A primera vista...

El pasado... y el comienzo.

Muchas de mis historias son sueños que tengo. De la nada me llegan en la noche y no aguanto y escribo antes de subirlas.

Espero que les guste.

Narrador: "Dicen mucha gente, qué el verdadero amor o amor a primera vista no existe, pero unos jóvenes me demostraron que sí existe; aunque a veces te enamoras de la persona equivocada. Esta historia trata de un joven muchacho llamado Rafael, él jugaba futbol con sus amigos: Francis, Héctor, Alfonso, Leo y Mario. Claro qué todos se llevaban como hermanos, a mí me encantaba verlos jugar en la calle, felices de la vida".

Don Juan: ¡Hola chicos!

Muchachos: (Felices) ¡Hola, don Juan!

Francis: Señor Juan, mi mamá le manda preguntar. ¿Cuándo están sus girasoles?

Don Juan: Dile Francis que mañana mismo me llega el cargamento donde viene y que se las guardare con gusto.

Francis: ¡GRACIAS, don Juan! Chicos sigamos jugando, yo con Rafael.

Leo: (Replicando) No te pases, si eres con él ya está que nos ganaron.

Alfonso: Ustedes son como hermanos, se llevan tan bien. Pareciera que piensan lo que el otro piensa.

Narrador: "Como vieron es claro Francis y Rafael se llevaban como hermanos tan unidos y tan felices; yo los quería a todos como hijos míos y sus madres que me encargaban flores. Claro que tenía una florería, pero también daba clases de pintura para jóvenes. Pero todo eso es aparte, el chiste de esta historia son los joven, bueno donde me quede..., a si Francis y Rafael, son grandes amigo, aunque eso cambio el día que llego Érica. Era un viernes por la tarde, los jóvenes como siempre divirtiéndose, pero en ese momento cuando por fin Mario pudo patear y Leo no podía detenerlo, paso un carro y...".

Don Juan: (Asustado, lo grita) ¡Muchachos, el auto!

Francis: (Grita) ¡Leo, detenlo!

Leo: (Asustado) No voy a poder. (La pelota le pega al auto de Érica, mientras ella iba con sus padres y se baja, el chofer)

Chofer de Érica: (Enojado y regañándolos) ¡Niños malditos, que les pasa! ¿Por qué están jugando en la calle? Eso no se hace, que no ven...

Don Juan: (Se le acerca, al chofer cuando es regañando a los niños) Perdóneme, pero en esta ciudad pequeña, se les permite a los niños jugar en la calle; más bien el error fue de usted por no haberse figado que estaban jugando.

Chofer de Érica: (Enojado) ¡Que está diciendo, anciano de pacotilla! Esto es la calle, y dónde dice tan babosada.

Don Juan: Pues ahí. (Señala, don Juan, un letrero que decía: "Cuidado niños jugando")

Chofer de Érica: (Seguía molesto) ¡Que babosada, viejo mentiroso! Bien que lo puso usted para los niños no los regañaran, pero bueno...

Padre de Érica: (Se baja del auto) ¿Qué paso?

Chofer de Érica: (Doble cara) No pasa nada señor, ahorita ya lo arreglo; usted vuelva a subirse al auto.

Rafael: (Se mete entre el chofer y el señor que no conocía) ¿Qué no pasa nada? Señor ¿Esté es su chofer?

Padre de Érica: Sí, ¿Por qué lo preguntas señorito?

Rafael: (Sorprendido) Señorito, perdone usted; ya tengo 15 al igual que mis amigos claro excepto Leo, el excelente portero de allí, tiene 16, pero ese no es el problema. Su chofer no vio la señal (La señala, igual que lo hizo antes don Juan) y nos culpa de hacer ejercicio para nuestra salud.

Padre de Érica: (Pensativo) ¡Esa señal!

Don Juan: (En secreto a Francis) Creo que esté es el nuevo citadino, de la casona.

Francis: (Igual) La casota, abandonada.

Don Juan: Sí, esa misma.

Rafael: Entonces, señor ¿Qué va a decir?

Narrador: "En ese momento en qué, Rafael, se había puesto enojado con el señor. Se bajó Érica del auto, llevaba un vestido nuevo de color azul, parecía una princesa sacada de un cuento. Rafael y Francis se quedaron estupefactos, cómo si cupido les hubiera aventado una de sus flechas. Claro que yo, me di cuenta, soy tan, pero tan viejo que se de estas cosas".

Érica: ¡Padre, por favor, ya vámonos a casa necesita mamá ir al baño!

Padre de Érica: Claro mi cielo, (Se acerca a don Juan) Señor, tenga este dinero, y haga pintar el letrero que casi no se ve, todo sea por estos niños que juegan muy bien. (Se va subiendo a su auto cuando)

Rafael: ¿Cómo se llama su hija?

Chofer de Érica: (Gritándole) ¡Niño indecoroso, mal agradecido...!

Padre de Érica: ¡Tranquilo!, Se llama Érica, joven. Adiós.