El significado de protegerte con mi vida

Capítulo 17: Larga espera

Jiang Yanli sabía que debía descansar para estar lo suficientemente fuerte como para salir inmediatamente de la cama y estar preparada para partir en cuanto sus hermanos regresaran. Sin embargo, no podía hacerlo, y sólo caía en un sueño irregular, despertándose rápidamente cada vez. Pasaba la mayor parte del tiempo despierta mirando la puerta. Cada pequeño ruido hacía que su corazón se acelerara, esperando que Wei Wuxian hubiera encontrado a Jiang Cheng y que ambos volvieran a por ella.

Desgraciadamente, se decepcionó cada vez, aún no había rastro de sus hermanos a pesar de que ya era el mediodía del segundo día. Estaba casi dispuesta a rendirse e irse a dormir, seguramente la despertarían una vez que estuvieran de vuelta. Sin embargo, la esperanza era una cosa tan traicionera, difícil de extinguir por completo.

Así que cuando oyó el crujido de las escaleras, se levantó inmediatamente y miró de nuevo hacia la puerta. A diferencia de antes, los pasos se acercaban ahora y se detenían justo delante de la habitación. El visitante parecía haber estado dudando hasta que la puerta finalmente se abrió y vio entrar a un Jiang Cheng de aspecto cansado y desaliñado. Cerró la puerta tras de sí.

Estaba solo y Jiang Yanli tuvo que preguntarse a dónde se había ido Wei Wuxian ahora. Sin embargo, no temía tanto por él, ya que probablemente estaría comprando más provisiones para sus viajes.

"¡A-Cheng!", gritó felizmente y Jiang Cheng se acercó a la cama con pasos pesados, cayendo de rodillas junto a ella. Jiang Yanli se estaba poniendo nerviosa, no esperaba este tipo de comportamiento. Por otra parte, su hermano menor probablemente estaba todavía conmocionado y necesitaba apoyo.

Le sonrió y tomó una de sus manos entre las suyas, trazando pequeños círculos en su palma. Podía sentir la tensión de sus músculos y quería saber a qué se debía.

"A-Cheng, ¿qué ha pasado?", le preguntó suavemente, con un mínimo matiz de preocupación en su voz.

"Hermana", dijo Jiang Cheng entrecortadamente, "lo siento".

Jiang Yanli sonrió un poco más, pensando que su hermano se estaba disculpando por su arrebato de ira dentro del barco antes, y luego por su huida: "Niño tonto, no tienes que disculparte".

Jiang Cheng sacudió la cabeza fuertemente y la miró a los ojos por primera vez desde que entró en la habitación. Jiang Yanli se sintió inmediatamente sorprendida. Había tanto dolor en los ojos de su hermano menor que sólo quería abrazarlo y no soltarlo nunca. De hecho, se inclinó hacia delante para hacerlo, olvidando por completo su fiebre cuando su hermano la necesitaba, pero su hermano no había terminado de hablar.

"Hermana, fui un tonto. Culpé a Wei Wuxian aunque no era su culpa, al menos no del todo, y ahora se ha ido".

Jiang Yanli se alarmó de inmediato. No era nada nuevo que su hermano se arrepintiera de sus palabras, a menudo imprudentes, sobre todo cuando las decía con rabia a Wei Wuxian. Fue lo que dijo después lo que hizo resurgir su miedo.

"¿Se ha ido? ¿Qué pasó, A-Cheng?", le preguntó rápidamente.

"Yo..." Jiang Cheng ahogó un sollozo: "Cuando volvíamos al pueblo, estaba distraído y no me di cuenta de que había una patrulla de soldados Wen. Pero Wei Wuxian sí. Me empujó a un callejón abandonado antes de que se dieran cuenta de mi presencia y luego huyó. Lo busqué durante casi dos horas pero no pude encontrarlo en ningún sitio. Esos perros Wen también desaparecieron. Hermana, me temo que lo capturaron..."

El pecho de Jiang Yanli estaba ahora tan apretado que apenas podía respirar. Podía imaginarse a Wei Wuxian haciendo eso, sabía que cuando tenía que elegir entre su propia felicidad y las necesidades de otra persona, siempre elegía lo segundo. Ella lo amaba por eso, pero al mismo tiempo, siempre la había asustado un poco y había temido que un día terminara en su propia perdición.

¿Había llegado ese día?

¡No, seguramente no! Wei Wuxian era fuerte, podía encargarse de un puñado de soldados, incluso sin su espada. Estaría bien; debe haberlos atraído lejos de la ciudad. Probablemente en el profundo bosque de los alrededores donde podría emboscarlos. Probablemente se estaba divirtiendo, jugando con ellos ahora mismo. En cualquier momento, volvería a la habitación, con su habitual sonrisa en los labios, como si no haya pasado nada y ellos, como siempre, le perdonarían por haberles hecho preocuparse. Sí, debía ser eso, no estaba dispuesta a admitir ninguna otra posibilidad.

Acarició ligeramente la cabeza de Jiang Cheng y trató de tranquilizarlo: "A-Xian estará bien. Es fuerte. Estoy segura de que volverá a por nosotros dentro de un tiempo y podremos ir todos juntos a Meishan".

En todo caso, eso hizo que su hermano sólo sollozara más fuerte, agarrando su mano que ahora era casi dolorosa: "Hermana, yo... le dije cosas muy malas. Incluso lo golpee..."

Bueno, esto tampoco era nada fuera de lo común. "A-Cheng, todo irá bien. Te ayudaré a disculparte en cuanto vuelva, ¿de acuerdo?"

"Pero, hermana", Jiang Cheng trató de ir en contra de ella y pudo ver que esto le molestaba más que cualquier pelea anterior con su hermano que hubiera tenido. "Lo que dije... no debería haber hecho eso. Lo sabía incluso en ese momento, pero estaba demasiado enfadado... Lo culpé de haber arruinado nuestra familia. Sé que debió haberle dolido..."

"Oh, A-Cheng..." Jiang Yanli suspiró y se abrazó a su hermano de inmediato. Ella pudo ver que él lamentaba mucho sus palabras. También sabía que a Wei Wuxian le habría dolido mucho tal acusación, ya había visto bastantes veces el mismo escenario, sólo que con su madre en el lugar de su hermano, y siempre dejaba al entonces pequeño abatido durante días.

"Estará bien; A-Xian te perdonará". Ella lo sabía de sobra, Wei Wuxian siempre lo hacía. "Esperemos a que vuelva y entonces podremos encargarnos de todo, ¿eh?"

Intentó sonar alegre, pero no pudo evitar que un sentimiento de temor comenzara en sus entrañas y se extendiera lentamente. Aunque quería creer firmemente que Wei Wuxian estaría bien y vendría a buscarlos pronto, también había otra posibilidad para su ausencia y la de los soldados. Una, en la que Jiang Yanli no quería pensar al principio, pero que tenía que considerar más y más seriamente a medida que pasaban las horas.

Por la noche, Jiang Cheng le trajo unas tortitas que encontró en la pequeña bolsa que Wei Wuxian había dejado sobre la mesa. Ella sólo consiguió dar unos pocos bocados, su hermano parecía hacer lo mismo. Luego le hizo tomar una medicina contra la fiebre y se quedó dormida.

Era ya muy tarde y todavía no había rastro de Wei Wuxian por ninguna parte. Mientras sus ojos se cerraban contra su voluntad, su esperanza desaparecía lentamente de su corazón.