III.

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Risas, y más risas combinadas como una dulce melodía junto a la música. La gente dentro del bar se divertía, cantando, bebiendo, algunos intentando ligarse a aquella mesera rubia.

De las casi 50 personas dentro de aquel pequeño edificio, 20 se hallaban cerca de la barra. Y cada uno de ellos presentaba signos de haberse peleado. Moretones, vendas, raspones.

- ¡Ese niño si que fue duro!- se quejo el más alto de ellos. Debería de medir casi 2,30 de altura.

Konohamaru se había agarrado a puñetazos limpios con aquellos 20 hombres. Todos salieron heridos, pero un niño contra tantos adultos armados, era obvio el resultado.

- Bastardo- exclamo uno de ellos escupiendo uno de sus dientes. Aquel niño se lo había aflojado de una patada-. ¡No me quede satisfecho, jefe!- mencionó observando al hombre detrás de la barra, el dueño del bar-. ¡Iré a golpearlo más!-

Solo risas de aprobación recibió como respuesta.

El hombre se levanto del asiento comenzando a caminar hacia la salida.

¡Pump!

La puerta se abrió dejando entrar a tres sombras.

- ¡Ya verá ese mocoso, voy a hacerlo más pu-

Una mano lo agarró del rostro empezando a levantarlo del suelo.

- Así que tú eres uno...- expresó Sasuke aplicando más fuerza en el agarre.

Las yemas de los dedos empezaban a hundirse aún más en la piel del hombre que solo pataleaba en un intento de zafarse de la tortura.

¡Fush!

El hombre se estrello contra la mesa más cercana partiendola en pedazos.

Todo quedo en silencio, con solo los gemidos de dolor del sujeto en el suelo pudiendo escucharse.

- Sasuke-san parece que no hay que buscar culpables- mencionó sonriendo Kisame mostrando unos dientes afilados-. Parece que el pequeño aprendiz les dio una paliza- expresó señalando con su enorme espada hacia el grupo herido en la barra.

- Muchos contra un solo niño, ¿y aún así fueron heridos?- preguntó Machi con aquel tono de voz aburrido que la caracterizaba-. Patéticos-

El grupo tocado por aquellas palabras se levanto de sus asientos. El más grande de ellos empezó a caminar lentamente hacía el trío.

- Si quieren salir vivos de aquí, es mejor que se vayan- advirtió el hombre a solo un metro de distancia de los piratas.

Kisame sonrió y con un solo brazo movió su katana poniendo gran parte de ella sobre uno de los hombros del sujeto.

- ¿Esto es una espada? Esta porquería ni siquiera corta- río el hombre tocando con ambas manos las vendas del arma.

- Es que no corta...- mencionó Kisame.

Con aquellas palabras, Machi llevo sus manos hacía la bolsa atada detrás suyo, Sasuke afirmó los dedos de su mano derecha alrededor del mango de su katana, preparándose para lo que se vendría.

- Mi espada no corta...- sonrió Kisame de oreja a oreja-. ¡Desgarra!-

El hombre gritó de dolor cuando escamas azules salieron de las vendas perforando su piel.

Kisame dio un tirón hacía atrás dejando que su arma arrancara la piel de las manos del sujeto, y gran parte de su hombro derecho.

El hombre cayo arrodillado en el suelo comenzando a gritar de dolor. Sin embargo, tan solo dos segundos después se detuvo.

Voluntad Heredada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora