1- Puede que tengas razón.

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¬ 1 ¬

Miau.

Miau.

¡Miau!

Y así empieza cada mañana. Si no es por mis pesadillas, es por mi gata Kelly. La quiero mucho pero desearía que no me despertara siempre. Es como mi alarma: ninguna me deja dormir. Me levanto y le doy de comer aunque tenga comida en su plato. Es como si no le gustara la comida del día anterior. Dueña rara, gata rara. Dicen que las mascotas se parecen a sus dueños. Confirmo esa teoría. Kelly camina como yo, duerme como yo, es como yo. Es como mi alma gemela pero reencarnada en una gata. Mi mamá me la regalo cuando cumplí cinco años, y la sigo teniendo hasta hoy en día. Ya es bastante vieja. Tiene doce años. Es como un recuerdo hacia mi madre. No sé qué voy a hacer cuando ya no esté. Será como si mi madre no estuviera...

No, es muy temprano para llorar. Hoy va a ser un día alegre. Hoy voy a saber el nombre del chico misterioso. Me cambio para ir a la escuela y me agarro una manzana para comer en el camino. Diana está tan radiante como siempre, esperándome afuera como siempre. En el camino le comento sobre el chico y le pregunto si lo conoce, pero no tengo suerte. Ella y Randy son mucho más sociables que yo. Diana tiene mucha más popularidad por ser una de las chicas más bellas de la escuela, con un cuerpo y una personalidad que deja hipnotizado a cualquiera. Y Randy es parte del equipo de natación. Es uno de los más rápidos nadadores y como entrena mucho, tiene buena figura. Y luego estoy yo: la chica nerd que está con ellos solo por su "fama". O bueno, eso es lo que dicen todos sobre mí. La verdad es que no me importa lo que piensen.

Llegamos y entro lo más rápido que puedo ya que la primera hora es la clase de literatura. Me siento en mi asiento y espero pacientemente a que él llegue. Pero no lo hace. Llegan todos, incuso hasta el profesor pero él no. El Sr. Hoffman empieza a tomar lista y mis esperanzas de que venga casi no están pero un chico de chaqueta negra y pelo rubio se asoma por la puerta.

-¿Forester Luca Darrel?

-Presente.- lo escucho decir. Así que ese es tu nombre.

-Justo a tiempo, señor Forester. ¿Y ahora cuál es su excusa?- observo como la comisura de los labios del profesor se empiezan a tornar impacientes, al igual que su respiración se vuelve más rápida y su mirada seria. Estar al frente de todo tiene sus ventajas.

-Perdí el autobús.- dice Luca sin importancia.

-Bueno. Vaya a sentarse. Sigo tomando asistencia.

Lo veo caminar hasta su asiento, como si estuviera modelando. Me sonríe y yo le devuelvo el saludo. Lo sigo viendo hipnotizada que no escucho cuando el profesor me nombra.

-¡¿Dickens?!

-Presente, presente. Perdoné, no lo había oído- digo arrepentida.

-Discúlpela profesor. De seguro tiene los oídos llenos de cera. Como es una pobretona, de seguro no tiene ni agua para bañarse- escucho como Vanessa se burla de mí. Ella siempre me ha tratado mal pero no dejo que sus palabras me afecten. No hoy. Así que me quedo callada para no generar problemas. -¿Qué? ¿El ratón te comió la lengua?

-Señorita Jenkins, una más y se va a dirección.

Y así pasa la hora. Con el profesor explicando sobre el libro que debíamos leer y con las risitas burlonas dirigidas a mí.

-No le hagas caso, es una envidiosa.- siento una voz cerca de mi oreja. Es Luca.

-¿Y qué podría envidiarme ella a mí?- pregunto porque de verdad yo no lo sé.

A Killer HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora