29🌸Hamburguesa

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Era un buen día para deprimirse.

Aoi jamás había estado en ese tipo de situaciones pero había leído, escuchado y visto maneras de animarse. Tanta película y todas coincidían en helado y película romántica.

- ¡Argh! ¡Mis ojos! – gritó tapándose la cara con la sábana que hacía de capa.

Nezuko ni se inmutó: abrió las ventanas, apagó el ventilador y sacó la montaña de helados al balcón; donde el clima tropical se encargó de derretirlos.

Kanao se limitó a desconectar la televisión, en la que reproducía una película de romance, triste, de esas que al terminar de ver te dan ganas de aventarte de un puente.

En un descuido suyo, Aoi ya se había colocado los audífonos con una lista de reproducción que Kanao reconoció.

- ¡Debes animarte! – reclamó Nezuko, antes de escabullirse en el armario de la ojiazul eligiendo un conjunto de ropa adecuado – Vinimos para sacarte de esta cueva. Por poco te confundo con la chica del aro.

-  ¿Pasa algo malo si no quiero salir? – con la mano señalando la salida agregó – las dejo libres de su consciencia, quisiera estar sola para terminarme el chocolate que compré para hoy y la serie que llevo atrasada.

Kanao rodó los ojos antes de descolgarse la mochila que traía en los hombros y guardar de forma descuidada todo el chocolate posible.

- Claro que habría un problema

Desde la puerta, Kanata acababa de colgar la llamada con una sonrisa satisfecha.

- Tendríamos que cancelar el plan cuando todo ya está listo.

🌸

- Las chicas fueron a animar a Aoi. Ya se encuentran con ella, al parecer esta vez fue algo grave; Kanao dijo que el plan era ir a un parque acuático, el perteneciente a la familia de Kanata

- Tienen suerte – razonó Genya, antes de suspirar aliviado. A veces las ideas de Nezuko eran algo impredecibles, pero saber que estarían en un lugar seguro le proporcionaba tranquilidad.

- Me alegro tanto que Nezuko-chan no tenga que lidiar con este jabalí. ¡La extraño, no la veo desde la mañana! - lloriqueó el rubio.

La primera observación de Zenitsu ya no era exagerada. La segunda si.

Eso si era un auténtico chiquero. Con ese desorden descomunal quedaba clara la ausencia de Kotoha esa semana.

- Yo me voy, Kanata necesitará ayuda – Zenitsu también quería unírsele, pero Tanjiro los detuvo.

- Estamos aquí para ayudar a Inosuke – señaló – y las chicas estarán bien.

Zenitsu giró la cabeza de forma espeluznante, comenzando a zarandear al pelirrojo.

- Eso pensamos aquella vez en la que ellas fueron al cine. No había entradas y jugaron a las traes por todo el lugar, Kanao y Nezuko se quedaron estancadas en el elevador al pasar por todos los pisos sin salir… ¡¿Tienes idea que tan terrible fue?!

Agatsuma comenzó a dar vueltas algo histérico. Tanjiro también se preocupó.

- Claro que lo sé. Se trataba de mi novia y hermana, Zenitsu.

Inosuke le había contagiado a Nezuko algo de su impulsividad. Tal vez demasiada.

- Kanata es la voz de la razón – ante la observación de Genya, miraron a otro lado incómodos. La de menos edad era la más madura en aquel alocado grupo – y estarán en un lugar en el que se encuentran familiarizadas. Estarán bien, confíen en ellas, animaremos a Inosuke.

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