Después de esa noche del recital de Anika la prensa se enteró de la relación de Leonardo y Emely, él arquitecto de inmediato hizo un comunicado diciendo que era una relación estable y no un capricho más cómo varias revistas empezaron a especular desde un inicio.
La pelinegra estuvo más o menos tranquila respecto a ese tema, pero en todo caso no tenía mucho tiempo para pensar en eso ya que su desfiles era en pocas semanas y todo debía estar listo para ella.
Para su suerte la noticia de su relación con Leonardo le ayudó para la promoción de su desfile, aunque no le agradaba del todo eso, porque quería que su desfile tuviera audiencia por su trabajo, no porque era la nueva dueña de un famoso arquitecto.
La situación con Anika iba mejorando poco a poco, aunque la pequeña pelirroja aún se mantenía un poco renuente a aceptar a la pelinegra, pero Leonardo sabía muy bien que poco a poco su Emely se estaba ganando a su hija.
Tres días después del recital recibió la llamada de los abogados de Ágata, quienes le avisaban que ella le estaba poniendo una demanda en su contra para obtener la custodia de Anika, no le preocupo en lo más mínimo y él habló con sus abogados para que estén preparados por la ella y también que protejan a Emely, que sabía que iba a salir perjudicada en todo eso, pero él se encargaría de que no fuera así.
-siento el cuerpo de piedra- dijo la pelinegra dejándose caer en la cama, desde el día del recital se la pasaba durmiendo en la casa de Leonardo.
-has trabajado mucho- dijo Leonardo acercandola a su cuerpo- por que no nos tomamos unos días solos tu y yo- le propuso.
-suena maravilloso, pero no podemos desaparecer los dos solos- dijo ella mirándolo- no es bueno para ti hacerlo cuando tienes una demanda para quitarte la custodia de tu hija, Ágata podía aprovechar eso a su favor, alegando que te vas dejando a Anika sola- le dijo.
-no había pensado en eso y tienes razón- dijo Leonardo acariciando su cabello- y si salimos los tres entonces?- propuso.
-suena estupendo, pero…
-deja de poner tantos peros mujer- se quejó él haciéndola reír.
-no son peros, son realidades y responsabilidades- se defendió ella- yo tengo mucho trabajo y Anika escuela- le recordó ella.
-ok, que tal esto- dijo y ella se acomodo mejor sobre su cuerpo- tu desfile es un viernes cierto?- preguntó.
-si él próximo viernes- dijo ella.
-y qué tal si después de tu desfile nos vamos los tres?- le propuso.
-ir a donde?- preguntó confundida.
-solo di que si, yo me encargo del resto- dijo él con una sonrisa.
-está bien- dijo despacio al mismo tiempo que ella lo miraba con desconfianza, él por su parte sonrió con victoria.
-no te vas a arrepentir- dijo él al mismo tiempo que la rodeaba con sus brazos y la besaba.
-ya veremos- dijo ella volviéndolo a besar, entonces Leonardo los hizo girar en la cama, para besarla con más profundidad.
Emely enredo sus piernas en sus caderas, mientras en se acomodaba mejor sobre su cuerpo sin dejar de besarla, perdiéndose en él sabor de sus labios.
-Leo- suspiró ella, al mismo tiempo que él besaba su cuello.
-te amo- le dijo él.
-y yo ati- correspondió ella para besarlo de nuevo, para perderse uno en él otro
*************
-pasa demasiado tiempo aquí- escuchó decir la pelinegra mientras caminaba por los pasillos de la casa mientras limpiaba sus lentes.
-buenos días Anika- dijo la pelinegra ignorando su primer comentario, poniéndose los lentes para poder ver mejor- no te preocupes en los días siguientes no pasaré mucho tiempo aquí- dijo ella para empezar a bajar las escaleras.
-terminarás con mi padre?- preguntó ella siguiéndola hasta la cocina.
-no, tendré mucho trabajo está semana porque él viernes es mi primer desfile de modas- dijo ella- buenos días- saludo a la ama de llaves de Leonardo.
-buenos días señorita- dijo ella con cortesía.
-buenos días nana- saludo Anika con dulzura.
-buenos días pequeña- le contestó con ternura.
-de que es tu desfile?- preguntó Anika sentándose para desayunar.
-de otoño invierno- contestó con simpleza.
-buenos días- dijo Leonardo entrando a la cocina.
-buenos días papi- le dijo la pequeña pelirroja con una sonrisa y él beso su frente- de qué hablan?- preguntó tomando asiento entre ambas como ya era una costumbre.
-de mi desfile- contestó la castaña tomando jugo.
-puedo ir?- preguntó Anika dejándolos sorprendidos a todos.
-puede?- preguntó Leonardo a la pelinegra.
-si, no hay problema siempre y cuando no la pierdas de vista durante el desfile- dijo la pelinegra encogiéndose de hombros - además es más conveniente para el viaje que piensas- dijo ella.
-que viaje?- preguntó Anika con mucho interés.
-no debías decirlo- le dijo Leonardo a la pelinegra, ella solo se encogió de hombros.
-tal vez tengas mejor suerte que yo y te diga a donde vamos- dijo Emely a Anika.
-dime, dime, dime, dime- le pidió Anika a su padre.
-no, desayuna que se hará tarde para la escuela- dijo Leonardo y Anika hizo un puchero- nada de pucheros señorita, no te funcionar, ni a ti- le dijo a Emely que también estaba haciendo un puchero.
Terminaron de desayunar para después salir, Leonardo dejó primero a su hija en la escuela y luego llevó a Emely a su taller.
-no te diré a dónde vamos y no conseguirás que Anila me saque la informacion- dijo Leonardo cuando estacionó su auto en frente del taller de ella.
-perdía tanto con intentar- dijo ella encogiéndose de hombros con una pequeña sonrisa.
-me gusta que se esten llevando bien, pero no para que ambas se pongan en mi contra- dijo él arquitecto.
-no estamos en tu contra- dijo ella divertida- y digamos que Anika y yo tenemos treguas por ciertos momentos, aun no me la ganó del todo- dijo ella.
-ya te la gaste, te lo aseguro- dijo él- aAnika solo no quiere demostrarlo abiertamente- le contó.
-y es buena en ello- dijo ella- pero en algun momento tendra que ceder- dijo ella.
-ya veras que lo hará- dijo besandola castamente- que tengas un buendia- le deseo.
-tu también- dijo ella besándolo de nuevo.
Bajo del auto sin perder su sonrisa entrando a su taller, cómo ella no pasa la noche allí, Nicol se encargaba de abrir. Cuando entró en él edificio la chica que se encargaba de la recepción la miró con disculpa, no le entendió en un inicio, pero cuando vio a Laura lo entendió.
ESTÁS LEYENDO
No Eres Un Capricho
RomanceLeonardo Drack, un gran empresario mercantil viudo de 32 años, junto con su hija, está cansado de las mujeres que llegan a su vida buscando su dinero, por lo que las ve a todas como unas caza fortunas. Emily Apple, una joven de 24 años trabajadora...