Era una noche lluviosa, aunque hacía un momento que la lluvia se había detenido.
Constantine se detuvo para cruzar la calle sacando un cigarrillo de la caja, encendiéndolo.
Esa mierda estaba consumiéndole pero... simplemente había decidido que ya no le importaba.
Cruzó rápidamente la carretera, se dirigía a su apartamento fumando pero su instinto le hizo detenerse, miraba a una calle con un oscuro callejón.
Presentía que ocurría algo en el mismo, podía notarlo interiormente; así que tiró su cigarro y se dirigió allí. Una silueta fue dibujandose entre la oscuridad, era una chica, estaba apoyada en la pared sentada en el suelo con aspecto de haberse desmayado y estar inconsciente o peor aún (...)
Este rápidamente se agachó.
-Eh. Oye. Vamos eh. -dice dándole suaves palmadas en la mejilla-
Dirigió su mirada hacia abajo y vio la causa de la situación;
Sus muñecas estaban ensangrentadas y sintió apoderarse de él un cierto pánico para la considerable calma que aparentaba siempre;
La cogió en sus brazos y comenzó a caminar tan rápido prácticamente corriendo como podía. Se dirigió hacia el taxi de su compañero Charles, que estaba aparcado en la calle cerca del apartamento, pues solo había ido a comprar tabaco a la tienda de enfrente.
La metió en el mismo su compañero encendió el coche.
-Por favor, sé que me escuchas. Aguanta. Aguanta. -Dijo tomándole el pulso y notando latir su corazón aunque algo ralentizado-
Conducía el chico a toda prisa, esquivando tantos coches como podía, llegando a la entrada hospital Constantine, volvió a cogerla entre sus brazos y llamó la atención de toda persona que había en la entrada del mismo... estaba jadeando una vez se la llevaron.
Se sentó a esperar y un médico se dirigió a él.
-¿De qué la conoce? ¿Es su pareja? ¿Un amigo...? -Inquirió-
-¿Qué? No para nada yo... la encontré en ese estado no podía dejarla. -Dijo aún con la respiración alterada-
{Pasados unos días, en la habitación 142}
La chica abría sus ojos, mirando sus muñecas con decepción cubiertas por vendas no podía creerse que hubiese fallado. ¿Pero cómo?
Recordaba una voz masculina "aguanta" le había dicho, de hecho su cabeza lo repetía.
Dió un leve suspiro cerrando los ojos. Fue a levantarse y la máquina a la que estaba conectada comenzó a pitar. Esta se arrancó la vía y todo cuanto tenía puesto, cayendo al suelo.
Rápidamente se movilizó personal, yendo a socorrerla y Constantine permanecía expectante, había acudido todos los días hasta que tuviese noticia.
Cuando consiguieron estabilizarla, le llamaron. Este caminó calmadamente y la miró desde la puerta.
-Hola. Sé que no me conoces, yo a tí tampoco pero... soy por quién estás aqui -Dijo este queriendo respetar su espacio, sin entrar- ¿Puedo...?
-LARGATE. LO HAS ARRUINADO TODO. NO PUEDO SEGUIR AQUÍ. -Gritaba ella sollozando-
-Por favor... cálmate. Déjame hablar contigo, quiero ayudarte. -Dijo este mirándola-
-¿POR QUÉ? ¿QUÉ ES LO QUE QUIERES? -Gritó esta y él mismo, levantándose las mangas le mostró sus cicatrices-
Ella levantó la mirada de las cicatrices hacia sus ojos sintiéndose avergonzada.
Suspiró. Entendió lo que aquello significaba; él había pasado por lo mismo.
Así que dejó su enfado a un lado y le invitó a pasar.
-¿Por qué? -Emitió ella-
-¿Por qué qué? -Preguntó este viéndola-
-¿Por qué me salvaste? Quiero decir... -Dijo algo confundida-
-Yo he estado ahí y no me ha llevado a nada bueno -Dijo éste - Quise y quiero ayudarte.
-No me conoces.
