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POV/Rodrigo

Me encontraba tomando una lata de cerveza mientras hablaba por teléfono con Robleis.

- Ya cuéntalo - dijo Robleis mientras se escuchaba movimiento de su lado de la línea, supongo que se estaba acostando en la cama.

- Iván...- dije mientras reposaba aquella lata de cerveza sobre la mesa de mármol que había en mi sala.

- Ya sabía - exclamó, claro que lo sabía, yo a veces era demasiado obvio con mis sentimientos.

- ¿Y tú, que es lo que sientes? - me preguntó mientras suspiraba ya sabiendo el mismo cuento.

- No sé cómo expresarme - dije con los ojos acuosos y el corazón acelerado, pensando en todas las veces que pude declararme pero terminando como un cobarde a la mínima prestada de atención que él me daba. - Siempre arruino todo - dije fastidiado por mi comportamiento volviendo a tomas de la lata.

- ¿Y no hay nada que quieras decirle? - dice Robleis.

- ¿Es enserio? - digo incrédulo ante esa pregunta.

- Claro que es enserio, sé que Iván la ha pasado muy mal pensando que su amor no es correspondido, ya dile lo que sientes, antes que sea demasiado tarde - dice incitandome a que sea honesto y diga mis sentimientos. - Pero tienes razón, entre más hablas, más lo arruinas - le escucho reír ante eso que ha dicho y no puedo evitar carcajearse yo también, tal vez ya sea hora de hablar con Iván.

- Sabes qué es lo que tienes que hacer, abrazarlo y besarlo, hablo enserio, ¿qué dices, vas a poder hacerlo ésta vez? - si quizá eso debo de hacer...
Dejó el tema mientras termino mi lata de cerveza y sigo hablando con él hasta que ya no doy más, el dolor de cabeza me consume y me obligo a colgar el llamado, no antes sin despedirme de él, e irme a dormir.
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Estaba en su casa, me había invitado a pasar su cumpleaños con él, esa propuesta me había encantado, tuvimos que improvisar todo ese día, estaban algunos familiares y amigos que conocía de poco pero me sentía a gusto junto a él.

Nos sentamos a comer todos juntos mientras sacaban conversaciones entre todos, riendo y charlando animadamente mientras que yo sólo me dedicaba a mirarlo a él, estaba tan enamorado que me dolía aceptarlo, a veces no podía respirar por la manera en que me veía, ¿como demonios era posible que alguien me hiciera sentir de esa manera?, hacía que me doliera el corazón tan profundamente, como si él mismo lo perforara con sus manos, por qué él tenía mi corazón en sus manos.
Él hacía aferrarme al amor, no me rendía con él, pero tampoco iba más allá de ello, no importaba lo doloroso que aquello resultara, me arriesgaba por él, incluso si no era correspondido, me quedaría con la experiencia.
Sentía que si no experimentaba me arrepentiría, eso me hacía sentir mal, tenía que dejar salir mis sentimientos de una forma u otra.

Me había presentado a sus padres es mismo día, eran muy amables y se notaba que estaban felices por todo lo que su hijo había logrado, sin duda un ejemplo a seguir.

Todo pasó tan rápido que de pronto ya no me lo podía sacar de mi mente, mientras más trataba de alejarlo, volvía con más fuerza y estaba empezando a temer.
Sabía que no debía enamorarme, primero necesitaba amor propio, ya había trabajado en mi hacía tiempo, ya me había aceptado tal y como era, y también había aprendido a vivir con ello, pues tenía en cuenta que si no lo hacía, lo que según llamaba yo amor, solo serían buenos momentos y ya, falsos anhelos y también el saber que todo lo que creo está mal, sabía que yo lo amaba, pero, ¿él me amaba a mí?.
Sabía que era buena persona, pero no era del montón, no se dedicaba solo a obedecer las reglas de la sociedad, el me volvía loco en todos los aspectos, me encantaba lo inteligente que era, es importante admirar eso.
El me quitaba la respiración sí, pero también me la devolvía, me daba ganas de vivir, de luchar por lo que amo, de admirarlo, recuerdo mi vida antes de conocerlo y comienzo a creer que antes de él, yo no vivía.

Tenía bastante tiempo que la fiesta había terminado, ya comenzaba a anochecer, tomé a Iván de la mano y salí con él corriendo de aquél lugar, corrí con él tomándome de la mano, sin rumbo aparente, hasta que llegamos a un pequeño lago que no tenía idea que existía, pero era hermoso justo como él.
Llegamos a la orilla sofocados por el camino que recorrimos, riendo mientras nos mirábamos bajo el cielo estrellado y la luna blanca deslumbraba su preciosa existencia.

- Creí que no te gustaban los lagos - dijo mientras ya respiraba mejor, soltando una risita.

- Claro que me gustan, así que, por si acaso- le dije, mientras me tiraba al pasto junto a él, admirando el reflejo de nuestro alrededor por encima del agua pacífica.

- Wow, realmente es precioso éste lugar - dijo Iván con un suspiro mientras recargaba su cabeza sobre mi hombro. - Sabes, me encantaría pedir un deseo, justo ahora - dijo sonriendo mientras volteaba a observarme.

- ¿Y que es lo que deseas? - le dije esperando su respuesta.

- Tengo un sólo deseo - dijo observándome con intensidad, intercalando miradas mientras me hacía sonrojar, - Tú, tienes un gran efecto en mí - dijo ahora mirando hacía arriba, y no pude evitar que mi corazón saltara eufórico, todo era perfecto con él a mi lado.- Deseo que te quedes para siempre conmigo - expresó y sentí que iba a fallecer ahí mismo, suspiré de nuevo, tratando de tranquilizarme, - Prométeme que nos volveremos a reunir, incluso si nos separamos, así sea en 20 años - me miró y me sentí completo nuevamente, sabía que él era la persona indicada para mí.

- Lo prometo - dije antes de tomarlo en brazos y aventarlo hacía el agua, después entrando yo, rápidamente nadando hacía dónde estaba él, rodeando su cuerpo con mis brazos ahora mojado mientras me sentía en una de esas películas cliché, nadando bajo la luz de la luna, en un lugar romántico con la pareja indicada.
Puse mis manos sobre su cuello, el haciendo lo mismo, mientras aún sumergidos bajo el agua, nos besamos, besamos el momento, besamos las estrellas y también la luna, besamos nuestro recuerdo al igual que nuestro futuro, besamos nuestras ganas de estar juntos, por fin nos habíamos besado.
Sus labios encajando con los míos, el momento congelado y tan especial que compartimos juntos era inolvidable.
Ya era hora de aceptarlo, no funcionaba con otra persona, era sin duda él, era Iván, era su voz, su forma de ser, su rostro, su cuerpo, su olor.

Ahora es cuando todo empieza.





One Shots // Spreen X CarreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora