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Me desperté de golpe al escuchar la alarma del desayuno, corrí al baño a ducharme, tomé uno de mis uniformes ya limpios y creó que me ducho en tiempo récord. Salí del baño de mi habitación ya vestida, revisé el reloj con desesperación ¡Dios mío llegó tarde en nueve minutos! ¡Papá va a matarme!

Tomé mis zapatos y me apresuro en ponerlos, el tiempo no me alcanza para amarrar los cordones, corriendo salgo de la habitación y bajo las escaleras con la máxima velocidad que mi cuerpo me permite, obviamente teniendo cuidado. Escuchó la campana de mamá sonar, la alegría me invade formando una sonrisa en mi rostro, veo los últimos escalones.

Tu puedes ocho.

Sentí el golpe en mi trasero e intento levantarme pero duele demasiado, fuertes miradas se posan sobre mi. Alzó la cabeza para divisar a mis hermanos, y a quién no quería ver, papá. Su mirada expresa decepción como también molestia. Siento mis pómulos enrojecer, mi notoria vergüenza hace reír a klaus, papá lo mira indicando que su comportamiento es indebido y este calla de inmediato.

Luther avanza hacia mi, me extiende su brazo para ayudarme no pienso solo aceptó su ayuda, me alza de un tirón.

Que fuerza ¿no?

Sonrió levemente a mi mejor amigo, agradezco su poder; súper fuerza.

Mis hermanos avanzan lentamente al comedor, el semblante arrugado de papá me intimida, hace una señal para que camine junto a mis hermanos, y una corriente de alivió cruza por mi cuerpo.

Caminó hacia mi puesto al lado de Ben y Vanya, todos estamos frente a nuestro puesto esperando a que papá pronuncié la misma palabra de siempre.

──¡Sentados! ─ordenó demandante, y se sentó.

Todos nos sentamos. Cualquier familia normal tendría comunicación en la mesa al sentarse a comer, para compartir juntos y hablar sobre lo sucedido en su día. Como fue la escuela, o el trabajo...

No, mi familia no es así, cada quien hace lo que quiere en la hora del almuerzo sin siquiera decir una palabra por ejemplo Allison y Luther solo se miran coquetos, Diego juega con su cuchillo favorito, Klaus tomá sus pastillas mágicas, Cinco parece tener la mente en otro mundo, Ben lee un libro, Vanya solo come tímidamente observando a todos y mi padre se centra solo en su comida mientras tanto yo, pienso como sería una familia normal.

Suelto una bocanada de aire y me acomodo haciendo ruido en la silla, inmediatamente la mirada de mi padre me inspecciona detalladamente, por el ridículo que hice y llegar tardé papá me tiene en la mira.

Con sumó cuidado me término de acomodar, comienzo a comer con ansias, espero no perder la merienda hoy por culpa de número Cinco con aquella alocada idea de viajar en el tiempo para probar que puede hacer más con su poder.

Me giró hacia Ben, éste no quita la vista del libro, sonrió levemente al verlo tan concentrado.

──¿Qué? ─susurro Ben hacia mí, desvíe la mirada─. ¿Tengo algo en el rostro?

──No, solo quería agradecer por el dibujo.

──De nada, ¡con gustó puedo hacer otro! ─susurró alegre, asenti.

El almuerzo fué más incómodo de lo que esperaba incluyendo la tensión que tenía hacia mi padre por lo que hice. Lamentablemente me quedé hasta tarde leyendo por el estúpido favor que debo a número Cinco, ese idiota egocéntrico sabe como utilizar los favores.

Me cambié el uniforme al de entrenamiento y a comenzar así la tortura cotidiana propuesta por nuestro padre para hacernos los mejores súper héroes, y optimizar nuestros poderes.

Traveling through love  ||Five Hargreeves #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora