.

7 2 0
                                    

A L G O      E N    L A    N O C H E

¿Alguna vez has sentido un miedo tan intenso que te deja totalmente paralizado? Muchas personas creerán que si, pero solo un puñado de ellas sabrá lo que es que un frío gélido recorra tu cuerpo, como tus manos y tu cuerpo tiemblan por mucho que lo quieras controlar, como sudor se forma y recorre tu piel, tu corazón late de una manera tan rápida que sientas que en cualquier momento va a explotar, sientes tan cerca la muerte que ruegas que sea rápida y sin dolor, bueno, soy una de esas personas.

Todo comienza una noche hace algunas lunas atrás, el clima era cálido pero sin ser agobiante, para decir que era perfecto, ese fin de semana me encontraba sola en casa, mi madre salió con su novio y realmente no veía nada malo dejar a alguien de 21 años sola en casa, después de todo ya era adulta y podía estar bien en completa soledad; eran pasadas las 12 AM cuando decidí dormir, después de ver series, por lo que una vez en cama y asegurándome que mi gatita tuviera agua y alimento caí en un sueño profundo.

En algún punto ya no era de noche, el cielo estaba teñido de colores púrpura, rosados y naranjas, el aire se sentía cálido, como una caricia en la piel, se respiraba un aire tan puro y se sentía mucha paz, si me concentraba podía notar hasta los más pequeños detalles de mi alrededor, iba de regreso a casa, todo marchaba perfectamente, cuando iba hacia la planta de arriba algo en mi me dijo que no era normal todo lo que estaba sintiendo, por lo que hice algo que podría sonar verdaderamente estúpido pero que me resultó muy efectivo: conté mis dedos.

— ... Tres, cuatro, cinco y seis... Tengo seis dedos... Entonces esto es un sueño, estoy soñando.

Una sonrisa se formó en mi rostro, había escuchado tanto sobre los sueños vividos y los desprendimientos de alma que pensé que algo así me estaba ocurriendo. Cuando mi pie subió el último escalón pude ver a mi madre frente a mi, menciono algo que no he podido recordar, a mi izquierda por el pasillo vi como mi gatita ingresaba a la habitación de mi hermano y como este salía saludándome, todo parecía normal y común, sin ningún peligro pero eso cambió rápidamente, de la habitación de mi hermano mi gatita salió huyendo, mi hermano dio media vuelta y corrió al ver como una oscuridad absoluta salió de allí y como iba absorbiendo todo a su paso, ese tipo de obscuridad no era normal, podía sentir que era algo y ese algo venía por mi.

Corrí hacia la habitación de mi madre que es donde se había ocultado mi familia, golpee la puerta, grité porque abrieran, podía sentir ese frío gélido, un terror que no le deseo a nadie y fue allí en donde la puerta se abrió, entre lanzándome a la cama cubriéndome aterrada, escuchaba los gritos de desespero de mi madre y hermano y yo solo podía repetir una y otra vez un:

—Despierta, es solo un sueño, debes de despertar.

Pude sentir como esa oscuridad entraba a la habitación y sabía que si no despertaba y esa oscuridad lograba tocarme iba a morir y lo iba a hacer aterrada, con dolor y ciertamente no sabía si mi alma iría a un lugar de paz o quedaría atrapada, no sabía si mi cuerpo quedaría vacío y sería ocupado por esta cosa o ente que se ocultaba en la oscuridad, por fortuna o por Dios logre despertar.

Estaba acostada, podía notar como el sol iba saliendo apenas pero había algo más, no estaba segura, no aun.

Esa cosa seguía allí, observando me desde un rincón en mi habitación, mi gatita se encontraba a un lado de mi cabeza gruñendo a eso que estaba allí con nosotras, aún puedo sentir el terror recorrer mi cuerpo cada que lo recuerdo, puedo sentir mi cuerpo temblar intentando pasar desapercibida, intentando aparentar dormir pero sabía que era imposible, lo que estaba allí lo sabía, sabía que estaba despierta y que sabía me observaba, podía sentir la mirada penetrante sobre mi.

No mentiré y diré que ore a Dios porque no pude, en mi mente solo había terror y solo me podía repetir que si moría en ese momento iba a ser horrible y que mi madre me encontraría días después sin vida.

Fueron un par de minutos los que estuve con los ojos cerrados rogando porque acabará todo, pero para mi fue eterno, cuando los abrí note que lo que antes había estado allí se había marchado, prendí inmediatamente la luz de mi habitación y le llame a la única persona que me podía traer consuelo y paz y que sabía no me iba a decir que estaba loca.

Le conté lo sucedido y no se si fue por la desesperación que había en mi voz que me creyó, cada palabra que le dije, ella lo creyó todo; le hable de ello a mi madre y ella solo me dijo que debí haber rezado, no le quise decir que pude sentir mi muerte y que en mi mente no había pensamiento para rezar, ni siquiera para pedir por mi alma, me sentí condenada a una muerte horrible.

Hasta el día de hoy no había expresado todo este sentir, recordarlo y sentir en mi piel, en mis entrañas esa sensación de terror y peligro tan grande que te ciega de cualquier otra cosa; puede ser que solo haya sido una pesadilla sin sentido o esa noche realmente iba a morir a manos de algo que se oculta en la oscuridad, no lo se, pero solo pido que mi muerte no sea por eso que me visitó en la noche.

Algo en la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora