina y Dante se levanta de la silla frente a ella.

- No hay de qué -sonríe y se acerca un poco a ella.

Carina tiene que alzar su mentón para verlo tan alto. Se le acelera el corazón. No sabe qué está haciendo. Mira a todas partes menos a los ojos grises para no ponerse más nerviosa aun, pero Dante la coge de la barbilla, obligándola a mirarlo.

- ¿Y si cobrara mi precio ahora? -susurra y su aliento acaricia los labios de Carina que se separan inconscientemente.

La pelirroja no puede decir nada, siente el corazón en su garganta. Cierra los ojos esperando ese beso que nunca llega. Los abre y se encuentra con la sonrisa torcida de Dante.

- Aún no... -murmura y Carina lo aparta poniendo una mano en el pecho.

- Mejor.

- Diría que esperas ese beso -se burla.

- No es verdad -se levanta del taburete bastante indignada y roja de vergüenza. Nunca le había pasado algo así. Se ha humillado ella sola.

- Ya vendrás pidiendo que te bese -sonríe arrogantemente y Carina pone los ojos en blanco.

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