Volví a escuchar el sollozo de la joven y no tarde en ponerme de pie. La chica no parecía estar lejos y estaba pidiendo ayuda.
Comencé a caminar por donde había escuchado su voz, conforme avanzaba, sus sollozos se hacían más fuertes. Y la sangre también.
Habré pisado algún charco de agua porque sentía los tobillos húmedos. Sin importarme seguí caminando y al llegar frente a la chica no lo pensé mucho. Corrí a toda velocidad envistiendo al lobo negro que estaba en posición de ataque y mostrando los colmillos. El animal voló unos metros lejos de nosotras pero el alarido que soltó fue lo suficientemente fuerte que para mi sorpresa tenía a los chicos junto a mi.
Me acerqué hasta la chica que tenía una mordida horrible en el hombro derecho del cual estaba perdiendo mucha sangre. Miré en dirección al lobo, hacía donde lo tiré, este estaba recobrando la compostura pero los chicos de la manada se pusieron frente a este, evitando que pudiera ver más allá.
La chica junto a mi intentó hablar pero la sangre comenzó a salir por su boca, se estaba ahogando.
—No, no, no. No hagas eso — le suplicaba al ver que iba cerrando los ojos. Puse mi mano sobre la herida intentando hacer presión pero solo logre mancharme con su sangre, había llegado tarde, ella ya estaba muerta. Los ojos se me aguaron al venirme imágenes de como reaccionaría su familia al enterarse que ella había fallecido.
— No hay caso, Ares. Se ha ido — dijo Will. Tomó mi mano obligándome a soltar a la chica —. Evan se encargará de ella — apuntó hacia el vampiro de cabello castaño. Asentí poniéndome de pie.
—¡¿Qué haces?! — exclame al vampiro cuando de su mano comenzó a surgir una llamarada de fuego.
—Si sabes que nadie se puede enterar de la existencia de seres sobrenaturales — dijo aún sin apagar el fuego de su mano.
—Si sabes que esta chica debe tener familia que seguro está esperándola.
— No podemos arriesgarnos —esta vez fue Michael quien habló.
—No puedo creerlo, ella merece que la despida su familia.
—Mira, no se cómo solucionan las cosas en tu ciudad, pero así lo hacemos aquí — apuntó Evan. Miraba al chico sin poder creer en sus palabras.
—Si te sirve de algo, iremos tras el rastro de ese lobo — trató de consolarme unos de los chicos de la manada. Asentí y estos fueron detrás del lobo que hasta ahora noté que ya no estaba.
Miré a la chica por última vez y comencé a caminar hacia la casa. Si la iba a convertir en polvo lo mejor sería que no lo viera. Ya bastante me sentía culpable por no haber llegado antes para al menos detener su muerte, salvarla de ese lobo y ahora no podía hacer nada para detener a Evan de que la convierta en cenizas.
Le di un vistazo y la chica comenzó a consumirse por las llamas, cerré los ojos con fuerza evitando que las lágrimas caigan por mi rostro. Yo sabía lo feo que se sentía crecer sin padres, sin figuras paternas, que te aconsejen o hagan esas cosas que hacen los padres y ahora la familia de esa chica estarán destrozados al enterarse que su hija estaba muerta. Aunque viendo como se dieron las cosas dudo que alguien reporte su muerte, sus padres caminaran con la angustia latente al no encontrar a su hija.
Trague con fuerza el nudo que se formaba en mi garganta y seguí avanzando hasta por fin llegar al patio trasero. Blake que estaba viendo desde la ventana salió afuera.
— Pensé que no venían más — bromeó pero al ver mi cara todo gesto de broma se borró al instante —. ¿Qué pasó? — preguntó alterado examinándome. No lo dude y lo abracé, este correspondió y comenzó a acariciar mi espalda para tranquilizarme —, pensé que la cuidarías —articuló molesto. Me separé de Blake. Sabía que Michael y los tres vampiros estaban detrás de mi pero no quería girarme, no quería verlo.
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Guerra de Sangre
FantasyAres Anderson, una joven híbrida de 19 años ha vivido como una humana común y corriente toda su vida. Su hermano, Blake Anderson se encargó de que no sintiera ni la más mínima curiosidad por saber qué contiene su otro lado sobrenatural. William Ivan...