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─Esta noche me voy a dormir soltero ─Jeno dijo, mientras corría las sábanas para acostarse.

Y comediante, al parecer.

Jaemin rió, ciertamente encantado por la actitud añiñada que a veces Jeno adaptaba cuando le comentaba algo que no le parecía bien. Tomó entre sus manos el celular encima de la mesita y lo encendió, mostrándole el fondo de pantalla que tenía y que Jeno conocía muy bien.

─Dilo cuando no me tengas aquí.

─Suelta eso ─murmuró y se estiró para arrebatarle el móvil de sus manos─. Además, era la primera vez que comías pizza después de mucho tiempo...

─Eres un llorón ─dijo con diversión e inmediatamente se acercó, tomando el rostro de Jeno entre sus manos─, pero eres mi llorón.

Y lo atrajo en un beso.

Hace dos años atrás, cuando se besaron por primera vez en la escuela, Jeno tenía una extraña obsesión con sus caderas que Jaemin nunca comprendió del todo. Siempre ponía sus manos en ese lugar y lo sujetaba de tal manera que no le permitía escapar de sus brazos. Le gustaba, por supuesto, y en ese entonces, incluso si en más de una ocasión quiso asesinarlo, nunca pensó en escapar. Nunca quiso alejarse de Jeno.

Aunque, actualmente los besos ni siquiera se comparan a la rudeza de hace dos años. Actualmente son suaves, con gusto a dulce y no amargos. Actualmente Jeno no le tiene miedo a demostrar afecto, le llena el rostro de besos pequeños, lo abraza por las noches y en ocasiones dice palabras y usa apodos que Jaemin nunca pensó que sería capaz de salir de su boca. Pero sucedió y no puede sentirse más enamorado. Y amado.

Le gusta como después de la tempestad todo se fundió en calma.

─Guapo ─lo llamó, inmediatamente recibiendo un "¿Mmh?" como respuesta─, tengo una pregunta.

─¿Cuál?

Jaemin se acomodó en la cama, ubicándose de lado con la cabeza apoyada en su palma para así poder ver a Jeno a los ojos. Él hizo lo mismo, prestándole tanta atención que arrebató el corazón de Jaemin.

─¿Qué hubiese sucedido si Renjun nunca te decía eso de mí?

─Uh...

─O si nunca hubieses sabido que yo era el supuesto infiel. ¿Habría cambiado algo?

Jeno suspiró, mojó sus labios por inercia y asimiló la situación por unos cuantos segundos. Es cierto que su dependencia emocional no le permitía ver más allá del dolor de quién fue su amigo, pero también es cierto que Na Jaemin le llamó la atención desde la primera vez que lo vio, en aquella fiesta improvisada de "los amigos de Minho" y ni siquiera se imaginaba que ese chico podía ser la famosa persona de la que tantas pestes le hablaron.

─Eventualmente íbamos a acabar aquí, ¿no? ─murmuró─. No puedo imaginarme otro comienzo, no cuando el nuestro dejó una gran huella y marcó un antes y un después.

─Tienes razón... Quizás necesitábamos odiarnos para amarnos.

─Lo que sí ─agregó de repente, sentándose con rapidez en la cama, espantando a Jaemin en el proceso por el movimiento tan brusco─, estoy completamente seguro de que estábamos destinados a conocernos.

Y ahí iba otra vez.

Jaemin sabía que si algún día le comentaba a otra persona sobre las cosas que decía Jeno cuando estaban solos no le iba a creer. Ni siquiera sus amigos, porque ellos ven la luz de Jeno y todas sus cualidades positivas, sin embargo, estaba completamente seguro de que les sería muy difícil imaginar que era un romántico sin remedio.

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