La situación en la que Volkov se encontraba no era sencilla. Un par de semanas pasaron, y finalmente Dixon fue elegido como superior de la sede de Los Santos, y él mismo se encargó de redistribuir el personal. Volkov volvió a ser un agente de campo junto a Blake, por lo que se dedicaban a patrullar durante sus jornadas y en apoyo a la policía y los sheriff. Se contrató más personal que trabajaba de forma administrativa y en la redacción de informes o investigaciones.
Blake no terminaba de ver malas intenciones en esto, pero Volkov estaba seguro que solo era una medida para alejarlos de la posibilidad de involucrarse de alguna forma en la búsqueda de Horacio. Se sentía en una encrucijada, sin pistas sobre el paradero de Horacio y sin recursos para investigar. El miedo crecía cada día más, a penas dormía, creyendo que en cualquier momento recibiría la mala noticia de que Horacio había sido encontrado. No podía quitarse de la cabeza ese pensamiento que lo atormentaba.
-¿Te encuentras bien, Volkov?
-¿Qué? Oh, sí, estoy bien, no te preocupes, Blake.
Blake hizo una mueca de desaprobación, sabía que mentía, pero lo entendía. Él se sentía igual desde la reunión con Dixon, y no era para menos. Patrullaban juntos cerca de la zona del puerto, la policía había pedido más refuerzos por esa zona a causa del auge de venta de drogas. La tarde ya había caído, pero la noche tardaba en llegar cada vez más.
-Yo también estoy asustado, Volkov... Llevo días sin dormir bien, no sé qué hacer con todo esto.
Estacionaron el coche en un callejón desde el cual tenían vistas al paseo y una zona de la playa. El ruso apagó el micrófono y cámaras que los patrullas tenían.
-Hay que encontrarle antes de que lo hagan ellos, no tenemos otra opción.
-Creía que no querías buscarle.- Comentó Blake, tratando de picar un poco al ruso, aliviando la tensión que ambos habían acumulado.
-Eso... eso era antes... y era por otros motivos... La vida de Horacio está en juego ahora, no puedo permitir que sea tratado como un criminal cualquiera, después de todo lo que ha hecho por el FBI que lo traten así... Después de todo lo que ha tenido que sufrir...
El pelinegro asintió a sus palabras, incluso sin conocer del todo la historia de Horacio, sabía que no había sido fácil. Era una historia de pérdidas, de años de soledad, de vicios malos para llenar vacíos insaciables.
-¿Tienes alguna idea para comenzar a buscar?
Volkov negó con la cabeza.
-Estoy igual que tú, tan solo tengo la información del informe que ha sido clasificado.
-Tú lo conocías más que nadie ¿No sabes dónde pudo haber ido, o si dejó pistas de algo?
-Fue una decisión precipitada, y no creo que dejara alguna pista, no quería que lo encontraran.
Ambos quedaron un momento en silencio, Volkov empezó a tirar de hilos en su memoria, recorriendo aquel laberinto para encontrar algo que le pudiera ayudar. Algo donde Horacio dejara constancia de las cosas, que pudiera servir de ayuda...
-Creo... Creo que tengo una idea.- El ruso captó la atención del otro federal.- Recuerdo que cuando Horacio empezó a ir al psicólogo, me comentó que había empezado a escribir un diario a petición del médico, tal vez allí pueda haber algo que nos lleve a él.
Esa fue la idea para comenzar con la búsqueda extraoficial de Horacio. Cuando la jornada se terminó, Volkov volvió a casa, y se plantó frente a la puerta cerrada del final del pasillo. Se sentía algo indeciso a entrar, y más aún en rebuscar entre las cosas de Horacio para encontrar algo tan personal como un diario. En cualquier otra circunstancia jamás haría algo así, pero se repetía mentalmente que era por una buena razón, así que finalmente, tras vacilar un poco, abrió la puerta. Encendió las luces de la habitación, había olvidado lo... curiosa que era. Decidió empezar a buscar dentro del armario, y tan solo esperó no encontrarse con cosas que era mejor no ver.
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When you're gone - Volkacio
FanfictionUna separación nunca es fácil, menos aún cuando ninguna de las dos partes lo desea. Horacio se marchó junto a Charlotte, huyendo del mal que los acechaba en esa ciudad maldita. Mientras, Volkov sigue allí, consumido cada vez más por la soledad. Pero...