Capítulo XXVI

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Cinco se gira hacia mí antes de que me pueda teletransportar.

-¿Qué estás haciendo aquí? -me pregunta cinco en voz baja, con el ceño fruncido.

-Ah, pues verás... -volteo hacia donde está Gloria y veo que ya no está Dot-. Mira, ya se fue Dot, es hora -le digo, evitando su pregunta, él parece algo aturdido por mi inesperada respuesta.

Ambos nos teletransportamos hacía donde se encuentra Gloria.

-Oh, quién lo diría -dice Gloria viendo el bote de metal.

Cinco le pega a Gloria en la nuca con su pistola y Gloria cae al piso inconsciente. Tomo el bote de metal y se lo entrego a cinco, quien se sienta donde hace un momento estaba Gloria y saca el contenido del bote.

-¿Qué dice? -le pregunto, no puedo ver nada ya que estoy vigilando que no venga nadie.

-No te voy a decir, no hasta que me digas qué haces aquí -me dice y pongo los ojos en blanco.

Dejo de vigilar la puerta y me acerco hacía el escritorio donde se encuentra.

-Mira, vine aquí porque la encargada me trajo, aparte de que me encerró en un cuarto, que por suerte puede escapar yo -le digo, pero él sigue escribiendo algo con la máquina de escribir.

Después de unos minutos, cinco se pone de pie y me entrega uno de esos botes de metal.

-Ten, este envíalo a ese tubo -me dice, señalando un tubo de la izquierda. Hago lo que me pide sin preguntar nada y cada uno pone un bote de metal en un respectivo tubo neumático.

Cinco se da media vuelta sobre su propio eje y yo hago lo mismo, quedando recargados en los tubos neumáticos, frente a frente.

-¡Listo! ¿Qué es lo que...

-Hola, cariño -ambos giramos la cabeza hacía la encargada-. Me alegra que le estés ayudando a cinco, pero así no se hace, querida -me dice la encargada, yo no despego la mirada de ella, pues tengo la sensación de que cinco me está mirando.

La encargada voltea a ver a cinco.

-Oh, veo que ya se conocían, ¿No es así? -le dice la encargada a cinco.

-Sí -le dice cinco, en un susurro.

-¿Dónde está Gloria, cariño? -me pregunta la encargada y yo no sé que decirle.

-No lo sé, madre -le digo firme y segura-. Cuando llegamos aquí cinco y yo, ella no estaba, por eso nosotros mismos envíamos los botes a los tubos.

-Ustedes, están juntos, ¿No? -nos pregunta, pero no decimos nada-. Me refiero, a que ya lo sabes todo, ¿No es así, cariño? -me pregunta la encargada, pero yo niego con la cabeza.

-Ella no tiene nada que ver conmigo -le dice cinco firme y seguro.

-No les creó -nos dice la encargada.

La encargada se va al escritorio donde escondimos el cuerpo de Gloria y al ver que está tirada en el piso, nos voltea a ver.

-Son ustedes unos traidores -nos dice la encargada-. Esto no me lo esperaba de ti, cariño -me dice y hago una mueca de asco.

-Hay muchas cosas que tú nunca me dijiste -le digo.

-Tienes razón, pero gracias a mí las descubriste.

-No, fue gracias a cinco -le digo.

-Si no te hubiera mandado a capturar a número cinco, nunca habrías sabido la verdad.

Lo siento si alguna vez dije que te odiaba.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora