Suerte

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Eduardo.

Al comenzar la semana donde todos ya estaban en la escuela para comenzar sus estudios, hubo varias cosas que agregaron antes de que todos llegarán.

El espacio de los edificios que estaban alrededor de la zona escolar, la separaron, y antes de entrar a la escuela, tienes que pasar tu credencial la cual te va a indicar si puedes pasar o no, dependiendo de tu turno.

Algunos maestros comenzaron a revisar los edificios, ósea, dar rondines para que ningún alumno haga algo mal o algo por el estilo. Esto también trajo consigo varias peleas entre el alumnado y los tutores, aunque siempre terminaban en la dirección, parecía una historia de nunca acabar.

Mis pocos amigos que había hecho durante toda la mañana no los veía, ellos iban en grados y grupos diferentes, en el único lugar donde veía a Moon era en el descanso, ya que esta coincidía con la suya, pues el descanso para todos era diferente, para evitar conflictos o aglomeraciones.

Javier y Peter se hicieron más cercanos con el paso del tiempo, muy cercanos, demasiado, extremadamente unidos, como uña y mugre (Peter era la mugre) tanto así que cogían cada que podían, estaba cansado de estar escuchándolos casi a diario en su cuarto.

Pero tocar el tema era muy vergonzoso, aparte Ezequiel a veces me dejaba dormir en su cuarto mientras él hacía sus tareas.

Era muy amable conmigo, y muy detallista también, durante el primer mes todo fue algo muy lindo con él, pero cuando podía decidía ir a unos salones, más específico al de música, donde un chico me hipnotizaba con su habilidad en tocar el piano.

Al chico nunca lo veía, solamente su silueta de espalda, ver como tocaba felizmente sin que nadie lo interrumpiera, aunque me gustaba la idea de acercarme a hablarle, me daba vergüenza y el tiempo no era mucho, entonces las posibilidades de entrar para poder entablar una conversación con él, larga, eran nulas, el tiempo estaba en contra.

Solo lo he visto con unas sudaderas de color pastel, su rostro no lo identificaba, sus manos rápidas hacían que me perdiera y me contagiaba el sentimiento de felicidad que transmitía al tocar.

Pocas veces pasaba por ese salón durante la semana, ya que no me inscribí al taller de música, decidí entrar al taller de dibujo, aunque me gustaba la idea de aprender a tocar un instrumento, me daba pereza hacerlo solo por una persona y no porque realmente me llamaba la atención, aparte, él tampoco se inscribió en ese taller, entonces sería el único ahí, seria incomodo estar solo con el profesor.

Por otro lado, algo que, si he de resaltar durante este tiempo, es la declaración de Heather hacia mi persona. En el momento en que me lo dijo, quedé sumamente impactado, no supe que responder, solamente pude decirle que pensaría la respuesta, brindándosela en cuanto yo sienta cual sería la correcta.

Al principio me impresiono su manera de sobrellevar las cosas, respetando la decisión y no tocar el tema en constantes ocasiones, pero pasada la semana SE LE OLVIDO POR COMPLETO. Comenzaba a presentarme ante los demás como su casi algo, me llenaba de halagos, cumplidos y regalos, aunque al comienzo me gustaba, los demás días se hicieron un poco pesados.

Me presiono durante todo ese tiempo para que le diera la respuesta ya, diciendo que no podía esperar ni un segundo más, sin saber que dentro de mi había una montaña rusa llena de emociones que ni yo entendía. Sentía lindo cuando hacia todo eso, pero sabía perfectamente que ella y yo solamente llegaríamos a una amistad, y con todo eso que ella hace día a día, solo lograba confundirme una y otra vez.

La respuesta que le he dado fue la resultante de una presión social que provenía no solo de ella, si no también de sus amigas, inclusive de mis conocidos que comenzaban a preguntarme el famoso; ¿Cómo vas con tu amiga? Solo he tratado de ver el lado positivo del asunto, quizás aprenda a descubrir un nuevo gusto en mí y así poderme enamorar de ella.

En Busca de un Hogar 🏳️‍🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora