Capítulo único

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Muy pocas veces podía apreciar el silencio, solía temerle tanto que prefería escuchar las voces de Mylo y Claggor despreciándola, recordándole lo inútil que era y la mala suerte que traía sobre ella, como una maldición que nadie podía negar que existía y la acompañaba a donde quiera que fuera.

Había causado tantos estragos que ya no tenía forma de contarlos, algunos habían dejado de doler, porque era una costumbre más, sin embargo el último error había provocado algo más que Jinx no podía explicar o al menos, no quería esforzarse en hacerlo.

Aun recordaba el instante en el que vio a su padre desvanecerse y aquel ruido que empezó a crecer en su interior de forma vertiginosa, no podía escuchar nada más, las voces tomaron posesión de su cabeza y empezaron a gritar, todas al mismo tiempo, no podía seguir observando a Vi y aquella mirada de dolor que le dedicaba, entonces simplemente salió de ahí tan rápido como una exhalación. Corrió tan lejos como pudo, sin rumbo, su único propósito era huir de su último error. Se concentró tanto en su huida que pronto notó como los gritos en su cabeza cesaban progresivamente, entonces se detuvo, con la respiración agitada y el cuerpo demasiado adolorido para continuar, sentía la humedad en sus mejillas y el viento chocando contra su rostro, de repente todo a su alrededor quedó en silencio, como si alguien hubiera bajado el interruptor, y aquel ambiente bullicioso quedó tras una cortina de silencio, aplastante, oprimiendo su pecho.

Quería correr y llegar a casa para abrazar a Silco, mientras le contaba todo lo sucedido y lo arrepentida que estaba, prometiendo que esta vez no cometería los mismos errores, pero ahora aquella oficina estaba vacía, no había nadie esperándola, ¿A dónde se supone que iría? Fue lo primero que pensó cuando pudo recuperarse, perder a Silco equivalía a perder su único hogar.

“Hogar”

Su mente quedó en blanco, no habría otro lugar al cual llamar hogar a partir de ahora, aun cuando el hogar al que solía permanecer no era uno amable o cálido, ni mucho menos dulce, era un buen lugar donde regresar a curarse las heridas, donde su único familiar, estaría esperándola, sea para regañar o animarla, pero nunca para juzgarla.

Pronto se dio cuenta que su hogar no era necesariamente un lugar, sino la persona que te esperaba en él.

“Siempre destruyes tu hogar, estás maldita” Escuchó la voz de Mylo nuevamente, un tanto lejana, pero estaba ahí.

No intentó replicar, simplemente soltó una breve carcajada carente de humor.

-Al menos los tengo a ustedes…Y no podrán irse jamás.

Escuchó a Mylo chistar, lo que era una pequeña victoria.

-Hogar… -Susurró, mientras descansaba la cabeza sobre la pared, cerró los ojos, mientras inspiraba profundo. Dejó vagar su mente, recordando cada uno de sus hogares, cada persona que estuvo en él, comenzando por sus padres, luego Vander y Vi, incluso Mylo y Claggor fueron parte, y en aquel tiempo también había alguien más, su mejor amigo, dejó escapar una sonrisa llena de nostalgia. Antes de que todo se fuera en picada, compartieron un lapso de tiempo que ahora se veía tan lejano como un recuerdo de otra vida.
Durante un breve instante olvidaron todo y se reunieron como dos viejos amigos que recordaban juntos los buenos tiempo, aunque los buenos tiempos eran tan escasos que la conversación resultaba corta, aun así era amena, provocando aquella calidez que Jinx no recordaba haber sentido jamás.

No se hicieron aliados después de eso, tampoco cuando compartieron un primer beso, ni demás primeras veces que se permitieron vivir juntos.

“Una linda historia de amor.” Se burló Mylo, provocando que Jinx soltara una carcajada. No fue una historia de amor, aquello no podía suceder en un lugar como ese y menos con una persona como ella. Arruinada y con el talento innato de arruinar. Ekko escapó antes de que la bomba estallara y no se refería a aquella que soltó en el puente durante su pelea, sino a ella y las órdenes que debía obedecer, no podía fallarle más a su única familia, aún si eso significaba lastimar a Ekko y acortar cada vez más su tiempo hasta que pronto aquella rutina que crearon juntos se desvaneció. Después de aquello intentó retomar su camino, esta vez con la mente centrada, incluso las voces dejaron de mencionarlo y así se convenció que lo había superado, pues ella no extrañaría a aquellos que no la extrañaban.

BLUE [Jinx x Ekko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora