El bosque siempre me había parecido un lugar mágico, lleno de energía y vida, e incluso ahora mientras cruzo un sendero inexistente iluminado por la tenue luz de la luna sigue pareciendo mágico e irreal.
Cada tantos minutos logro oír vagamente uno que otro animalito cruzando veloz, junto con el ulular de los búhos que de seguro no apartan su mirada de la extraña chica del vestido rojo caminando a mitad de la noche. Desde hacía un buen rato los sonidos de la fiesta habían dejado de oírse y el silencio junto con la oscuridad me abrazaron felices de tener compañía en la sagrada noche lunar.
De seguro la entrada del castillo Moondlitch se encontraba abarrotada de gente tratando de entrar, mujeres con voluptuosos vestidos de diversos colores y hombres de elegantes sombreros, todos buscando maneras de entrar al castillo y ver a la siguiente reina, que sería elegida esta misma noche.
Casi logro ver el rostro de mi amiga Mina cubierto de lágrimas, sus grandes ojos cafés hinchados de tanto llorar mientras su madre peina su cabello rojizo de manera brusca hacia atrás.
Ella había sido una de las desgraciadamente elegidas, la carta del Castillo nos había llegado la misma mañana a las dos y de manera instantánea ambas habíamos salido cada una de su casa he ido corriendo junto a la otra a llorar bajo un gigantesco roble que separaba el bosque del pueblo.
Ese lugar siempre había sido nuestro, durante años y años, nuestro punto de encuentro donde hablábamos durante horas de todo lo que se nos venía en mente, pero, esa mañana en particular ninguna de las dos habló, ambas nos limitamos a llorar bajo el gran roble, cada una elevando una silenciosa petición al cielo por la otra, conscientes de que esa vez era en realidad una de las últimas veces que estaríamos reunidas bajo la sombra del mismo árbol.Sin darme cuenta una escurridiza lágrima se me escapa y la limpio rápidamente, aunque es más que obvio que los únicos que podrían ver mi llanto serían los búhos u otros animales rondando por ahí.
La vida había sido injusta conmigo, una de esas injusticias que no tenían sentido, aunque en realidad ninguna de ellas tenía mucho sentido.
No había conocido a mis hermanas, ni a mi padre, mi madre no se había interesado realmente en mí y mi mejor amiga correría la misma suerte que yo, porque tampoco deseaba que ella fuera la elegida, morir sonaba como una oportunidad mucho más noble y digna frente a la posibilidad de sufrir por toda la eternidad.Nadie sabía la verdad sobre el Castillo Moondlitch, oculto entre los árboles que lo rodeaban e imponente en lo alto de la colina, nadie sabía qué sucedía ahí dentro excepto los que vivían allí. Los rumores que inventaba la gente del pueblo en torno a la familia Moondlitch iban desde cazadores hasta gente que vivía solo a base de sangre y hierbas, en realidad nadie sabía con certeza lo que sucedía, pero todos parecían tener su propia versión en torno a ellos.
A lo lejos logro divisar un pequeño claro bañado en la luz de la luna, camino con dirección a ella hasta que un movimiento brusco por encima mío logra robarme el aliento. Instintivamente me tapo la cabeza con los brazos a modo de escudo, rogando al cielo que no sea una serpiente cayendo de lo alto o algún mono salvaje cruzando por entre los árboles.
Dejo que pasen los minutos sin oír nada más que el canto de los grillos y poco a poco levanto la cabeza, como puedo intento mirar hacia los árboles sumidos en la profunda oscuridad. No logro ver ni siquiera un atisbo de la Luz de la luna pasar por entre la frondosidad.
Al no ver nada decido continuar con mi camino de manera sigilosa hacia el claro, de donde solo me separan unos 4 metros.Cuando estoy por pisar el verde pasto y dejar que me bañe la luz nocturna vuelvo a oír el mismo movimiento de algo o alguien pasando de un árbol a otro de manera estruendosa. El sacudir de las ramas y hojas hace que voltee rápidamente fijándome en la dirección de donde provino aquel sonido y sin medir la rapidez del giro caigo sentada.Suelto un gemido de dolor por el fuerte aterrizaje de imprevisto y doy gracias al cielo de que no me haya visto nadie. Había aterrizado sobre mi trasero.
Observo por última vez el lugar de donde me pareció provenía aquella sacudida de hojas y al no ver nada decido ponerme de pie de un salto, sacudiendo el vestido observo que el claro sigue rodeado de más y más árboles que más allá de darle un aspecto terrorífico o espeluznante, parece mágico. Los árboles son tan altos que parecen querer tocar las estrellas.
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Moondlitch
FantasyEL BRILLO DE LA LUNA RESPLANDECE SOBRE SU ELEGIDA. El suelo Moondlitch está construido sobre manantiales de agua y brillo lunar, nunca nadie ha descubierto la verdad a excepción de historias de magia y fantasía que circulan por el pueblo, nadie hast...