JORGE
Nicolás me preocupa. Tal vez no se dé cuenta, pero yo lo aprecio. Estoy seguro de que mucho más qué Eleodoro. Pero solo tiene ojos y tiempo para él y el muy ingrato ni siquiera lo llama, o viene. Ya le he dicho que no haga eso. Por el bien de todos, hasta de él mismo.
A veces sus arranques me dan miedo. Una persona muy conflictiva se oculta debajo de esa sonrisa que ahora se niega a aparecer y esa supuesta calma.
Las muchachas me dijeron que pasó algo. Precisamente el día que no vine. Que escucharon golpes y discusiones a gritos provenientes del privado y que las asustaron. Luego el escritorcillo se fue a toda prisa. Lupe me dijo que lloraba, pero no le creo. Sé lo mal que le cae Eleodoro también. Sofi no me quiere decir qué es lo que vieron, pero me lo imagino. Sofi se pone roja y Lupe no deja de reír cuando les pregunto.
Ahora Nicolás está parado frente a la ventana igual que una estatua. No puedo decirle nada, después de todo, es el dueño del establecimiento.
¿Así serán todos ellos? ¿Tan intensos, tan pasionales?
ELEODOROLos golpes en mi cara se han borrado casi por completo. Pedí tres días libres para recuperarme y que nadie hiciera preguntas. Ni modo, «plan supervivencia» otra vez.
He estado limpiando los destrozos de Allan qué está de remate. Parece que se luce pero no puedo recoger su tiradero.
Cuando me empujó pensé que me había roto la cadera, solo escuché que algo tronó. Afortunadamente, nada más fueron mis llaves que se me clavaron atrás. No puede ser tan bruto. A nuestra edad, los huesos ya no se recuperan tan fácil. No me rompí nada, pero me duele la espalda y el brazo que casi me arranca el desgraciado.
No soy rencoroso, de verdad que no. Me indigna y me intriga esa reacción. Me pregunto si le hice algo, si me guarda algún rencor por alguna cosa que haya dicho o hecho.
—¡Allan, bájate de ahí! ¡Hijo de...! ¿Qué le pasa a este fulanito? Al fin me decido a comprar una planta para ver si no la mato también y este wey ya está escarbando. Y todavía me contesta.
No deja de llamar, aun cuando le dije que no quiero hablar con él. No es para hacerme el difícil. En verdad tengo mucho que pensar. Ahí está de nuevo... Mejor lo apago. Pero si Frida llama...
Odio tener que pensar las cosas en función de las consecuencias que pudieran traerme. Tal vez soy demasiado sentimental.
La verdad ahora le tengo miedo, me parece como si en cualquier momento fuera a venir para echar la puerta abajo a patadas, para reclamar que no le he contestado ninguna de sus llamadas.
Y no es que no me pueda defender, que diga el idiota de Pérez si puedo o no, pero a diferencia de él, a mí no me gusta golpear a nadie sin un poderoso motivo de por medio. Yo jamás lo habría lastimado, nunca... Perfecto, ahora estoy shaciendo un embarradero de lodo con mis lágrimas y la tierra de la maceta.
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ELE (Versión Extendida)
Romance(Ele, versión extendida). Un escritor inicia una relación clandestina con la esposa de su peor enemigo, mientras al mismo tiempo, descubre que siente algo más que una entrañable amistad por su amigo Nicolás. Lee este drama con toques finos de humor...