Cuatro chicos reuniéndose al fin, todos en el onceavo piso preparados para su siguiente movimiento dentro de la misión. Tan pronto y Chanhee diera con la vista de los otros, se acercó a ellos, únicamente sus miradas dieron a entender que era hora de proseguir.
—Ya conecté mi radio con la de los guardias de seguridad de la oficina. Lee, Heo, vayan. —ordenó Jacob, recibiendo una afirmación por parte de los anteriormente mencionados.
—No es necesario Bae, Changmin ya se encargó de eso. —interrumpió Chanhee, llamando la atención de Jacob, ya que aquello le fue de bastante sorpresa—. Ustedes sólo vayan y díganles que son los guardias de reemplazo, después yo y Bae iremos.
—Ese es mi chico. —comentó Juyeon acercándose a su amigo, tomando su mano para brindarle un cuchillo—. Nos vemos. —el menor asintió con la cabeza, viendo pronto a su mayor y a Hyunjoon irse de la zona mientras escondía con seguridad el cuchillo brindado.
Cada uno de sus movimientos fueron vistos por Yubin, chasqueando con la lengua cuando notó lo fácil que sus guardias de seguridad se fueron de la zona mientras Juyeon y Hyunjoon retomaban sus puestos. La chica se encontraba rodeada, por ahora. Mientras en el salón del edificio todas esas personas disfrutaban con armonía de un cálido ambiente, en las afueras tenían una fuerza de tensión bastante extrema. Chanhee y Jacob comenzaron a caminar hacia la oficina en cuanto el pasillo estuvo más desolado, teniendo a sus dos compañeros ayudándoles a abrir las dos puertas de entrada. Ella ahí sentada, vestimenta elegante, de un traje blanco y negro se trataba. Cabello recogido, arracadas pequeñas, y tacones negros, vio ahí a ambos chicos entrar, ambos con quienes su relación está perdida.
Yubin los recibió con una sonrisa, una sonrisa que reflejaba maldad y ojos llenos de curiosidad por saber qué es lo que pasaría.
—Choi. Bae. Un placer tenerlos aquí. —habló aquella, fijando pronto su mirada en Chanhee—. Has cambiado, no me sorprende. Antes llevabas la carga de seguir a tu padre a todos lados, ¿y ahora? Ahora estoy demasiado orgullosa de ti, dime, ¿Cuánto has entrenado para venir a matarme?
—Lo suficiente—respondió seco, al igual que su mirada—, sé que Kim sigue con vida, y que me demostrarás lo que pido.
—No cariño, yo no te demostraré nada, y te diré porque—hizo una pausa, levantándose de su asiento. Camino un poco hasta el frente del escritorio, recargándose ahí mientras se cruzaba de brazos—, ya ves a través de mí, ¿no es así? —y sonrió.
Jacob notó los movimientos de Chanhee, queriendo dirigirse a la chica, pero lo detuvo poniendo su brazo derecho frente a él, pues al igual que el menor, también quería hablar, saber o al menos tener información de su primo. Yubin al ver la acción del chico, dirigió su mirada inmediata a él.
—Bae, ¿tienes algo que decir? Sé que no estás aquí para ayudar a Choi, habla.
—Conoces nuestro contrato, necesito saber donde está Sangyeon.
La sonrisa que soltó Yubin, no le sorprendió a Jacob, pero quiso darle un mensaje del que no pudo entender.
—Él está muerto, ¿Qué más necesitas saber? —respondió con ironía, Jacob la miró con extrañeza, ¿Cómo era eso posible? Así que Yubin al ver su mirada, suspiro pesadamente para proseguir con la plática—. ¿Sabes qué es lo interesante de estar en mi posición? Sé todo lo que están haciendo, no porque los espié, sino por las cosas tan sencillas que me hacen dejar saber. Mientras hacías tu investigación para encontrar a tu primo, enviado a miembros de tu familia a China, incluso adjuntando pruebas de que Kim estaba con vida, todas esas fotografías que mandaste a tomar, ¿para qué? Todo este tiempo, mientras pensabas que perseguías a Kim, perseguías a tu propio primo. —suspiró llevando ahora sus manos a los bolsillos de su pantalón—. Al menos las últimas fotos que capturaste de Kim en el teatro fueron de provecho.
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𝐄𝐂𝐎 [Sunnew] ©︎
Fanfiction"Eres una conciencia única" "Verás a través de mi" ¿Quién diría que tales expresiones lo mantendrían perturbado día y noche? Ya hacía un año desde que su exitoso camino como CEO había comenzado. Un año desde ese momento que le arrebató la paz, siemp...