Parte V

40 3 3
                                    

Paige

 

     Han pasado 9 días y sigo sin saber nada de Shane, no responde los mensajes ni las llamadas, le dejé varios mensajes en el buzón de voz y nada.

     Parece que se lo ha tragado la tierra.

     Los primeros días traté de convencerme de que estaba ocupado y por eso no me atendía. Al quinto día me di cuenta de que seguro me estaba ignorando y lo nuestro sólo había sido algo de una noche, todos los encantos y las cosas lindas que hizo para mí, eran sólo para follarme. Tremendo idiota.

     Esa noche me senté en el salón mientras veía pelis románticos con un gigante vaso de helado y trataba de no llorar. Cosa que era medio imposible.

     En las mañanas me distraía con la Universidad, pero cuando estaba de regreso en casa, todos los recuerdos venían a mí y me desanimaba un poco.

     Justo ahora estaba recostada en mi cama, luego de haber tomado una pequeña siesta de dos horas, iban a ser las 7 de la noche, tomé el móvil de la mesita de noche y marqué el número que prácticamente ya me sabía de memoria.

     Intente un par de veces más y es que se me hacía muy extraño que no atendiera, ni siquiera para decirme que dejará de molestarlo.

     No se porque, pero tenía la sensación de que algo malo le había pasado.


     Shane

     Llevo 9 días sin ir a trabajar, ni ir por mi casa. Me he estado quedando con Beckan todos estos días, y ya me apetece salir de aquí.

     Me he encerrado en una de las habitaciones y para lo único que he salido es para ducharme y comer, porque el resto del tiempo la casa está llena de ruido y de los otros amigos de él.

     Con los que no me llevo muy bien y me he arrepentido mucho por haberle pedido droga el día que descubrí lo de Shane.

     Beckan me dio un tremendo regaño y yo también lo hice. No podía dejar que por una chica mi vida se fuera por la borda.

     Luego de haber estado toda la mañana y tarde encerrado en la casa, decidí que era hora de ir a la mía y que sería de mis hermanos y mamá, también había actuado de manera egoísta en encerrarme estos días sin pensar en ellos, que son los que más me necesitaban.

     Salí de la habitación y bajé las escaleras. Beckan estaba sentado en el sofá grande junto a Rosalie, hablaban de algo en voz baja y al verme, se detuvieron de inmediato.

—¿Dónde vas?

—A mi casa.

—¿Estas seguro? Tú padre debe estar furioso por no saber nada de ti en días.

—Tendré que enfrentarlo de todas formas y no debes preocuparte por mi, yo puedo sólo.

—Eso no parecía el día que llegaste pidiéndome droga.

     Sus palabras son como una patada en el estómago, había olvidado de que Beckan siempre esperaba algo a cambio cuando te hacía un favor.

—Puedo pagarte los días que estuve durmiendo aquí.

—No seas estúpido— me dijo.

—Entonces no te metas donde no te importa.

     Camino a la puerta y cuando voy saliendo, escucho la voz de Rosalie.

—Al parecer alguien no está de muy buen humor.

     Me voy a toda prisa y en la calle siguiente doblo a la derecha, sigo un par de casas y distingo la luz del salón de mi casa encendida.

Cuando te conocí ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora