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Chris

Camino rápidamente buscando un lugar privado, pero mis piernas tiemblan a cada paso.

Siento como mi pelo cae sobre mi frente mojándola con pequeñas gotas de agua, ya que aún no se había secado después de ir al lago.

Entro al baño, pero solo me quedo parado mirándome en el espejo como un inútil.

Desde que había nació había perdido la inocencia, nunca había existido en mi la total esperanza y la fe era lo primero que había perdido. Pero al mirar mi reflejo vi a ese niño que aún seguía perdiendo, que aun el que lo controlaba era el rencor.

Mi piel se veía tan pálida que era difícil imaginar que aun tuviera alma.

El único reflejo que vi en el espejo, fue el de un asesino igual a la del demonio que me estaba consumiendo. Estaba intentando recuperar la cordura que me quedaba, pero sentía cómo la verdad rasgaba lo que faltaba por destruir.

Apoyé mis manos sobre el lavamanos, bajé la cabeza y cerré fuertemente los ojos.

Sentí como físicamente varias manos me agarraban dispuestas a derrumbarme, esas mismas manos qué me atraían a la oscuridad manipulando mi mente.

Sentí cómo una se deslizó por mi cuello, otra tomó brazo y la otra mi espalda; pero seguí sin moverme.

Abrí los ojos y miré el espejo. Por un segundo las vi, por un segundo vi como me agarraban y me manchaban de sangré.

Vi mis ojos sobresaliendo entre el color rojo brillante de la sangre y el blanco de mi piel muerta. Vi mis ojos transmitiendo lo que estaba sintiendo, transmitiendo en mi la ira que tanto sentía.

Golpee el espejo con mi puño y desaparecieron, dejándome sólo con mis propios latidos acelerados y esa sensación en mi pecho que seguía creciendo. Pensé que era algo parecido a angustia, pero era irá.

Mire mis puños ensangrentados al romper aún más el espejo, cuando pare mis manos temblaban intentando retener esa fuerza que quería que escapará.

¿Yo era el único loco? Porque los susurros que daban mis pensamientos quería ahogarlos.

Sentí como mis respiraciones estaban agitas, pero mis pensamientos no lograban conectarse en ningún momento; en aquel punto me parecía imposible poder tranquilizarme.

Observe el ultimo pequeño pedazo de vidrio que había quedado en la pared, note perfectamente el reflejo de su silueta y aunque parecía una total sombra entre la oscuridad, sabia quién era.

-Vete- mis palabras salieron en un profundo susurro.

-Sabes que nuestra relación no funciona así – ella permaneció junto a la puerta, sin intención de irse.

-No te quiero aquí Heike, largo – ordene.

-No eres el dominante – su voz sonaba tranquila. Ella se fue acercando, poco a poco, pero paro al estar cerca de la ventana – al menos conmigo no lo eres.

-Se lo que intentas, pero no te quiero aquí – mi voz fue subiendo de tono.

A pesar de mis palabras ella no se movió, me veía con sus ojos brillantes llenos de intriga mientras yo observaba sus labios aun agrietados.

El espacio en el que estábamos era bastante grande y oscuro, era el baño de las duchas de las chicas que tenía un tono bastante siniestro a las tres de la mañana. Aun más siniestro era su dulce figura ilumina por la luz proveniente de la ventana que aun en mi perspectiva se veía lejana.

-Solo escúchame – mis palabras sonaban desesperadas – no quiero a nadie aquí, a nadie – su rostro sin expresión me estresaba – y no me importa lo de nosotros ¡Me importa un carajo todo eso, y no te hace especial, largo!

-Soy especial – comento con calma.

-Para que entienda tu mente trastornada – en cada palabra mi cuello y mi mandíbula se tensaban – tu presencia no cambia nada ¿Por qué simplemente no me escuchas?

-Trato de ayudar – sentí lo que decía como una burla.

- Tu presencia no me hace sentir bien, yo nunca ¡nunca me sentiré bien! Con solo mirarte me dan ganas de destrozar ese maldito ego que llevas en la cabeza – mis respiraciones sonaban agitadas – ese maldito ego que no te hace ver a todas las personas que te odian por ser una maldita antipática.

Ella se acercó, paro al estar mucho más cerca de mí, observo mis ojos y al final después de ese corto silencio, sonrió.

-Pero eres igual a mí.

Sentí las frías palmas de sus manos envolver mis puños rígidos, sentí algo cálido en su contactó; algo cálido a pesar de su movimiento frío y su expresión neutra.

-Sé que no es un buen momento para ti, pero para lo que está sucediendo…- sus manos apretaron más las mías – necesito cada parte de ti para mí. Necesito que te distraigas, porque aún no quiero una parte destruida de ti.

Talvez en otro momento, en otra persona esas palabras sonaban tiernas y cursis, pero con ella era diferente. Sonaban controladoras de la misma manera que su mirada se veía dominante y manipuladora.

Pero no necesitaba algo romántico, necesitaba esa tención pasional que me indicaba que estaba en peligro si me acercaba un poco más.

Necesitaba esa sonrisa que me decía que todo iba salir mal, pero al menos solo yo no iba a perder.

Y los dos estábamos tan cansados, solo quería que ella se acercara más, mas, más a mí.

En nuestro silencio note como ella me miraba, como su sonrisa torcida me indicaba ya sabía lo que estaba pasando por mi enredada cabeza.

Yo sabía en lo que ella estaba pensando, ella sabía lo que yo estaba imaginando, porque a pesar de ser tan difíciles de descifrar, al mirarnos, nuestras intenciones se veían claras.

Ella acerco lentamente su mano a mi pecho, hasta tocarlo con suavidad. Al sentir su tacto sentí tranquilidad, sentí una energía de paz apoderándose de mi cuerpo.

Coloco sus labios sobre los míos con una fuerza que me intrigo, una pasión que me envolvió, sus movimientos se volvieron intensos. Un beso tierno de dos demonios cansados de pensar.

Al estar cerca éramos tan transparentes, que nos dimos cuenta que nuestras intenciones nunca serian buenas.

Reprimir, era mejor que intentar mejorar.

Ser los “villanos” era nuestra personalidad y no la podíamos cambiar. Éramos manipuladores, controladores, una simple desgracia para los demás y para nosotros eso estaba bien.

Nos utilizábamos convenientemente; ese beso, esa fricción que nos envolvía en adrenalina, solo era una manera de reprimir, ya que sufrir solo era para las víctimas.

Sentí sus labios aun agrietados, ardiendo junto a los míos; igual que las grietas de su mente retorcida, pensando en cómo hacer qué no huya de ella.

Ella, una depredadora alimentándose de mi ser, pero al menos no intentaba mentir. Yo, bueno, tampoco sabía si lo que decía en realmente era verdad, solo sabía que me gustaba jugar ese juego en el que los dos sabíamos la verdad, pero pretendíamos que no.

Solo éramos unos traidores, prefiriendo vivir en una realidad donde no estábamos solos en la oscuridad.

Nuestra propia oscuridad.

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⏰ Última actualización: Jan 31, 2022 ⏰

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