Capítulo 25: Brianna

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Julio 3, 1971

En algún lugar a las afueras del condado de Surrey

11:11 a.m.

Tal vez deba empezar esta historia desde el inicio...

Brianna Beaufort era la primera y única hija de Adam y Priscila Beaufort. En sí, era la última heredera dentro de aquella familia. Aquella era una de las cosas que probablemente menos le importaban en realidad, sólo lo hacía gracias a que su familia era más que fanática de la idea de pertenecer a los sagrados 28. No les bastaba con tener dinero o tener un linaje de sangre pura, debían entrar en la élite.

Aún se escuchaba la historia de como Priscila y Adam se habían hecho amigos de Walburga y Orion Black durante una gala del ministerio donde se invitaron a todas las familias importantes dentro de Reino Unido. Tras varias charlas, los Beaufort y los Black se habían llegado a hacer relativamente cercanos, al punto de que, por un año, no había oración en la que se mencionara uno de los apellidos sin mencionar el otro.

Una vez se anunció que Priscila estaba embarazada al año siguiente del nacimiento de Sirius Orion Black, el primer hijo de Walburga, las familias estaban ilusionadas con la idea de un niño para pasar el tiempo con Sirius. 

Hubo una fuerte lástima por parte de los Beaufort cuando se enteraron de que era una niña. No fue hasta después del parto de Brianna que la verdadera decepción apareció. Priscila corría un gran riesgo a la hora del nacimiento de su hija, por lo que, tras el parto, no pudo tener más hijos.

La decepción no duró mucho, pues se les ocurrió a ambos padres sugerirle la maravillosa idea a los Black de unir a ambas familias en un matrimonio con Sirius y Brianna.

Aquella idea convenció a los Black, tras que seguirían el linaje Black, obtendrían el dinero de los Beaufort una vez se lo heredaran a Brianna y a Sirius. También le convendría a los Beaufort, pues su última hija pasaría a ser parte de una familia sangre pura.

En año nuevo de 1960, Walburga Black anunciaría su segundo embarazo, para molestia de los Beaufort. 

Ambas familias habrían encontrado tiempo después la manera perfecta para hablar mal de la otra en sus narices. Curiosamente, ambas familias tenían cierta fijación por países distintos al reino unido. Los Black siempre tuvieron una preferencia a Francia y sus territorios, a diferencia de los Beaufort que preferían todo lo que tuviera que ver con Italia, cosa que se podía resaltar dentro de su casa. Así, ambas parejas se hablaban en su respectivos idiomas a criticar a sus compañeros.

Ese era su talón de Aquiles, pues su cierta rivalidad no evitó que sus hijos fueran amigos muy cercanos. 

Una vez nacieron los mellizos Regulus y Stella, Brianna sintió una conexión instantánea con ambos. Era más evidente con el muchacho que con su hermana, pero eso no evitaba que le tuviera aprecio a aquella delgada bebé.

Con el paso de los años, Brianna fue criada para ser una señorita. De ser hacer lo contrario, ella recibiría un castigo. 

Los castigos cesaron para el cumpleaños 10 de Brianna, pero era porque prefería dejar que sus padres escogieran lo que haría antes que seguir recibiendo aquellos castigos.

De ahí, llegamos al verano de 1971. Es decir, el verdadero inicio...

Brianna se encontraba en el patio de su casa acostada en el pasto leyendo un libro sobre insectos y observando el escarabajo que había encontrado. Pasaba las páginas con algo de rapidez buscando el tipo de que se trataba.

—¡Brianna!—la llamó su madre con una voz seria—. Te vas a ensuciar y los Black llegarán en cualquier momento.

Brianna se levantó enseguida y se sacudió el poco de tierra de su vestido. Era un vestido floreado en un tono crema sujeto en la cintura por un listón rosa. Estaba algo sucio por la tierra y un tanto húmedo, cosa que causó que Priscila resoplara.

La Noble Casa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora