Todo comenzó un día de febrero, el 24 para ser más exactos, cuando un albino estaba en la agencia como otros tantos día platicando con sus amigos en una cálida y tranquila mañana.
Fue entre broma y broma que ahora la Agencia estaba más que interesada en el tema, todos claro excepto Rampo y el presidente que se encontraba revisando y catalogando unas cartas importantes en su oficina ajeno a la situación en el exterior de esta.
-Vamos AT~SU~SHI~KUN -canto su nombre ciento castaño- ¿Qué pasa? Dinooos solo queremos saberlo.
-P-pero ¿Por qué? No le veo la utilidad a que lo sepan -dijo el albino ya algo nervioso.
Los de la agencia discutían y le insistían que les dijera de una buena vez sin embargo el chico no daba su brazo a torcer.
-Yo digo que eres beta -dijo Kyoka un poco ruborizada- nunca te han afectado mis celos, siempre me has ayudado y nunca ha parecido que tengas uno.
Los demás vieron a Atsushi de arriba abajo como analizando la posibilidad y el chico solo incrementaba su nerviosismo.
-Podría ser alfa... -dijo Naomi, aunque casi se botan de la risa solo de pensar en esa posibilidad.
-Yo digo que es omega, eres demasiado dulce y amable con los de todos los géneros, es obvio que eres omega -dijo Haruno.
-Trabajen ¡ARRUINAN MIS HORARIOS! -grito Kunikida desde su escritorio escribiendo a gran velocidad en su computador.
El tema de conversación era obvio.
Era bien sabido que en la población se dividía en tres géneros Alfas, Betas y Omegas, el dominante, el neutro y el dominado en ese mismo orden, a pesar de esto la gran mayoría de la población era beta.
Sin embargo, todas las personas con poderes tenían una categoría entre Alfa y Omega, casi no había una sola persona con habilidades especiales en el mundo que no tuviera uno de estos rangos, sin embargo, si era posible.
Solo que ese día se habían percatado de que aún no sabían en género de Atsushi, tantas cosas habían sucedido una tras otra que no se habían detenido a pensar en ello hasta ese momento, así que ahora prácticamente lo acosaban para que les diera su género, curiosamente el chico se mostraba muy reticente a decirlo.
Viendo esto el castaño decidido acudir a su vieja confiable.
-Rampo-san ¿no se te antojan unos dulces importados de alta calidad? -dijo el castaño con una sonrisa.
-No me vas a comprar Dazai, yo no voy a decir algo de Atsushi, y no me vas a convencer de lo contrario.
Esto impresiono a los demás, no solo había rechazado dulces, sino que también lo había dicho totalmente serio.
Sin embargo, el albino le sonrió.
-Te lo agradezco mucho Rampo-san te pagare lo prometo.
-No me tienes que pagar nada -dijo el de boina, aunque sonrió- pero vaya que si vamos juntos a unas tiendas me agradaría pasar por ciertos dulces.
El albino sonrió.
-Si, te prometo que después del trabajo te llevo a tu tienda favorita -dijo el albino.
Todos en la agencia se sentían terriblemente excluidos de su conversación, incluso Kunikida había alzado su vista del computador; sin embargo, Dazai no se daría por vencido tan fácilmente.
-At~su~shi~kun como tu superior me lo debes de decir.
-Eso es solo algo que le incumbe a Atsushi y que no debería importarles si no les ha afectado en nada hasta ahora y según se es así.
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Corazones comprometidos AtsuAku M-preg
RandomAtsushi vive en Yokohama, como detective lleva una vida algo complicada, además de que para curiosidad de sus compañeros de agencia siempre ha mantenido su categoría en secreto, pero esto cambia cuando un día el joven albino se encuentra con cierto...