Pánico.
Un segundo atrás todo era maravilloso y ahora era presa del pánico.
¿Qué rayos había hecho? ¿Cómo se le había ocurrido decirle esas palabras a Sasuke de un modo tan descuidado?
No había sido su intención, no quería presionarlo, no quería que cargara con el peso de sus sentimientos tan pronto. No solo era pronto, era demasiado pronto.
Sí que era un idiota. No hace mucho estaba decidido a enamorarlo, a irse enamorando él también poco a poco, pero la realidad es que estaba seguro de que ya lo amaba desde muchísimo antes. Antes de conocerlo, antes de comenzar a buscarlo, antes de saber siquiera que tenía un destinado. Era como si ya hubiera nacido con ese amor dentro de él y, en cuanto conoció a Sasuke, al fin encontró a quien dirigirlo.
Todo fue tan rápido...
—Lo siento, lo siento. —comenzó a disculparse con desesperación ante el pálido rostro de su omega. Rayos, ¡si hasta había perdido la color! —No fue mi intención, se me escapó. No quise... No, bueno, sí quise, pero... ¡Diablos! —exclamó desesperado, soltándolo para llevarse las manos a la cara y luego revolverse el cabello. —Perdóname, Sasuke. Dije mis sentimientos sin pensar, no tienes que corresponderlos aún. Sé que es muy pronto, pero no pude evitarlo. Ya estás lidiando con demasiado como para que yo venga y te diga estas cosas. No quiero que te sientas presionado solo porque yo- mpfh. —una mano contra su boca lo hizo detenerse abruptamente y abrir los ojos como platos, sus azules orbes enfocándose en su compañero, quien de un segundo para otro había pasado de lucir más pálido que una hoja de papel a tener todo el rostro enrojecido y el ceño fruncido.
—Hablas demasiado. —fue todo lo que el pelinegro dijo antes de quitar la mano de su boca, apartarse y darse la vuelta para marcharse de regreso a la cocina.
Naruto se quedó ahí de pie, parpadeando confuso. Tuvo el impulso de seguirlo, pero titubeó, inseguro.
Lo había arruinado, ¿no es así? Ahora Sasuke se sentiría presionado solo porque él no pudo detener el impulso de decirle lo que sentía. Seguramente ahora el omega se sentiría incómodo con él, ¡pero es que no había podido evitarlo! Llevaba tanto tiempo reprimiendo todo el afecto que sentía por su destinado que, ahora que lo tenía a su alcance, simplemente no podía refrenarse.
Quería pasar cada momento del día con él, quería abrazarlo férreamente cada noche, quería salir con él, presentarlo a todos sus amigos y enseñarle la aldea, quería que Sasuke lo buscara por su propia voluntad, que también tuviera esa misma necesidad de cercanía para con él, quería quería quería. Quería tantas cosas para las cuales sabía que Sasuke no estaba listo aún, y eso incluía hablar de sus sentimientos.
¿Y si ahora Sasuke se sentía tan abrumado que terminaría decidiendo que quería irse a vivir con su hermano cuando se encargaran de Fugaku?
Naruto no lo detendría y respetaría su decisión, pero era lo que menos deseaba. Quería a Sasuke justo donde estaba ahora, ahí, en su casa, el hogar que era ahora de ambos, pero si Sasuke prefería poner algo de distancia entre ellos mientras se conocían un poco mejor, bueno, probablemente regresaría a casa a llorar y a lamentarse de la vida.
"Eres patético".
Frunció el ceño al escuchar esa voz dentro de su cabeza. Ya la conocía a la perfección, llevaba escuchándola desde el día en que nació.
— ¿Que tú no estabas durmiendo? —le respondió en su mente de mala gana.
El enorme zorro en su interior bufó, burlándose de él.
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Esperándote
FanfictionNaruto Uzumaki, Séptimo Hokage de Konoha, lleva trescientos años esperando encontrar a su destinado. Sabía que estaba vivo, podía sentirlo. Le había buscado por todos los rincones del planeta, pero siempre terminaba dándose de bruces contra la pared...