—¿Coral?—preguntó Glimmer, observando a su amiga y compañera de trabajo dormida en la camilla de hospital.
—Sí, veneno de coral—dijo, se le notaba enojado—. Agradezco que lo haya notado rápido y no haya dejado daños permanentes, pero el choque le lastimó las costillas...
—Ella es fuerte, superó cosas peores—. Ambos cruzaron miradas preocupadas, pero esperanzadas. La rubia saldría adelante, era muy obstinada para irse antes de tiempo.
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—¿Por qué no volvió todavía? ¿Acaso se enojó en serio?—. Los brillosos ojos del can observaban con confusión a la morena mientras conversaba con él—. No recuerdo haber dicho o hecho algo que le disguste, ¿no? ¿Tú qué crees, Swiftie?
El timbre del departamento le causó un sobresalto. No esperaba a nadie, ya había recibido las compras del día y era obvio que Adora no tocaría el timbre. Temblorosa, atendió, escuchando una voz confiable del otro lado, sin terminar de confiar del todo.
—¿Catra? ¿Me puedes abrir? Tengo que hablarte de algo importante—. Ni siquiera contestó, no se sentía segura luego de lo ocurrido más temprano, pero otra voz le hizo cambiar de opinión.
—¡¿Puedes abrir, mierda?! Es urgente y es sobre Adora—. La chillona voz de la oficial pelirosada le aseguró el camino, por lo que presionó el botón, permitiéndoles el paso.
—¿Sucedió algo?—preguntó, observando a través de la puerta arrimada, teniendo cautela ante las acciones de ambos.
—¿Te molesta si pasamos? Es algo que sería mejor hablar en privado que con una puerta en medio y en pleno pasillo...—dijo el moreno, intentando alivianar el ambiente con una mirada cálida.
—Bien, pasen—contestó luego de pensarlo por unos minutos.
Ni siquiera llegó a terminar de abrir la puerta que Glimmer se lanzó sobre ella, tomándola del cuello de su camisa y levantándola del suelo.
—Tú la envenenaste, maldita perra. ¡Sabía que tú estabas detrás de todo esto! Eres una sangre fría que no le importa en absoluto su gente...—escupió con rabia, deseando vengarse con la imagen de la rubia en la camilla de hospital.
—¡Glimmer!—exclamó Bow, consternado ante la repentina acción de parte de la pelirosa—. Baja a Catra ya mismo. Sí, es una sospechosa, pero inocente hasta que se demuestre lo contrario. Bájala.
Luego de muchas dudas y quejas, procedió a liberar a la morena, tomando asiento en el sillón de mal humor, cruzada de brazos.
—Gracias, Bow. ¿Para qué vinieron? ¿No dijeron que tenían algo importante que decirme?
—Pues sí... venimos con malas noticias—. Sin rodeos, decidió enfrentarse a la morena cara a cara, intentando descifrar lo que pasaba por su mente.
—¿Q-Qué malas noticias? ¿Por qué Adora todavía no llegó a casa?—. Catra comenzó a sentir cómo su corazón comenzaba a latir con más velocidad de la normal, su respiración pesaba.
—Adora se encuentra mejor ahora, pero fue envenenada. Según los estudios, el veneno fue inyectado a eso de las 6 am, cuando se encontraba aquí.
—¿Qué?—. Sus piernas le fallaron, terminó en el suelo con la mirada perdida—. ¿Puedo visitarla? ¿Está bien? ¿Llegaron a tratarla?
—Está estable, no creo que debas saber más que eso—. Bow se sentía algo traicionado, era obvio que la única presencia además de ella misma a tales horas era la morena, la misma en la que tanto confiaba Adora.
—Catra Applejuice, bajo demanda judicial ante el avance del caso y nuevas evidencias, te encuentras nuevamente bajo arresto por sospecha de intento de asesinato de un oficial de policía a cargo de tu caso—interrumpió Glimmer, completamente enojada, queriendo mantener la compostura y el profesionalismo, esposando a la morena, quien continuaba en el suelo al no poder sentir sus extremidades inferiores.
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—¿Esperanza? ¿Por qué lloras?
—Ven aquí—. Le hizo seña de que se ubique a su lado, observando una foto donde se encontraba con una mujer morena de ojos grises—. ¿Sabes quién es ella?—negó con la cabeza—. Su nombre es Mara, es una mujer muy sensible pero muy poderosa; puede asesinar a quien sea con tan sólo observarlo, pero también puede enamorarte con la palabra más pequeña que existe—. Adora se sintió extraña ante esta explicación, le era muy raro observar a una persona tan fría como lo era Esperanza hablar de algo tan sentimental y abstracto como lo es el amor.
—¿Qué es Mara para ti?—preguntó, de manera inocente.
—Alguien muy especial, pero jamás seré suficiente para ella.
—¿Qué quiere decir eso?
—Cuando seas más grande, lo entenderás.
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—¿Puedes bajar eso, por favor? Podrías lastimarte...
—Querida, yo no te enseñé esas cosas. ¿Por qué eres así conmigo?
—¿A-Así como?—. La rubia con sólo 16 años temblaba, observando a la mayor con una navaja en la mano.
—Tan así. Seguro fueron tus padres quienes te enseñaron esos modales—. Sus ojos se veían muertos, sin brillo ni esperanza alguna, observando su entorno.
—P-por favor, ¿puedes darme eso? Podemos hablar... Nunca quise hacerte sentir así, disculpa si hice algo mal—. Se encontraba al borde del pánico, intentando que ella no clave aquella daga en algún lugar que no debería.
—No es suficiente, linda... Nada es suficiente ya.
—Espera... No. ¡No! ¡Esperanza!—. El cuerpo cayó preso de la gravedad en el suelo, mientras Adora caía en un incontenible llanto. Admitía que en esos años que estuvieron juntas, tratándose como hermanas, a pesar de la frialdad de la mayor, sabía que le tenía un cariño especial, por más pequeño que sea, pero jamás creyó ser capaz de provocarle tal dolor como para que el amor que ella y Mara le ofrecían no fuese suficiente.
—Busca a Mara, ella sabrá guiarte por los últimos años y estará feliz de verte.
—Debo... detener la hemorragia—. Rompiendo su remera, quiso frenar la sangre del abdomen, pero las manos de la mayor se lo impedían con sus últimas fuerzas.
—Adora, déjame descansar, por favor. Sólo eso último te pido. Sé buena y déjame descansar y librarme de este mundo insoportablemente cruel.
Cumpliendo con su pedido, se decidió a entrar en búsqueda de Mara, de una vez por todas. Era la segunda persona que moría en sus brazos y le decía que la buscase, que sólo en ella podría confiar, pero siempre se desviaba por una u otra razón.
Debía encontrarla y ponerle respuestas a sus interrogantes.
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Detrás de rejas [Catradora]
FanficAdora patrulla las calles de Brightmoon en la noche, como le habían asignado sus superiores, cuando se encuentra con una persona inesperada... En una situación inesperada. -A-Adora... No creerás que yo la maté... ¿v-verdad? Advertencia: menciones co...