Capítulo único

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Mientras más me iba adentrando en la espesura del bosque, más eran los recuerdos de mi mente, he irónicamente ninguno de ellos me pertenecía realmente.

El clima era frío y no había nada de viento. La noche se reproducía un poco más siniestra entre los altos y grandes pinos.

Nada de eso me importaba en ese momento. Tan solo corría y trataba de perder a los oficiales ocultándome y tratando de despistarlos.

No llevaba zapatos ni tampoco un abrigo que me sirviera como cobijo. Estaba totalmente solo en esto.

Casi tropiezo con una rama muy gruesa mientras trataba de enfocar mi vista en la oscuridad.

-¡Por aquí! -gritó uno de los oficiales a unos metros de mí.

Sus linternas estaban a nada de delatar mi posición, así que me escondí cerca de un árbol hueco y traté de pegar mi espalda lo más que me permitiera mi cuerpo.

Los policías pasaron por mi lado sin percatarse de mi presencia. Pude ver las luces seguir su camino lejos de mí.

No me permití respirar hasta que realmente supe que nadie iba a llevarme de vuelta a ese lugar.

Seguí mi camino tratando de esquivar los árboles y evitar pisar ramas seca, pero eso se volvía una tarea imposible para mi.

Decidí refugiarme en unos arbustos para no llamar tanto la atención. Y solo espere ahí sentado, agudizando el oído para escuchar al enemigo acercarse.

De pronto escuché unos pasos caminar silenciosamente hasta mi posición, su aroma nunca lo delató y no me advirtió de su presencia hasta que este se acercó lo suficiente como para regalarme su cálido aliento en la oreja.

-No deberías estar aquí.

Reaccioné como cualquier chico lo hubiera hecho: Dándole un codazo justo a la altura de su estómago.

Lo sentí retorcerse y alejarse de mi pero no cayó al suelo. Yo me moví hacia atrás fijando la vista en lo que se movía por la oscuridad.

-¡No me toques! -grité. Estaba seguro de que era uno de ellos.

No me respondió.

Hubo un total silencio, y pensé que se había ido de no haber sido por qué sentí una mano rozar mi tobillo y luego algo empezó arrastrarse por mi cuerpo.

Mis ojos se abrieron con profundo terror y pronto perdí el conocimiento.

🍁🍂

Abrí mis ojos, y lo primero que pude visualizar fueron las hojas secas de los árboles que se alzaban poderosamente por encima de mí.

Mi espalda me hizo consiente del dolor que sentía cuando intente incorporarme. Al parecer había dormido en el suelo, bajo un pequeño manto de hojas.

Me levanté y miré a mi alrededor desorientado.

¿En donde estaba?

Nunca había visto un bosque como el que tenía delante de mis ojos.

Los árboles estaban peligrosamente inclinados hacia mi, como si estuvieran espiandome. Las ramas sobre el suelo no eran gruesas ni tampoco lastimaban bajo mis pies desnudos, y los colores ya no eran solamente verde y amarillo.

El chico del bosque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora