El mundo pokémon es mi nuevo hogar.

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(Narra Luka).

La Darkrai de nombre llamo me carga y comenzamos a flotar en el aire.

En cuestión de un parpadeo ya estábamos en un lugar totalmente distinto.

Era un bosque, pero todo estaba en negativo de su color original, el viento que silva trae consigo un toque de terror incomparable, tanto así que inconscientemente me aferraba al abundante pecho Copa F de Yami.

Yami: ¡¿Pe-pequeña?!, ¡sé que mi pecho es grande, pero no significa que tenga leche!- dice sonrojada.

No le hice caso, ni siquiera oigo lo que dice, estoy demasiado asustada.

Yami: Oh, así que era por eso, ¡dejé mi Naightmere World encendido! ¡Jejeje, qué tonta!

Yami chanequea los dedos y en un instante todo cambia, la verdad me sorprendió mucho.

Todo se volvió un paisaje hermoso lleno de Pokémon, aunque puedo jurar que vi a un Garchomp, pero el paisaje es muy hermoso como para prestar atención a una sola cosa.

Yami: No es el mejor lugar para criar a una niña en la actualidad, pero definitivamente será un mejor lugar que el aire de ciudad.

La verdad ni siquiera le estaba prestando atención a lo que Yami decía, estaba más concentrado en los sonidos a mi alrededor, si ésto es lo que sienten los gatos, se siente bien, puedo escuchar cosas a más de 80 metros a la redonda, aunque fueran susurros.

Pero entonces... Hubo uno que me preocupó mucho.

Yami: Y ésas son todas las razones por la que primero pienso que sería mejor, ¿entendiste pequeña?... ¿Eh?

Rápidamente hice fuerza para apartarme del pecho, lo cual creo que la sorprendió e hizo que me soltara.

Creo que fué por instinto que caí sobre mis cuatro patas, y como pude comencé a andar sobre éstas.

Yami: ¿Oye, adónde vas?

La Darkrai me sigue desde atrás miéntras levita en el aire, curiosa de hacia adónde iba.

Seguro que ustedes también se lo preguntan, pues en realidad me dirijo a la fuente de ese sonido que tanto me inquieta.

Pasé por unos arbustos difícilmente, lleno de ramas y hojas, pero logré pasar.

Y fué entonces cuando los encontré.

Ratata 1: ¡Ay, Ramono, te dije que te comieras esa torta rancia!- dice muy triste.

Había un Ratata hablándole a otro más grande, con unos dientes mucho más grandes de lo normal, tanto así que estos le tapaban la boca.

Estaba muy flaco y por lo que veo le está dando inanición.

Yami: Ay, eso es nuevo.

Yami había aparecido detrás de mí, y entonces comprendió el asunto.

Yami: Los Ratata no deben ser selectos con lo que comen, porque sus dientes crecen toda su vida, ésto es lo que se gana por ser quisquilloso.

Comprendí lo que pasó al instante, pero aún así siento lastima, quiero ayudarlo, ¡y voy a hacerlo!

De inmediato, comencé a buscar con la mirada algo que fuese comestible, tuve la suerte de encontrar una planta de bayas Aranja, pero seguido de la buena suerte, viene la mala.

Apenas dí el primer paso, me atacó un sueño terrible, me caí de cara contra el piso.

Me quedé dormido unos segundos, no sé de dónde, pero reuní la fuerza de voluntad para despertar, pero resistiéndome al sueño fatal, llegué gateando hacia el arbusto, arranqué una baya y regresé con los Ratata.

¿Soy una Zeraora? ¿Y qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora