Olivia Davies
—Me han invitado a una fiesta de Halloween y vamos a ir todos.
Violet se deja caer sobre la silla junto a mí ruidosamente.
Nos encontramos a un par de asientos a la izquierda de donde nos solíamos sentar en la mesa de La Élite. Mis amigos no tendrían por qué haberse movido de sitio conmigo, pero no han hecho ningún comentario al respecto, lo que agradezco secretamente. Son las mejores personas que podría haber encontrado.
Desde que la conocimos en la fiesta de Jason, Violet se ha acoplado a nuestro grupo. Al principio pensé que era porque no conocía a nadie, pero no tardó nada en demostrar que la socialización es uno de sus puntos fuertes, porque conoce a muchísima gente para llevar una semana en el instituto. Pero a mis amigos parece caerles bien y a mí, aunque tengo sentimientos encontrados con respecto tener a alguien que me recuerda constantemente con su sola presencia quién era de niña, me agrada volver a tenerla como amiga. En el colegio éramos inseparables.
Ante la afirmación de nuestra nueva (vieja para mí) amiga hay dos reacciones simultáneas:
—Ya tenemos planes para Halloween —le dice Rea.
—Cuándo y dónde —dice Holt.
—¿Qué se supone que es lo que vais a hacer para Halloween? —pregunta Violet, poniendo los ojos en blanco.
—Tenemos una fiesta privada para la que podemos conseguirte una invitación.
—Son cinco dólares la invitación y una promesa de que no contarás nada de lo que ocurre dentro —le hace saber Holt.
—¿A qué clase de ritual satánico pensáis llevarme? —replica la chica de pelo violeta.
—No es ningún ritual satánico. Es privacidad —contesta Rea.
—En fin, pues a esa fiesta podemos ir después. Veréis, me siento con un chico en Química que al principio parecía bastante aburrido, la verdad, pero hoy hemos estado haciendo unas prácticas y he podido hablar con él. Resulta que sus padres son rumanos y que tiene un grupo de amigos que son todos de Europa del Este y...
—¿Te han invitado a una rave de los de Europa del Este y pretende llevarnos contigo? —inquiere mi mejor amiga, escandalizada.
—Es demasiado incluso para nosotros —rechaza Holt, llevándose la cuchara llena de puré a la boca.
—¿Qué? ¿Por qué? Seguro que lo pasaremos bien —se queja Violet, indignada.
—Porque es un festival de drogas, alcohol y techno en el polígono más mugriento y peligroso de la ciudad en el que si te pasa algo, no hay dios que te encuentre. Y son ilegales, así que puede llegar la policía en cualquier momento y la gente por que no les pillen hace lo que sea —le explica Rea, soltando un suspiro al final—. Nosotros preferimos algo más discreto. Y seguro.
Violet vuelve a poner los ojos en blanco. Nada de eso es una advertencia para ella.
—Pero por ir un ratito... —dice, preparada para convencerlos.
—Yo no voy a ir —sentencia la chica de los rizos.
—Yo le tengo aprecio a mi vida, la verdad —niega también Holt.
Los ojos de nuestra nueva amiga caen sobre mí, haciendo que la atención de toda la conversación también caiga sobre mí.
—¿Y tú?
Yo los miro uno a uno y me encojo de hombro.
—No me gusta el techno —es lo único que alcanzo a responder.
ESTÁS LEYENDO
Hasta que se caiga el cielo
Teen FictionA lo largo de toda su vida, Olivia nunca ha dejado de fingir sin saber. A lo largo de toda su vida, Rhett nunca ha dejado de sentir sin saber. Ambos descubrirán que nada es lo que parece. Un proyecto sobre mitología griega y varios líos bastante enr...