Primeras palabras

409 11 0
                                    

A tí, que ya no estas, que te has ido como todos suelen hacerlo, te deseo muchos éxitos, que tu vida esté llena de cosas hermosas, de amistades sinceras y de amor verdadero, que la vida te regale muchos momentos hermosos, que jamás te derrumbes, que brilles tanto como siempre sueles hacerlo, porque eres grande, porque tu inteligencia va mucho más allá de cualquier eventualidad y siempre he admirado eso de tí, se que lograrás todo lo que te propongas porque además siempre he creído en tus capacidades y sé que todo estará bien.

Prometo dejar de extrañarte algún día, se que todo es cuestión de tiempo y que en algún momento de la vida los sentimientos se transforman, así que, si de casualidad te preocupas por mí, te dejo saber que yo estaré bien, no es la primera vez que paso por las despedidas, ya aprendí a soltar, tengo un master en despedidas y aunque sea siempre un tanto doloroso, todo pasa, algún día pasa.

Entiendo que ya no me quieras en tu vida, que ya no formo parte de tu día a día, sé que eres una persona independiente sentimentalmente hablando y también admiro mucho eso de tí, me pregunto cómo lo haces, quisiera algún día aprender a ser así, quisiera ya no sentir tanta dependencia emocional y ver a todas las personas por igual, sin nada especial que me haga querer tenerlas para siempre, aunque les tenga mucho afecto.

Llevo rato tratando de escribir algo decente y no quedarme como tonta frente a la computadora sin saber por dónde empezar, porque antes de escribir la primera palabra ya mis ojos se han inundado de lágrimas y mi cabeza de recuerdos, que aunque sean muy buenos duelen y es inevitable sentir este vacío que sé que nadie podrá llenar.

Supongo que me equivoqué y eso es tan decepcionante, porque siempre quise tener la razón cuando me decían que te irías, yo orgullosamente decía que jamás pasaría y que te quedarías para siempre, pero bueno debo admitir mi error, me equivoqué.

Debo soltarte, debo dejarte ir, así que vuela alto, ya no tienes que obligarte a permanecer, encuentra ese lugar donde te sientas mejor, donde no tengas que lidiar con dramas y donde no tengas que hablar constantemente para demostrar afecto.

Atrás quedarán las risas, las conversaciones profundas, los momentos divertidos, las experiencias únicas, las reuniones de fin de semana, los pasteles de cumpleaños, los consejos, los abrazos virtuales, el para siempre y el nunca me iré.

Una vez más y con el corazón en la mano debo decir adiós, aquí estaré por si algún día decides regresar, tal vez no seremos las mismas personas que antes, quizás ya no hablemos de los mismos temas y puede que ni siquiera hablemos de nuestros proyectos, pero aquí estaré.

APRENDE A SOLTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora