Una voz inaudible ━Encanto [Dolores x Mariano]

━ Capitulo 9

|Un día serás capaz de amarme y perdonarme, pero antes, necesitas amarte y perdonarte a tí... |

Respiraciones pesadas en el patio principal.
Dos pares de ojos se miraban fijamente bajo la luz de luna; unos ojos reflejaban melancolía y miedo, mientras los otros no transmitían nada pues estaban vacíos.
Las manos del esposo de Isabela estaban apoyados en los hombros de su cuñada en forma de apoyo, notaba su cuerpo temblar ante la presencia de Alma.

—Fuiste a verla.

—No podía...

—No me importa. Tus padres te buscan— sin más la matriarca dió media vuelta para retirarse.

Hace horas la familia más importante de Encanto tuvo una junta familiar que terminó mal.
Cómo resumen Alma dejo en claro que sería mejor alejar a Dolores de la familia antes de que comenzarán las grietas. Hubo tensión, debate, lágrimas, reclamos y grietas.

Dolores se dirigió a su puerta, al abrirla efectivamente estaban sus padres y hermanos menores, éstos últimos estaban perdidos en sus pensamientos sin embargo sus ceños daban una idea de sus pensamientos.
No hubo palabras, simplemente los sollosos de la joven les hizo darse cuenta de su presencia.

—Perdónenme, yo- yo no quiero que pase nada, no quiero que empiezen las grietas de nuevo— la abrazaron los mayores como en su infancia.

—Mamá, papá, mis oídos duelen demasiado— una niña lloraba desconsolada con tan solo seis años.

—Hay mija, no se que hacer, tu tía ya te dió de su comida y se supone deberías estar bien— Pepa respondía sacada de quicio.

Pasaba por un estrés muy grande en esos entonces pues Camilo, su más reciente hijo tenía unos meses de nacido, hacía que ninguno de sus padres pudiera dormir más de seis horas diarias.
Y Dolores a pesar de tener un año con su don, aún no podía controlarlo bien. Lo que provocaba tuviera ataques de pánico entre otros dolores como en cabeza y oídos.

—Felix, no tengo la menor idea de cómo ayudarla— la mujer tenía una llovizna encima y una crisis nerviosa también.

—Tranquila Pepi, trata de descansar, es normal y se le pasará.

Jamás se le pasó el dolor en realidad. Solo fingió que ya estaba bien porque notó la forma en la que puso a sus papás. Ella no quería que por su culpa durmieran menos o tuvieran un pendiente mayor, así que desde temprana edad supo callarse su forma de sentir para no preocupar a nadie.

—No será tu culpa si ocurre, nada está siendo tu culpa, mi vida— su padre sobaba sus rizos en apoyo.

—Me tengo que ir pá. Si me alejo será mejo-

—¿Qué?— por primera vez en la conversación habló Camilo —Tu no harás eso, no tienes que huir como una criminal.

Siendo sinceros, su hermano estaba enojado en la manera de como estaban haciendo quedar a su hermana.
"Si Isabela decidió irse y salió mal era muy problema de ella" pensaba el joven.

—Por favor hermanita, no te vallas— Antonio como pudo la abrazó, sus manos rodeaban sus rodillas.

Y soltó el llanto plenamente por sus hermanos. Lloró de la misma manera que lo ha estado haciendo, en la cual no llora por ella si no por lo que les está haciendo a sus familiares.

—No me hagan ésto, si casita vuelve a quebrarse me sentiré mucho peor— sobaba la mejilla de su madre.

—Una casa jamás me importará tanto como tú.

Y Dolores lo entendía perfecto; cuando te importa una persona, lo que hagan o pase con los demás te deja de importar, te conviertes en un egoísta por el amor hacia otros.
Es por eso mismo que perdonaba a su abuela, porque sabía que amaba a Isabela muchísimo más de lo que podría amarla a ella, y si le pasaba algo a su nieta favorita le dejaría de importar lo que pasa con su otra nieta.

—Si me iré, pero solo será por poquitisimo tiempo en lo que se estabiliza la familia. Mariano me ofreció la casa de su madre para quedarme y acepté— sujetó la mano de su pequeño hermano para que no se asustara —Ni siquiera me iré lejos y vendré o podremos vernos tan seguido que no notarán ni que me fuí— se abrazaron todos como una despedida temporal.

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Por otro lado un adulto de veintidós años suspira en su habitación.
Sin flores recién hachas ni su hija riendo y jugando por aquí y por allá el lugar se sentía muerto.

Unos segundos después la puerta fue tocada muy ligeramente, casi evitando provocar sonido alguno.

—Adelante.

Era aquella adulta que tanta incertidumbre le provocaba.

—Buenas noches Mariano.

—Buenas señora Alma, ¿Qué se ofrece?

—Venia a hablarte sobre Adela y en qué pasará con ella desde ahora en adelante.

—Le aseguro que no habrá problema con eso, me pienso ir a vivir en mi antigua casa y-

—¿Qué? — la mujer exclamó casi gritando. "¿A caso todos conspiraban en su contra?" Se cuestionaba.

—Lo que escuchó... No quiero ser grosero pero las cosas no marchan bien en este momento con la familia y lo sabe. Me incomodaria seguir aquí sin Isabela y solo hacerlo por-

—Suficiente, ¿Ella te pidió que te fueras con-

—Señora si piensa volver a buscar culpables no lo permitiré. Por esto mismo pienso irme de aquí y lo haré—  le dió la media vuelta comenzando a guardar sus pertenencias en una maleta.

—¿Encerio piensas dejar a tu hija sin convivir con su familia, con sus abuelos, sus tios-

—Hoy mismo me voy, cuando den de alta a mi niña les permitiré que la visiten las veces que deseen. Así que si eso era todo puede retirarse.

Alma tenía un gesto incrédulo, pero era claro que no lo dejaría así.

—¡No puedes hacerlo!

—¡Claro que puedo, ella es MI hija!— elevó la voz para subrayar —¡Yo tengo prioridad por sobre ustedes al ser su padre! ¡Será muy su nieta, pero hasta ahí!— un silencio incómodo se formó —Y si quiere terminar en buenos términos conmigo, será mejor que nos vallamos entendiendo.

Y siguió en la mudanza rápida, mientras ignoraba a la mayor, la cual sin poder poner excusas salió azotando la puerta.

Y si, ambos tuvieron una valentía de admirarse aquel día. Mariano por aventurarse a comenzar una etapa solo a pesar de tener miedo y Dolores por tomar la decisión más acertada para ella de alejarse y poder sanar sus heridas antes de dañar a terceros.

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