En la mañana del día siguiente volvimos a casa de los Miller, Blake tenía las heridas completamente cerradas y él se encontraba mucho mejor, Elizabeth no vio inconveniente en volver a nuestra casa, ya no tenía sentido estar en la casa de ellos. Cuando llegamos la casa estaba hecha un caos.
Michael estaba llegando tarde al instituto, Víctor se quedaría en casa trabajando pero estaba discutiendo por teléfono con uno de sus empleados y Olivia estaba que salía corriendo a la tienda, que debió abrir hace media hora pero aún no salía de la casa.
Pensé en quedarme con Blake pero este insistió en que fuera con Olivia, además él se quedaría con Víctor. Al principio puse resistencia pero terminé cediendo, me vendría bien despejarme un poco y tener la mente ocupada.
Fui con Olivia en el auto hasta la tienda y varios de los empleados que trabajan ahí ya estaban afuera. Bajamos a toda prisa, Olivia pidió disculpas a los chicos y abrió la tienda.
Una vez abierta todos fueron a cumplir con sus tareas, algunos se pusieron a acomodar los libros que seguro los clientes dejaron esparcidos, varias cajas con más libros y otros que hacen los envíos empezaron a ayudar a los otros chicos para empaquetar las encomiendas y llevárselas. Iba a ir a ver en que podía ayudar pero mi tía me detuvo.
— Cariño, ¿puedes ir a comprarme un café? — pidió.
— Claro — respondí.
—No voy a empezar bien la mañana si no bebo mi café — comentó.
— Está bien — le sonreí. Ella sacó de su cartera el efectivo y me lo entregó.
— Cómprate algo para ti, no desayunaste nada — me frunció el ceño ya estaba comportándose como una madre conmigo. Asentí y salí de la tienda.
Acomodé mi abrigo y di unos pasos hasta que choque con alguien, levante la cabeza y era Will.
— Buenos días —saludo con una sonrisa radiante. Creo que medio glaciar se acaba de derretir por eso.
— Buen día — saludé de regreso —, no te da vergüenza llegar tarde al trabajo — lo molesté y este siguió sin quitar su sonrisa.
— Tuve asuntos que atender antes de venir y le avise a Olivia que llegaría un poco tarde —explicó.
—Está bien — levanté las manos en señal de rendición.
—¿A dónde vas, tú? — pregunto curioso.
— A comprarle un café a mi tía, salimos algo apresuradas de la casa.
— A dos cuadras de aquí hay una cafetería — señaló.
— Gracias —respondí—, nos vemos a la vuelta — salude pasando por su lado.
Comencé a caminar en busca de esa cafetería, pase frente a tiendas de ropa, de zapatos, hasta de comida y antes de cruzar la calle miraba a ambos lados, nunca sabías cuando podrías cruzarte con un loco al volante.
Seguí leyendo los letreros de los edificios buscando la dichosa cafetería hasta que por fin di con ella, en el edificio se leía en grande “Café y dulces”. Fuera de la tienda habían algunas bancas, entre a dentro y el lugar estaba divido en dos áreas, una parte era cafetería y la otra era exclusiva de dulces. Fui a la sección de bebidas y pedí un café negro cargado para Olivia y una dona con glaseado de chocolate para mi.
Esperé unos segundos a que prepararán todo y me lo entreguen en una bolsa con el logo del lugar. Pagué y me retiré de ahí.
Al salir de ahí pude oír a varios a mis espaldas que se quejaban, no le di importancia y seguí caminando mientras sacaba la dona y le daba un mordisco, estaba deliciosa. Iba a llevar otro pedazo a mi boca cuando alguien chocó contra mi brazo evitando que mordiera la dona.
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Guerra de Sangre
FantasyAres Anderson, una joven híbrida de 19 años ha vivido como una humana común y corriente toda su vida. Su hermano, Blake Anderson se encargó de que no sintiera ni la más mínima curiosidad por saber qué contiene su otro lado sobrenatural. William Ivan...