-¿Eso importa? -Finalizó él-
Ésta se mantuvo en silencio. Quería respuestas.
-Mira... no sé cuál sea tu historia solo sé que esa -Dijo señalando a sus muñecas- no es en absoluto la solución.
Ella se encogió de hombros, con la mirada como si se tratase de una niña pequeña a la que estaban abroncando.
-Voy a estar para tí, sea cuál sea tu situación o lo que sea que pase, si me lo permites.
-¿Cómo me encontraste? -Dijo ella en tono confidente-
-Digamos que tengo un sentido extra para este tipo de cosas -Respondió el-
-No tengo nada, a nadie. Y muchos problemas. -Respondió ella-
-Te equivocas, ya te he dicho que me tienes a mí si me lo permites. -Sentenció él-
Entró una doctora y dirigió su mirada a este comunicándole que iba a revisarla y que si podía salir.
Cuando lo hizo, se dirigió a la sala de espera.
No se sentía capaz ni de sentarse a esperar simplemente. Caminaba deambulando de un lado a otro de la sala preocupado por aquélla chica.
Cuando se le permitió volver a entrar se sentó a su lado y la miró una vez más.
-Eras tú. El que me repetía que aguantase. -Decía con una tímida sonrisa habiéndolo pensado y recordando la voz-
Este asintió.
-Encantado de conocerte soy Constantine. ¿Y tú...? ¿Eres...?
-Eliénor.
-Si que es un nombre original. -Dijo este levantándose a mirar por la ventana-
-Oye... podías estar trayéndote más problemas de los que ya tienes.. quiero decir... los demonios, los ángeles.. ¿Qué opinas tú de ese tema? -Dijo volviendo a dirigir su mirada a ella-
Esta no le respondió con palabras, se sentó en el borde de la cama y dejó bajar su camisón del hospital hasta su cadera dejándole ver su espalda desnuda;
Constantine frunció su ceño ante lo que contemplaba, se acercó y ésta le miró por encima del hombro tímidamente.
Tenía unas cicatrices en la zona de los homoplatos. Claro que había visto ese posicionamiento, era donde solían ir las alas de los ángeles.
Pero éste continuaba sin comprender. ¿Cómo era aquello posible?
-Una mujer me dijo que había sido desterrada "aquí" a esta vida para llevar una vida de sufrimiento por lo que cometí en el cielo, no sé a que hacía referencia solo dijo que no me molestase en tratar de recordarlo, que mi castigo sería para siempre. -Dijo en tono confidente-
Constantine tragó saliba ¿Ese era su sufrimiento?
-¿Te importa si...? ¿Puedo... tocarlas? Yo... veo a esas cosas, todo el tiempo. Quizá si queda algo de esencia de lo que se supone que fuiste, por eso te sentí y pude llegar hasta ti.
-Eh... sí, supongo.
Constantine llevó la yema de sus dedos a sus cicatrices y las acarició con suavidad.
-¿Recuerdas... algun peso sobre tus hombros en algun momento de tu vida o...? -Dijo este notando como a ella se le erizaba la piel-
Esta negó.
-Cuando comencé a hacerme algo mayor sobre 17 años aproximadamente fue cuando esa mujer apareció y me lo dijo. No conocí a mis padres, crecí en un orfanato ya que me abandonaron siendo pequeña. Quizá ellos vieran esto y me considerasen maldita, estoy segura -Dijo con tristeza ella subiendo su camisón-
-Todos estamos un poco malditos -Dijo este sonriendola de lado queriendo transmitirle confianza- He estado ahi abajo unas cuantas veces, la primera, por el mismo motivo que tú y desde entonces, tengo ese "sentido extra" que te comentaba...
ESTÁS LEYENDO
Dark Light • {Constantine}
FanfictionHay ocasiones en que incluso en una monótona rutina de perdición y oscuridad puede aparecer la luz cuando menos lo esperas, quizá tú la buscabas o esta misma debía encontrarte... pero... ¿Qué o quién es cada cosa? ¿Es todo lo que parece? ¿Todo es de...