Mitsukkai

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Sentado en la primera fila con esa expresión inmutable e indiferente en tu rostro, no encuentras nada que te deslumbre en ese desfile y no lo piensas porque eres engreído y pretencioso. Solo es el vil pensamiento de que ninguna persona hace brillar una vestimenta como él.

Por viniste hasta aquí, para verlo, para alucinar con el efecto que su persona tiene en ti. Y sabes que ya llega la hora de verlo, el burbujeo que se ha cocinado impaciente en tu interior te advierte que has estado más ansioso de lo que muestras en el exterior,

Él es el verdadero espectáculo. La ropa viste son solo el accesorio que lo adorna y lo hacen encandilar.

Observas como se retiran las dos últimas modelos y con anticipación esperas en una mejor posición para tener su mejor vista y apreciarlo como debes porque él es precioso e inigualable como tus ojos nunca han presenciado a ningún otro.

Y la expectativa se esfuma y debes apretar la mandíbula para no quedar boquiabierta. Sientes que el tiempo se detiene y los sonidos asombrados de las demás personas no te llegar, porque te sientes desorientado y perdido por él.

Por Hakkai.

Hakkai, quien entra magistralmente por la pasarela, haciéndola suya y domando el espectáculo como quien nace para hacerlo. Ni las luces de los focos iluminan el camino como el chico y eso alborota tú interior.

Verlo a él lucirse como nadie te golpea más fuerte que cualquiera de los golpes que hayas recibido en tu vida.

Tu mirada esa que arde y se deleita lo observa sin descanso. Como la vestimenta que porta se te antoja insuficiente y no le hace justicia a su perfección, sabes que es el deseo celoso de que solo las prendas que haces con tus propias manos es lo que único digno que ese cuerpo puede llevar.

Y sin pensarlo, con tus mirada fija en el, lo sueñas. Sueñas que es tu ropa la viste, la que diseñas pensando solo en él, en su cuerpo, aquel que recorres con delicadeza y detallas hasta la mínima porción de piel. Acércate con excusas solo para delinear esa figura que te invita a perderte en ella.

El solo pensar en ello hace hervir tu sangre y por eso arremetes, soñando con los ojos abiertos que el cuerpo que te recibe es el suyo. Que los jadeos y gemidos que oyes son los suyos.

La exquisitez de esa boca que no te cansa jamás de probar, la tentación que te impulsa a relamer tus labios, el cuerpo que te acoge tan bien que te hace creer que fue hecho para ti, porque no hay otras dos piezas que se amolden tan bien como ustedes. Te agitas de solo escuchar cómo te llama, tan anhelante como te sientes tú Mitsuya en este momento.

Taka-chan...

Hakkai, que viste tu ropa. Hakkai que permite que te acerques hasta que no sabes cuál es el espacio tuyo o de él. Hakkai que se retuerce nervioso cuando apenas lo rozas, cuando traza tus dedos en sus curvas para ajustar cualquier traje.

Se te hace sofocante, pero tu expresión permanece impávida que nadie nota lo oscura de tu mirada y el temblor de tus extremidades. Porque tu interior está ardiendo, el deseo que acumulas pica en tus dedos y estremece tus sentidos. El tumulto de sensaciones es deliciosamente insoportable cuando se trata del chico de cabellos azules.

Soñar despierto con el Shiba te hace tan mal.

Te preguntas ingenuamente si lo sabe.

Takashi ¿No te das cuenta?

El es consiente lo que provoca en ti, lo sabe perfectamente y lo disfruta. Por eso te dedica una mirada, sucede una milésima de segundo cuando regresa de su viaje por el escenario. Cuando tu mirada lavanda choca con el par de orbes zafiros y tu mente delira. Le sonríes orgulloso y cuando desaparece de tu vista, suspiras profundamente y la sonrisa ahora es coqueta.

Eres insaciable por el, por eso cuentas cada minuto después para poder largarte y llevarte a Hakkai. Lo necesitas, soñar despierto se vuelto insoportable y la fantasía te quema.

Al encontrar el momento ideal, lo arrastras contigo. Y en la soledad de la habitación, le cuentas tu sueño. Entre besos y agitación sonríes por al final rompes la línea entre la fantasía y la realidad.

Convierte tu sueño en realidad Takashi.

Soñar Despierto [Mitsukkai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora