Cap. 22

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Kateeryn.

Subo las escaleras con las cobijas dobladas. Agarré unas moradas, (mi color favorito.)

Y me dirijo al cuarto. Abrí la puerta y encontré ah Melani con Daylae en manos, ella seguía llorando, era comprensible lo que estaba pasando.

Ella estaba sentada en la cama y traía unos pantalones de mezclilla y una blusa blanca con unos tenis al igual de blancos.

Un poco de agua le goteaba en el peló, pareciera que se dió un baño rápido, tardo más yo.

Tenía ah Daylae sentada en su pierna derecha y su cabeza agachada ah ella.

Melani levanto un poco la cabeza para mirarme. —Ah crecido mucho...

Por fin logro artícular unas palabras.

Dejé caer las cobijas al suelo y fui ah con ella para abrazarla.

Lloro por mucho tiempo, como es posible que solo un día, estas corriendo y gritando y gozando de que nadie te puede hacer daño alguno y para al día siguiente ¡PUF! Eres secuestrada.

Ella se apartó de mí y abrazo ah Daylae, mientras ella estaba ah con mi hija fui por las cobijas y cerré la puerta de el cuarto.

Ella se levantó para que yo pusiera las cobijas en su lugar y se fue ah sentar en la pequeña área donde están los juguetitos de Daylae.

Salí del cuarto para dejar las cobijas y sábanas sucias en el cuarto de lavado...

{Si, aún no te cambias ese pantalón.}

(Si, aún no llegan mis toallas.)

{Ouh...}

Dejé lo sucio en su lugar y como si lo ubiera invocado entró la muchacha del servicio de lavado y me entrego mis cosas.

—Muchas gracias, te lo agradezco. ¿Cuánto te debo?

Pregunté para pagarle lo que es no era justo que me lo diera gratis tampoco, además, nunca gaste el dinero que traía del centro comercial, le podría dar lo que ella me ah comprado.

Ella puso una cara de confusión—Oh, no es absolutamente nada, usted me lo pidió, es orden que tengo que atacar.

—Acabas de agarra dinero proveniente de tu sueldo. Ésto es mucho más que justo, te lo tengo que dar.

—Señorita Kateeryn, ganó el sueldo necesario, y en si, ni fue mucho, gracias y me retiro.

Se fue ah el cuarto de lavado dejándome parada ahí en medio de la sala.

{Bueno, al menos ya ve ah cambiarte.}

Me fui directo ah por las escaleras y entré al cuarto, ahora se encontraban mi hija y Melani acostadas, me dirigí ah los cajones y tome ropa para bañarme y ponerme mis toallas sanitarias.

Después de un rato ya estaba bañada y más cómodo de que mi cuerpo expulsará una parte que tanto hace falta en mi.

Es la naturaleza de la mujer, ¿Que se puede hacer?

—Necesito contarte algo Melani...

Ella me mira por unos pocos segundos y su expresión se vuelve absoluta seriedad.

—Me van ah matar, ¿Verdad?

Niego con la cabeza al instante.

—¿Que?... No eso no es, no lo permitiría nunca.

—¿Cómo que nunca lo permitirias? ¿Estás involucrada en Kateeryn??

Sus ojos se habren absolutamente como si se le quisieran salir.

EL MALDITO MAFIOSO ES EL PADRE DE MI HIJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora