MIA
Temperatura: 9.5°CEste no era el bosque en el cual había caminado hace solo unos días, el que tenía pintado el otoño en el. Este era un bosque cerrado, hecho por un millar de troncos de árbol oscuro, ya vueltos color negro por el polvo.
El sexto sentido que me había guiado antes se había ido, todos los caminos que me eran familiares habían sido destruidos por los cazadores con gorras naranjas.
Estaba completamente desorientada, tuve que dejar de escuchar los gritos y los pasos que escuchaba sobre las hojas caídas, para cuando ví la primera gorra naranja, mi garganta estaba apunto de estallar.
La gorra resplandecía a lo lejos en el atardecer, grité muy fuerte, pero la gorra ni siquiera se dio la vuelta, la figura se encontraba demasiado lejos como para escucharme, y luego vi a las demás, puntos naranjas esparcidos por todo el bosque, todos moviendose lentamente hacia la misma dirección haciendo demasiado ruido, dirigiendo a los lobos hacia delante de ellos,- ¡Detenganse! -Grité, estaba lo suficientemente cerca para ver el pérfil del cazador más próximo, llevaba un arma en su mano.
Cerré la distancia entre nosotros, mis piernas protestaron casi se tropiezan debido a que yo estaba muy cansada. El dejo de caminar y se dio la vuelta, sorprendido, esperando a que yo me acercara. Tuvé que acercarme más para ver su rostro, ya estaba demasiado oscuro en estos árboles. Su rostro era mayor y me parecía vagamente familiar, pero no podía recordar en donde lo había visto antes. El cazador me lanzó una mirada extraña, lucía un poco “culpable”, pero bien podía solo estar leyendo demasiado en él.- Bien… ¿Qué estas haciendo aquí?-, preguntó.
Comencé hablar, pero depués me di cuenta de que si apenas podía articular palabra, mi respiración era demasiado rápida. Pasaron segundos antes de que pudiera encontrar mi voz.
- ¡Usted… usted, tiene que detenerse!, tengo a una amiga dentro del bosque, ella iba a tomar unas fotografías -. Él me miró y luego al oscuro bosque antes de reponder, - ¿En este momento?.- ¡Sí, en este momento! - le dijé, tratando de no romper en llanto. Pude ver una caja negra atada en su cintura, un radio. - Tiene que llamarlos y decirles que se dentengan, es casi de noche, ¿cómo la podrían ver?. pregunté.
El cazador me miró fijamente durante un agonizante minuto antes de asentir, después alcanzó su radio, le quito su seguro y lo levantó para llevarlo a su boca, parecía como si todo lo hiciera en camára lenta.
- ¡Dese prisa! -, la ansiedad me invadió en forma de dolor físico. El cazador presiono el boton del radio para hablar, y de repente un volumen alto de gritos brotó no muy lejos de donde estabamos. No eran los pequeños ruidos que había escuchado del lado de la carretera, sino disparos fuertes, sin duda eran de armas de fuego. Mis oídos zumbaban, aunque de una extraña manera yo me sentpia objetiva, como si estuviera de pie fuera de mi propio cuerpo, sentía que
mis rodillas eran débiles y temblaban sin saber un porque, y escuche el latido de mi corazón acelerarse dentro de mí pecho, ví una sombra roja detrás de mis ojos, como un sueño de color carmecí, como una clara y viciosa pesadilla de muerte, había incluso un sabor a metal en mi boca, así que toqué mis labios esperando encontrar sangre, pero no había nada, no había dolor, solo la ausencia del sentir.
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TEMBLOR
RandomDurante años, Mia Becker ha observado a los lobos en el bosque detrás de su casa. Un lobo de ojos amarillos y pelaje rojizo, su lobo, es una presencia escalofriante sin la que parece que no puede vivir. Mientras tanto...