Me encontraba leyendo un artículo en una revista relacionado con la minería en la selva Amazónica, criptomonedas y polución, mencionándose además en el artículo a dos autores de cómics argentinos ya fallecidos: Gustavo Trigo y Armando Fernández.
Yo me adentraba entonces en la casa de ambos autores, escuchando con una voz no identificada les entrevistaba, apareciendo ambos hombres en el sueño como dos niños gemelos con el cabello gris y el rostro surcado de arrugas.
Diría que era como si ambos fueran niños y ancianos al mismo tiempo: Sus vestimentas y voces correspondían al de unos infantes, pero sus rasgos eran definitivamente los de una persona bastante mayor.
El tema de la entrevista pasaba a ser entonces la temática de una historieta llamada Stalker (Cuyo autoría en la vida real no era ni de Trigo ni Fernández, sino de Gustavo Amézaga) ambientado durante la guerra de Vietnam.
Sentados en el sofá, tanto Trigo como Fernández seguían conversando con su entrevistador invisible, mientras a su alrededor se iban presentando diversas escenas de dicha historieta con otras relacionadas a la contaminación y deforestación de la Amazonía.
Mientras la entrevista continuaba, la casa de los entrevistados parecía ir desapareciendo por partes, esfumándose primero fragmentos de la pared y luego alrededor de una ventana abierta.
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Diario de Sueños y Pesadillas
Non-FictionPues eso, un diario de las cosas que sueño últimamente.