—Ji se encargará de lo que ocurrió en el evento, puedes irte. —Yubin volvió al escritorio, cubriendo las heridas de su cuerpo por el cuchillo de Chanhee con vendajes distintos. Un cierto dolor que no duró mucho. Al menos el dolor era físico.
—Eres consciente de lo que haces, ¿verdad? —preguntó Sunwoo, manteniendo su mirada en ella, así cómo distancia.
—Por supuesto, te darás cuenta del resultado pronto.
—Oh no, ya lo estoy haciendo, ¡y es una mierda! ¡¿Has tenido a Ji así todo el tiempo?! ¿Qué carajos quieres Yubin? ¿Con qué estás tan obsesionada que no nos dejas en paz? —cada pregunta dicha, era un paso adelante que Sunwoo daba. Sus ojos sin mostrar enojo, pero dolor, demostrando cuan harto estaba de todo. Yubin no dijo nada, desde que quiere ver al chico desahogarse, mantendría esa línea de silencio hasta que Sunwoo se relajara soltando todo su sentir posible—. ¿No vas a decir nada? Dime, ¿no sentiste nada cuando mataste a Lee? ¡Todo este tiempo Yubin! ¿Qué sucede contigo? —su mirada ahora rogante por obtener una respuesta se podía notar demasiado—. ¿Viste lo que tuve que hacer? ¡¿Viste todo lo que le tuve que decir?! —llegó a ella, tomándola por el cuello apretando con fuerza, ese contacto visual que ambos mantenían contenía bastante tensión—. ¿Disfrutas verme así? ¿Disfrutas ver todo lo que amo irse de mi vida como si nada? ¿Cuál es tu plan? —y cuando la chica tuvo acceso completo a su dolor, tomó su muñeca, apartando al chico de su cuello.
—Choi ha cambiado, y espero que tú lo hagas pronto también.
Simples palabras que dejaron a Sunwoo callado, porque incluso él vio un cambio en el chico, cómo desde que llegó tenía a Chanhee de su presa, tomando el control completo de la situación. No tiene idea alguna de lo que fue de su amado durante su tiempo apartados, es consciente que tomó control de la empresa de su padre y sólo eso. Le encantaría saber más de él, lamentablemente el peligro en el que ambos se encuentran se volvió más arriesgado.
Sunwoo perdió su mirada en otro lado, sin nada que decir, ojos cristalizados al igual que los de Chanhee, quien estando en su habitación con un completo silencio, podía escuchar el agua de la ducha indicando que su amigo seguía bañándose. Quedó sentado en la cama viendo sus manos, sobre todo viendo su muñeca derecha, un rojizo por alrededor de su piel por la fuerza con la que Sunwoo apretó está. No podía olvidar lo sucedido, su mente repetía una y otra vez lo que su amado le dijo, rogándole que se fuera. Tuvo un sólo recuerdo con eso, el día de su tan hablada muerte. Quizás de eso se trató siempre, quizás todo lo hizo por dejarlo atrás y volver a su vida de antes. Ganar dinero, completar tareas, vivir una vida fácil de lujos. Con cada pensamiento, sus ojos se llenaban de lágrimas, por alguna razón, estas no caían. Un sentimiento en el que por más que deseas llorar, solamente sientes a tu corazón hacerse pedazos.
Sin darse cuenta, su mayor ya había salido de su ducha. Todo su cuerpo cubierto con su ropa para dormir y al menos una toalla pequeña haciéndose cargo de secar su cabello húmedo. Juyeon notó la expresión de Chanhee, preocupándose enseguida. Tomó asiento a su lado, llevando su mano hacia la espalda del menor, acariciando suave, dándole todo su apoyo.
—No tengo idea de qué pasó ahí adentro, pero cuando quieras hablar... sabes que escucharé—la voz baja de Juyeon fue bastante relajante, porque incluso Chanhee se sintió adormecido al escuchar tal voz—, quiero lo mejor para tu salud mental. —le mostró una dulce sonrisa, sosegando el corazón del menor.
—Sólo sé que fue una pérdida de tiempo venir. Sanyeon está muerto y Sonnu..., bueno, preferirá el dinero de todas maneras, así que... nuestra prioridad ahora debe ser Moon. —miró a su mayor de reojo, mostrándole una suave sonrisa, con esta vista a su menor pudo notar sus humedecidos ojos.
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𝐄𝐂𝐎 [Sunnew] ©︎
Fanfiction"Eres una conciencia única" "Verás a través de mi" ¿Quién diría que tales expresiones lo mantendrían perturbado día y noche? Ya hacía un año desde que su exitoso camino como CEO había comenzado. Un año desde ese momento que le arrebató la paz, siemp...