CAPITULO 15

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MIA
Temperatura:  6.1°C

- ¿Estas  durmiendo? -,  la  voz  de  Scott era  apenas  un  susurro. 
Pero  dentro  del cuarto  oscuro  donde  él  no  pertenecía, fue  como  un  grito.  Me  rode  en  mi cama  hacia  el  lado  donde  él  se encontraba  recostado  en  el  piso.  Un oscuro  panda  en  acurrucado  en  su  nido  cubierto  de  almohadas  y  frazadas. 
Su  presencia,  tan  extraña  y maravillosa  parecía  llenar  la habitación  y  presionarse  contra  mí. Yo  no  creía  que  sería  capaz  de  volver a  dormir  otra  vez.

- No -  le  respondí.

- ¿Puedo  hacerte  una  pregunta?

- Ya  lo hiciste -,dije  bromeando. 
Él hizo  una  pausa  consiederandolo.
- Bueno, entonces, ¿Puedo hacerte dos preguntas?.
- Lo  acabas  de  hacer -. Scott  gruñió  y me  lanzó  una  de  las almohadas más pequeñas,  voló  sobre  la  habiatación, como  un  proyectíl  y  golpeó  mi cabeza.

- Entonces  eres  inteligente - me  dijo. Yo  sonreí  en  la  oscuridad. 

- Ok, juguemos, ¿qué  es  lo  que  quieres  saber?

- ¿Quien es Mia Becker?, quiero saber más de tí - dijo. Me quedé mirando a la oscuridad en mi habitación.

- ¿Quien soy? - repetí la pregunta, no porque no ubiera escuchado sino, no sabia como responder a eso. - No lo se - dije sinceramente, no pjde notar que mi voz sonara triste y frustrada por no poder decirle quien demonios era.

- ¿Quien es Mia? - volvio a preguntar, su voz era un surruro apenas

No sabia exactamente que era lo que Scott queria escuchar, así que solo dije lo unico que no me deprimiria.

- Mia Becker es una estudiante universitaria que ama la literatura pero su mayor sueño es ser productora de radio - dije, y sonrei a la oscuridad

- Asi que una productora de radio - dijo él

- Es una locura ¿cierto?. Todos lo dicen y quizas ...

- Yo creo que lo harás genia - dijo, mi corazón se acelero con sus palabras - no importa lo que los demás opinen, al final del dia, eres tu a quien debe importar.

- Es cierto

- A  ti  te  mordieron - finalmente  dijó Scott, pero no era una pregunta, yo podía  escuchar  el  interes  en  su  voz, sentir  la  tención  en  su  cuerpo  incluso estando  del  otro  lado  de  la  habitación. Yo  regresé  detrás  de  mis  frazadas, escondiendome  de  lo  que  él  acababa  de decir. 

- No lo se -. La voz de Scott rozaba un  susurro, - ¿cómo puedes no saberlo?- me preguntó.
Yo  encogí  los  hombros aunque  él  no lo  pudo  ver. 

- Yo  era  aún  muy pequeña.

- Yo también era pequeño
respondió,- Pero  sabía  lo  que  estaba pasando.

Cuando no le respondí el me preguntó,  -¿es por eso que tu solamente te  quedaste allí sin hacer nada?, ¿no sabías  que te iban a matar?.

Me quede mirando hacia la noche oscura  através de la ventana, perdidá en la memoria de Scott como lobo, la manada me rodeaba, lenguas y dientes,  gruñidos y sacudidas. Un lobo se había  quedado atrás, sus ojos eran duros, con  todo el pelo de  su cuello erizado,  temblando mientras me veía tirada  en  la  nieve, en el frío, debajo de un blanco  cielo que se volvía  oscuro.
Yo mantuve  mis ojos fijos en él.
Era hermoso, salvaje  y oscuro, ojos amarillos llenos de una complejidad que no podía entender. Despedía el mismo olor que los demás lobos a mi alrededor, rica, feroz, rancio.  Incluso  en  este  momento, mientras  estaba  recostado en mi habitación  podía oler el lobo en él, sin importar que  ahora estuviera usando ropa quirúrgica  y  una  nueva piel.
Afuera  se  escucho  un  sutil  rugido,  y luego otro. El coro de la noche creció, aunque la voz de Scott se extrañaba pero aún asi era hermoso. 
Mi corazón se aceleró, enfermo de  deseo abstracto, y en el piso escuché  a Scott dar un suave gemido. El  miserable sonido estaba a la mitad,  entre humano y lobo, distrayendome. 

- ¿Los extrañas?” - susurré. Scott se  levantó de su improvisada cama y se paro junto a la ventana, una  desconocida silueta en contraste con la  noche. Sus  brazos estaban  presionados  contra  su larguirucho  cuerpo.

- No, sí, no lo se. Me hace sentir.  .  .  enfermo, como  si no  perteneciera  a  este  lugar - Me sonaba  familiar. Traté  de  decirle algo para reconfortarlo, pero  no  pude pensar en algo  que  sonara  apropiado. - Pero  este  soy  yo -, el  insistió  señalando  su  cuerpo. 
Yo  no  sabía  si  el intentaba convencerme  a  mí  o  a  él mismo. 
El  se  quedo  en  la  ventana hasta  que  el  gruñido  de  los  lobos  se elevó  hasta  un  crecendo,  rompiendo mis  ojos  en  lágrimas. 

- Ven  aquí  y hablame -  le  dije,  para  distraernos  a ambos.  Scott dio  media  vuelta,  pero  no pude  ver  su  expresión. - Esta  muy  frío  el  piso,  y  estas temblando  de  frío.  Sólo  ven  aquí.

- ¿Qué  hay  de  tus padres? -,  dijo  él. 
La misma  pregunta  que  había  hecho  en el  hospital.  Estaba  apunto  de preguntarle  porque  se  preocupaba tanto  por  ellos,  cuando  recordé  la historia  de  Scott  acerca  de  sus  padres, y  las  resplandecientes  cicatrices  de sus  muñecas. 

- Tú  no  conoces  a  mis padres - le  respondí.

- ¿Dónde  estan? - preguntó. 

- En  la  inauguración  de  la galeria,  eso  creo.  Mamá  es  una artista.

Su  voz  era  dudosa, - Son  las tres  de  la  mañana. 

Mi  voz  fue  más fuerte  de  lo  que  tenía  pensado,  - Solo metete  a  la  cama,  confío  en  que  te comportaras  y  en  que  no  me  robaras las  sábanas.  Cuando  el  aún  dudaba  le dije,
- ¡Apresurate  antes  de  que  se  acabe  la noche!.
Obedientemente  él  recogió una  de  las  almohadas  del  suelo,  pero volvió  a  dudar  en  el  lado  opuesto  de  la cama.
En  la  reducida  luz  yo  apenas  podía ver  su  alfligida  expresión  mientras reconsideraba  el  territorio  prohibido de  la  cama. 
Yo  no  estaba  segura  si debería  sentirme  encantada  por  su rechazo  a  compartir  una  cama  con una  chica  u  ofendida,  porque aparentemente  no  era  lo suficientemente  bonita  como  para asaltar  el  colchon  como  un  toro. Finalmente  se  subió,  la  cama  curjió por  su  peso  y  él  hizó  una  mueca  antes de  colocarse  en  el  extremo  más  lejano de  esta. Ni  siquiera  debajo  de  la  frazada,  yo abhora  podía  oler  mejor  él  tenue aroma  de  lobo,  y  suspiré  con  una extraña  alegría. 
El  suspiró  también - Gracias -,  dijo  él. Demasiado  formal,  considerando  que estaba  acostado  en  mi  cama. 

- De nada -,  la  realidad  de  todo  esto  me pegó  en  ese  momento.  Allí  esta  yo  en mi  cama  con  un  chico  que  cambiaba de  forma.  No  era  cualquier  chico  que cambiaba  de  forma  ,  sino,  MI  LOBO.
Yo  seguía  reviviendo  la  memoría  de  la luz  del  patio  trasero,  encendiendose, revelándolo  por  primera  vez,  una  rara combinación  de  emoción  y  nervios hormigueando  en  mí.
Scott  volteó  su rostro  para  verme,  como  sí  mis  nervios hubieran  enviado  un  aviso.  Yo  podía ver  sus  ojos  brillar  en  la  tenue  luz  que  estaba  a  unos  pies  de  distancia. 

- Ellos te  mordieron,  debiste  haber  cambiado también,  ¿sabes?  En  mi  cabeza,  los lobos  rodeaban  un  cuerpo  en  la  nieve, sus  labios  estan  manchados  de  sangre, sus  dientes  al  descubierto,  gruñiendo a  su  presa. 
Un  lobo,  Scott,  arrastró  el cuerpo  lejos  del  circulo  de  lobos,  el  lo cargó  entre  los  árboles  en  dos  pies dejando  huellas  humanas  en  la  nieve.
Yo  sabía  que  me  estaba  quedando dormida,  así  que  traté  de  sacudir  el sueño,  no  podía  recordar  si  le  había respondido  a  Scott. 

- Algunas  veces desearía  a  ver  cambiado -  le  dije. 
El cerró  sus  ojos,  a  millas  de  distancia  al otro  lado  de  la  cama. 

- Algunas  veces yo  también  lo  deseo.

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⏰ Última actualización: Jan 27, 2022 ⏰

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