v e i n t i o c h o

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Despierto y lo primero que siento es un gran dolor de cabeza, al igual que el resto de mi cuerpo. Parpadeo un par de veces e intento recordar que fue lo que sucedió. Veo a mi alrededor y observo cosas rotas y esparcidas en el suelo... Tuve un ataque... Pero... ¿Desde hace cuánto no tenía uno? Tu último ataque fue cuando SeungMin y tú terminaron... Escucho a mi subconsciente decir. Tiene razón; fue hace cuatro meses y medio.

Mis ojos de nuevo intentan cerrarse... ¿A qué hora serán?

Suspiro con cansancio y abro los ojos, observo el techo y, como si fueran el flash de una cámara, los recuerdos se hacen presentes. Yo golpeando la pared, tirando cosas al suelo, no pudiendo respirar; teniendo un ataque, recordando que SeungMin ya no me ama... Muriendo. Eso fue lo que sucedió.

Volteo a ver mi ventana cuando escucho como algo la acaricia; está lloviendo. El cielo está gris y hay rayos de luz que acompañan a las lágrimas de las nubes.

SeungMinnie. Pienso en él y me destruyó con más fuerza y rapidez.

—Veo que ya has despertado... —escucho la voz de MinHo, haciendo que lo volteara a ver hacia la puerta.

—¿A qué hora es? —mi voz salió ronca y quebrada... Al parecer, grité mucho anoche.

—No es temprano, pero tampoco es muy tarde —le escucho hablar entre susurros.

Asiento con la cabeza y sigo mirando el techo. No pienso en algo, simplemente observo y respiro, como si mi alma no estuviera aquí.

—Vamos, levántate, tenemos que ir a comer —MinHo dice con un poco más de ánimo, supongo que intenta poner una sonrisa en su rostro.

—No tengo hambre —hablo sin aliento, forzando que mi garganta salieran esas palabras.

No escucho palabras por parte de él, solo un pequeño suspiro y luego pasos alejarse.

Miento; siempre estoy mintiendo. Claro que tengo hambre, pero simplemente mi cuerpo no me responde, está muerto.

Inhalo por la nariz y exhalo por la boca, me duele el pecho, siento como se comprime. Cierro mis ojos e intento olvidar el dolor. Pero los abro al escuchar ruido fuera de mi habitación. Miro hacia la puerta y frunzo el ceño, veo como MinHo pasó con una mesa desplegable y, atrás de él, Felix con comida.

MinHo me miró y me sonrió, al momento que acomodaba la mesa en el costado de mi cama. MinHo evitó mi mirada cuando lo miré y simplemente acomodó los platos de comida sobre la mesa. En ningún momento dejé de mirarlo con el entrecejo fruncido. ¿Qué carajos están haciendo?

—No importa que no tengas hambre, tienes que comer —me habló MinHo, como si respondiera a mi pregunta.

—Hice un poco de gimbap, espero que te guste, Chan —escucho a Felix, de nuevo, evitando verme a los ojos.

Yo sigo acostado, no intentando moverme, sintiendo mi estómago gruñir.

MinHo me ayudó a sentarme en la cama, y gruño un poco al sentir dolor en el costado de mi espalda. Quedé en frente de la mesa, y a mi lado derecho, con su mirada gacha, está Felix, tal vez jugando con sus manos.

El silencio es un poco denso, no sé cómo explicarlo. Es muy extraño.

MinHo, tomó asiento a mi lado izquierdo. Y volteó a verme. Yo fruncí el ceño y le miré desconcertado, ¿Por qué me miraba y no comía?

—¿Si puedes tomar los palillos sin que te lastimes? —me preguntó mi amigo con hoyuelos.

Yo, simplemente, miré mis manos y observé las vendas blancas cubriendo mis nudillos. De nuevo voltee a ver a MinHo y asiento con la cabeza. Me duelen mucho, pero ya no quiero causarle más problemas, ya suficiente ha hecho por mí.

Y, como pude, tomé los palillos y comenzamos a comer, dejando el silencio intacto; solo siendo roto por los palillos al tomar el gimbap y nuestras masticadas. No solo me estoy comiendo el alimento, sino el dolor que siento en mis nudillos.

Los minutos siguieron pasando, al punto en el que la comida ya no estaba sobre los platos y los palillos cubrían sus puestos.

—Chan hyung... Creo que es momen-... —intentó hablar MinHo, pero calló al escuchar mi voz.

—MinHo, ahora no —mi mirada se perdió en alguna parte de la habitación, no teniendo idea de lo que ocurría a mi alrededor.

Escuché ruidos, tal vez estén recogiendo la mesa y se estén yendo. La verdad no me importa. Quiero estar solo. Pero algo hizo que mis ojos fueran al frente y se encontraran con Felix. Fruncí el ceño y observé cómo temblaba ligeramente, intentando mantener su mirada en mis ojos.

—¿Qué quieres? —hablo sin rodeos, no entendiendo aún qué hacía aquí.

—MinHo está muy preocupado, por fav... —su voz se escuchó temblorosa y sus ojos se veían cristalizados. Pero su voz se detuvo cuando MinHo cruzó por la puerta.

—Vamos, Felix —MinHo se acercó a Felix y lo tomó por la mano, para empezar a caminar a la puerta.

—MinHo —le llamé, antes de que cruzara la puerta—, no te preocupes, mañana hablaremos.

Él volteó a verme y me miró de una forma en la que solo él y yo entenderíamos. Asiento con la cabeza y MinHo me regaló una pequeña sonrisa antes de cerrar la puerta.

Me quedo sentado unos minutos más, viendo todavía la puerta. Suspiro con pesadez, cierro los ojos y mi cabeza la tiró hacia atrás.

¿Qué mierda está pasando?

Abro lentamente mis orbes y observo las estrellas pintadas en el techo. Respiro con lentitud y trato de encontrarme, aún sigo perdido. ¿Qué tengo que hacer?

Vuelvo mi mirada a mi habitación y observo todo lo que está en el suelo: papeles, carpetas, cuadernos, cuadros, una lámpara y un portarretratos que está boca bajo. Le observó como si nunca lo hubiera visto en mi vida.

Pongo mis manos en las orillas de mi cama e intento levantarme; me duele, sí, pero lo logro. Camino con lentitud y me incorporo cuando estoy enfrente de la foto; la tomó y la observo. Somos mi pequeño y yo, estando en el parque, abrazados bajo la sombra de un árbol.

Me levanto y lo pongo en mi escritorio, cuidando que no me corté con los vidrios. Ahora volteó a ver la pared y mis ojos se centran donde hay pequeñas manchas de sangre.

¿Qué fue lo que hice?

Me duele ver todo esto, me recuerda que jamás podré controlarme por mí mismo en uno de mis ataques. Soy muy débil, muy frágil, por eso me quiebro con facilidad.

SeungMin no merece estar al lado de alguien como yo... Pero, soy yo el que quiere estar al lado de él.

Es verdad que duele como otro gana su cariño, sin embargo, lucharé y daré todo de mí para de nuevo estar con mi pequeño.

Por qué el amor es una perra, que no te deja las cosas fáciles.

Por qué el amor es una perra, que no te deja las cosas fáciles

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Gracias por leer <33.

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