2; Lugar seguro

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Miraba nuevamente por la ventana de la habitación cuando las luces empezaron a parpadear, este se giró a Eliénor.

-Creo que voy a tener que sacarte de aquí. -Dijo acercándose a ella por delante-

Ella miraba al pasillo y le miraba interrogante.

-Si las cosas son como me las han dicho vienen a por tí, bueno, a por mí seguramente también por haberte salvado -Dijo visualizando la máquina a la que estaba conectada-

Rápidamente la desconectó, le sacó la vía y llamó a Charles, su compañero.

-Te necesito para una maniobra de distracción en el hospital. No. Preguntes. Deja el coche abierto en la entrada. -Dijo colgando-

Constantine cogió una silla de ruedas y la sentó en ésta. Se quitó su chaqueta de traje y la puso por encima de ella.

-No digas ni una palabra, nos vamos de paseo si preguntan sigueme el rollo

Ella asintió.

Recorrían los pasillos tranquilamente cuando vieron la actuación de Charles fingiendo un ataque de... ¿pánico? ¿ansiedad?

Para Constantine ese chico era un caso.

Al salir por la puerta la detuvo Gabriel.

-Vaya, vaya John... nunca vas a dejar de interponerte o entrometerte en cosas que no debes... ¿no es así? -Dijo con una voz muy calmada y armoniosa-

-Apartate, Gabriel -Dijo esta en tono protector-

-¿Por qué tanto interés? -Dijo mirandole y mirandola- Oh... ya. Te crees que así vas a salvarte... otra acción en vano egoísta. Vas a morir y sabes qué te espera, es inevitable -Dijo, apartándose-

Constantine rodó los ojos y metió a la chica en el coche con él saliendo Charles rápidamente subiendo al asiento del conductor.

-TE ESTÁS BUSCANDO MÁS PROBLEMAS JOHN. -Gritó Gabriel en lo que el coche arrancaba-

-¿Qué pasa? -Preguntó Charles pero Constantine le ignoró, una vez más-

Eliénor tenía un gesto de confusión, pero a la vez de agradecimiento. Miró con una sonrisa leve a Constantine y este mantuvo el semblante serio.

-¿Te mueres? -Dijo ella-

-¿Quién no? -Dijo este alzando una ceja-

-Parecía inmediato.

-Ya, Gabriel dice muchas cosas... -Comentó mirando por la ventana- Vas a quedarte en mi apartamento, ahí tengo toda clase de protección para que no lleguen y en caso de que lo hagan, podré defenderte.

-Como si tuviese otra opción. -Dijo ella con cara de circunstancias-

Realmente no tenía ningun otro lugar donde quedarse, vivía en un albergue.

Al entrar, miró el entorno. Lo primero que llamó su atención fue que el marco de la puerta de la entrada a casa tenía inscripciones y símbolos.

Después, vió la mesa con botellas de cristal, ceniceros y entrando este tras ella y cerrando, se sentó en la mesa.

-Gracias por tu ayuda. Realmente... nunca antes nadie ha mostrado interés en mí o lo que me pase. -Dijo ella y se vio a un espejo- Vaya, estoy que doy asco solo me da el toque elegante tu chaqueta.

Constantine sonrió por como terminaba el comentario, pero entonces comenzó a toser escandalosamente.

Eliénor le vió con preocupación, la cual fue mayor cuando vió que lo que tosía no era otra cosa que sangre a un pañuelo.

Este carraspeó viéndola tirando el papel a la basura, lanzandolo desde donde estaba.

-Iré a ducharme, puedes cambiarte a algo de mi ropa relajada, no creo que estés muy cómoda en ese camisoncillo y la chaqueta. Mira en el armario de la habitación. -Dijo este cogiendo otra ropa y metiendose al baño-

Ella fue a la habitación y realmente podía sentir la soledad que emanaba esa casa, le resultaba familiar, le resultaba lo que había sentido ella casi toda su vida.

Abrió el armario, cogió una camiseta blanca básica y tras probarse varios pantalones de pijama y ver que ninguno le quedaba, cogió uno corto que había por ahí. Ese sí.

Se vió al espejo y mirandose las vendas en el reflejo, pensaba en todo lo que había causado con aquel acto. Ahora quizá se encontrase en más peligro que nunca y a la vez, poniendo en más peligro a ese hombre que resultaba un tanto... extraño.

Claro que le resultaba agradable y no podía estar más agradecida sin embargo parecía haber estado en la misma situación o muy parecida pero afrontándolo de otra forma. Se sentía realmente curiosa con respecto a él.

Este entró en la habitación con un pantalón de pijama y el torso desnudo, sacudía la camiseta que él había cogido.

-Veo que has encontrado algo

-Veo que tienes tatuajes. -Dijo ella viéndole los de los brazos-

Este asintió poniendose la camiseta, esta vez sí.

-Bien... puedes dormir en la cama, yo me iré al sofá -Dijo él como si nada-

-Ni de broma, es tu casa. Yo me voy al sofá, bastante que me has traído para protegerme. -Dijo ella viéndole-

John fue a por algo de comida asiática, la trajo a casa y cuando entró vio a Eliénor acurrucada en el sofá.

-Vamos, está aquí. -Dijo-

Ella se levantó y comenzaron a comer.

-Si te mandaron aquí para sufrir como dijiste no les va a hacer ni pizca de gracia que hayas intentado terminar con ello y a la vez, no va a hacérsela que yo me haya entrometido. Yo me dedico a los demonios... aunque claro, los de arriba en ocasiones también pueden causar bastantes problemas -Le explicó-

-¿Y si me encuentran? -Dijo mirándole- ¿Y si te hacen daño y consiguen llevarme?

-Un ángel cabreado no es para nada amable y menos si creen que están haciendo un acto de justicia para el cielo o los superiores, ya sabes -Dijo comiendo-

Eliénor comía limitándose a escucharle, le gustaba como se explicaba y a pesar de todo lo que le comentaba, le transmitía seguridad.

-Esto está muy rico -Dijo ella señalandole al arroz con el tenedor-

No pudo evitar otra sonrisa de lado, pensando en lo despreocupada que se mostraba frente a todo lo que le comentaba y ocurría. Era en cierto modo adorable y él no estaba acostumbrado a... ¿Tener esa clase de pensamientos?

Él vivía en permanente estado de alerta y aunque sentía que debía estarlo más que nunca, a la vez sentía que quizá a Eliénor le viniese algo mejor que se mostrase relajado aunque a la vez, enseñarla como podía protegerse;

Claro que no pretendía dejarla sola.

Se encendió un cigarro y cuando fue a llevarselo a la boca, Eliénor se lo quitó.

-¿Qué se supone que haces? -Dijo en tono de molestia-

-Tú me salvaste... yo intento que no te perjudiques más. Esto no puede ser bueno para... lo que te pasa -Dijo viendole y lanzó el cigarro al suelo pisandolo-

John la dió la espalda desconcertado por aquél acto y la situación, se dirigió a la habitación tras dejarle una manta a ella en el sofá con los cojines. Se sentía extraño y descolocado; quizá más que nunca a pesar de todo lo que había acontecido en su vida. Algo así era nuevo para él.


Dark Light • {Constantine}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora