El principio del fin

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En esas circunstancias no me proponía (ni atrevería) a hacer nada, sólo me quedaba esperar y me resigné a eso. La pregunta era ¿qué iría a hacer?. Sólo llorar y desahogarse por sus conflictos internos o por su miserable vida o quien sabe qué. La mente humana es tan confusa e intrincada que no me atrevería a juzgar por hechos o presunciones de lo que es capaz de hacer o de lo que sería en determinada situación.

Todo iba a oscureciendo, poco a poco, muy lentamente, era lo que calificaría como un fenómeno atípico, es normal sentir que los segundos transcurren con rapidez y hay días en los que el tiempo pasa a una velocidad inclusive mayor a la de la luz, es como si el mismo tiempo deseara que supiera el secreto que ella escondía o en resumidas cuentas que llegase al fondo de todo esto. Repentinamente, oí el tono de mi teléfono, sumada a la vibración dentro de mi mochila, temía mucho ser descubierta, fueron los segundos más tensos que había tenido hasta entonces, el sonido me hizo estremecer, a mis oídos era ensordecedor pese a que yo siempre configuraba el volumen a menos de la mitad. Casi siempre lo tenía en modo vibrador o en silencio completo, era una manía muy inusual, ¿cómo iba a saber que alguien me llamaba?. Es que nadie me llamaba, puede escucharse absurdo, pero es absolutamente cierto, mi madre rara vez me timbra para avisarme alguna cosa que me concierna. Sólo las llamadas las utilizo para casos fortuitos o en caso surja una lamentable emergencia. El tono de llamada generada en mí un nerviosismo incongruente y a la vez caótico, era de las cosas que más detestaba. En especial, si me encontraba estudiando o alguna cosa por el estilo. Lo que sea que tuviese en la mano se me zafaba y terminaba en el suelo, incluso se derramaba el agua que acostumbro a tener en el escritorio. Simplemente es una de las peores cosas que me suceden, por ridículo que parezca.

Bueno y dejando ese tema un poco aparte. El hecho es que el tono de mi teléfono no era nada común, la mayoría de gente acostumbra a dejarlo en alguna de las tonadas predeterminadas o escoge música descargada en su almacenamiento, la mayor cantidad de veces son música que a mi juicio dejan mucho que desear, las músicas populares con poca calidad melódica e interpretativa, no soy una experta en música así que prefiero no añadir mayor detalle. Yo tenía una música de piano, una que quizá poca gente conocía, después de todo no es mucha la gente que siente apego por música instrumental. La grabación era de mi caja de música, la que me regaló mi padre cuando era pequeña y como el ahora ya no está siempre la recordaré con nostalgia. Era una melodía suave, sencilla y a la vez compleja. Me hacía pensar en muchas cosas, en especial en la soledad y la melancolía, esa pequeña pieza era capaz de calmar mi nerviosismo más intenso y desequilibrados, siempre me devolvían la calma, siempre funcionaba y fue diferente esta vez. La tonada se tornó más angustiosa que paliativa. ¿Cómo podría estar eso pasando?. No había explicación. Ese nocturno de Chopin siempre tocaba mi alma y removía mis emociones, esta vez no causó nada en mí, me hastió que juré que no volvería a escuchar esa pieza por un largo tiempo a pesar de haber sido mi preferida durante un largo tiempo. Es inhumano que eso le sucediera, volvería a darle vueltas al asunto más tarde. Es muy probable que la haya llegado a oír Adriana. Creo que ella había adoptado una actitud similar a mía hace unos segundos, indiferencia, ser indiferente  con todo, quizá no le importara que alguien viese  lo que hacía, según mi intuición, que puede no ser del todo certera, sin embargo creo tener razón ella quizá pensaría que no se trataba de mi sino de alguien más, alguna persona que pasara o algún niño o niña que se perdiera en la calle y de algún modo haya llegado a parar al callejón. No tenía más sentido seguir allí, guardé el celular en el bolsillo y me retiré de allí.

Por el camino de retorno venía pensando que tal vez había tenido alguna discusión con su familia o alguien le había dicho algo ofensivo en la escuela, y esa era su manera de expresar su molestia, llorar para luego olvidar, por eso su rostro era sin expresión en el colegio. Esa conjetura no me convencía ni a mi misma en lo más mínimo. Nunca la vi sonreír, pareciera que por su semblante nunca hubiese cruzado una emoción alegre.

Mis pasos continuaban un tanto desequilibrados, sin firmeza al caminar. Abstraída en el asunto pero también en otros temas. Había recordado que hoy estaría sola hasta muy noche porque mi madre regresaría tarde de su trabajo en la universidad. Siempre habían reuniones, cada quince días, cierto temor embargaba mi ser, no quería quedarme sola pero tampoco pensaba contarle a mi madre lo que había presenciado esa tarde. Recordé lo que había sucedido con la caja musical, eso me atormentaba, era una de las pocas y preciadas cosas que me quedaban de mi padre. Mamá me contó que él no conocía esa pieza, que la compró como regalo cuando tenía 4 años porque le agradó la melodía además de la forma de la caja, no era exactamente una, era una pequeña estructura parecido a una arandela pero con un piano sobre ella, gira cuando se reproduce sobre ella, incluso hay unas velas sobre el la cubierta del piano, tiene un color indefinido, hay un pianista sentado en una pequeña banqueta para piano. Anecdóticamente mi madre dijo que cuando era niña pensaba que era una persona de verdad que había sido congelada por recaer sobre él la maldición de una hechicera. Ahora noto que leía muchos cuentos de hadas y fantasías, pero no niego que la trama serviría como una breve narración infantil. Actualmente, en ocasiones suelo sentarme en una esquina de la cama a contemplar como con lentitud y delicadeza la música fluye y como la estatuilla y el piano dan vueltas ante mis ojos. Fijo la vista en la expresión meditabunda del pianista, la manera en la que sus manos recaen sobre el piano pero sobre todo la enredadera de la base que envuelve la estructura, y de esa manera olvido e ignoro todo lo que suceda a mi alrededor. Por otro lado, caja es todo un misterio, nunca he visto algo similar, de hecho la tienda en la que mi padre la compró trae varias cajas musicales pero nunca esa, probablemente cambiaron de proveedor, suelo pensar.

Un camino sin retornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora